Las producciones Luciérnagas, Bayoneta y Ya me voy llevan el difícil fenómeno de las migraciones a la FIC de Morelia.
Por Berenice Bautista
Morelia, 26 octubre (AP).- El fenómeno de las migraciones ha sido abordado en un documental y dos ficciones en el Festival Internacional de Cine de Morelia, en el que destacados cineastas mexicanos como Alfonso Cuarón se han manifestado contra la discriminación a la caravana de migrantes centroamericanos que cruza México rumbo a Estados Unidos.
Las cintas de ficción Luciérnagas de Bani Khoshnoudi y Bayoneta de Kyzza Terrazas retratan a hombres en países muy remotos a su lugar de origen, un homosexual iraní en México y un boxeador mexicano en Finlandia, respectivamente, mientras el documental Ya me voy de Lindsey Cordero y Armando Croda presenta a un mexicano que vive de manera ilegal en Nueva York.
Cordero es mexicana de madre estadounidense y padre mexicano. Sus padres se conocieron en México y se mudaron a Estados Unidos donde nacieron sus hermanos mayores. Su padre fue indocumentado y regresó con su esposa e hijos a México, donde nacieron la cineasta y su hermana menor.
Croda es veracruzano, de abuelos italianos. Ambos son pareja y han vivido en Nueva York por ocho años. Ahí fue donde conocieron a Felipe Hernández, un hombre que recorría las calles de Brooklyn con un carrito de supermercado recolectando botellas para reciclarlas ataviado con un sombrero de charro, como los que usan los mariachis.
“Era mi identificación”, dijo Hernández en una entrevista reciente con The Associated Press en Morelia.
Hernández es originario del estado de Guerrero, uno de los más pobres del país, y estudió sólo hasta segundo año de primaria. Se mudó de su pueblo agrícola al municipio de Chalco, una zona conurbana de la capital, pero como su casa era precaria decidió emigrar a Estados Unidos.
Cruzó la frontera en 1999 en un vuelo desde Ciudad de México a Hermosillo, en el estado fronterizo de Sonora, de ahí tomó un taxi a la ciudad limítrofe de Naco y pasó caminando la frontera. Una vez en Estados Unidos llegó a Los Ángeles, donde estuvo un día, y finalmente tomó un vuelo a Nueva York.
“Ahora es demasiado difícil porque te piden mucho dinero, ya no es como cuando yo me fui que eran mil 500 dólares, ahora son un promedio de 7 mil a 8 mil dólares”, dijo sobre los traficantes de personas a los que se conoce como coyotes o polleros. “Los que mandan son la mafia, no te dejan pasar tan fácilmente, tienes que pagarle a ellos y luego pagarle al pollero”.
Cordero y Croda dijeron conocer testimonios de inmigrantes que tienen entrenados a sus hijos para no abrir la puerta por temor al ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos), que al ser una institución federal puede operar sin notificar a las autoridades locales.
“Hay mucha deportación silenciosa”, dijo Croda. “Lo estamos viendo poco, pero la cosa está que arde”.
Al emigrar Hernández dejó en México a su hijo menor, César, de 8 meses. César no volvió a ver una imagen de su padre hasta que tenía 10 años y se reencontraron gracias al documental que impulsó a Hernández a regresar a México, algo que había aplazado por años. Ahora César tiene 19 años y su padre 61. El joven se dijo afortunado en comparación con los niños inmigrantes que han sido separados de sus padres.
“Yo al menos tenía a mis hermanos, a mi mamá, a mi familia, pero estos niños están solos y he visto que hay una dificultad enorme para poder encontrarles a su familia”, dijo César.
Al joven la noticia de la caravana migrante lo estremeció por el mensaje poderoso que ha enviado al mundo.
“Me duele que tengan que emigrar por la mala situación que hay en su país, pero a la vez me emociona ver que cuando se unen pueden lograr muchas cosas, pueden atravesar países ellos solamente con su voluntad”, señaló.
Cordero y Croda filmaron su documental a lo largo de dos años y en total pasaron cuatro años de proceso hasta su estreno este año en el festival canadiense Hot Docs. El filme es la tesis de maestría de Cordero. En octubre ganó el premio del jurado en la sección Hecho en México del festival Docs Mx y será estrenado el 11 de noviembre en Nueva York en el festival Doc NYC.
Ya me voy lleva al espectador a lo más íntimo de la vida de Hernández en Estados Unidos, su paso por las calles y la relación con su novia. El hombre autorizó que los cineastas filmaran todo para dar a conocer qué hace un inmigrante como él al otro lado de la frontera.
Hernández contó que mandaba un 80 por ciento de su dinero a su familia. “Es un dineral, si somos unos 10 millones de inmigrantes mexicanos, ¿cuánto dinero no mandan para acá y esas divisas engrandecen al país?”, dijo. “¿Por qué no ser como Europa, que pasas de España a Francia. que están abiertas las fronteras?”, se lamentó Hernández.
El filme también muestra escenas poéticas como a Hernández cantando música ranchera o en una exposición de Gabriel Figueroa en un museo, un sitio que conoció por primera vez gracias a los documentalistas.
Además de los retrataos de Ya me voy, Luciérnagas y Bayoneta, los mismos cineastas han dado su apoyo a la caravana migrante que avanza de Centroamérica a Estados Unidos.
Gael García Bernal dijo que en alguna ocasión él mismo cruzó el río Suchiate, fronterizo con Guatemala, sin documentos. El director Cuarón expresó su repudio a las expresiones de racismo contra los migrantes y el directo de Bayoneta también hizo lo propio.
“Por un lado le exigimos a (el presiente estadounidense Donald) Trump que deje de proponer un muro, pero bajita la mano tenemos un muro nosotros en la frontera sur y nos comportamos, como Estado, de una manera racista y poco solidaria con los vecinos del sur”, dijo Terrazas el jueves tras la presentación de su filme, que se estrenará el 9 de noviembre en cines mexicanos.