La japonesa Keiko Aoki, de 51 años, y su pareja Tatsuhiro Boku, de 49, abandonaron hoy sobre las 14.00 hora local (05.00 GMT) las prisiones de Wakayama (oeste) y Oita (suroeste) en las que cumplían condena, respectivamente, desde 1995, informó la cadena pública NHK.

La excarcelación llega después de que el Alto Tribunal de Justicia de Osaka (centro) ordenara su liberación tras rechazar el pasado viernes la objeción interpuesta por la fiscalía a la decisión tomada por un tribunal de distrito en 2012, que ordenó la celebración de un nuevo juicio.

De llevarse a cabo, será la décima vez desde 1975 que se repite el proceso de un condenado a muerte o a cadena perpetua en el país asiático, según indicó la Corte Suprema nipona a la agencia Kyodo.

El máximo tribunal ya rechazó la apelación de la pareja en 2006, avalando una sentencia de primera instancia que estableció que Aoki y Boku prendieron fuego a su casa en julio de 1995 para intentar matar a la hija de Aoki, Megumi, de 11 años, para cobrar el dinero del seguro de vida de la niña.

En 2009 la pareja apeló para que se realizara un nuevo juicio.

Los abogados de la defensa llevaron a cabo un experimento para simular el fuego y aseguraron que el incendio fue causado accidentalmente por un calentador de agua de una bañera y una fuga de gasolina de un coche del garaje de la casa.

Tras recurrir la apelación, la fiscalía llevó a cabo su propio experimento y no logró refutar el alegato de la defensa.

La decisión adoptada por el Alto Tribunal de Osaka concluyó que el fuego pudo ser accidental y que la confesión de los acusados -que aunque se declararon no culpables durante el juicio, llegaron a admitir los cargos durante los interrogatorios con la policía y la fiscalía- ha perdido credibilidad.

La Fiscalía se ha opuesto a la decisión del tribunal y considera presentar una apelación especial en la Corte Suprema.