Según algunos expertos,reducir o congelar tácticamente la producción de petróleo, permitiría que el precio del barril ascendiera en 2017 hasta alcanzar la horquilla 50-60 dólares unidad, con la que Argelia y otros productores se sentirían si no satisfechos, al menos aliviados.
Por Javier Martín
Argel, 26 septiembre (EFE).- El pulso en pos de la influencia política regional que dirimen Irán y Arabia Saudí se ha colado como un virus en la Organización del Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que el miércoles se reúne angustiada por los precios y enfrentada por las cuotas particulares.
Preguntado por la cuestión, Nuredin Boutarfa, ministro de Energía de Argelia, uno de los países más afectados por el llamado «petróleo barato», aseguró la semana pasada que el problema se centra en el millón de barriles diarios «de más» que en su opinión se vierten ahora al mercado.
Y que la solución reside en reducir o congelar tácticamente, durante al menos un año, la producción tanto del cartel -actualmente 33.4 millones de barriles al día- como de los grandes productores externos, caso de Rusia.
«La cuestión es a qué nivel debemos congelar o reducir la cuota. Y hallar un buen compromiso que no desestabilice el mercado. Debemos reducir al menos un millón de barriles diarios para reequilibrar el mercado. ¿Cómo hacerlo? En eso estamos trabajando», afirmó.
Según algunos expertos, esta medida permitiría que el precio del barril ascendiera en 2017 hasta alcanzar la horquilla 50-60 dólares unidad, con la que Argelia y otros productores se sentirían si no satisfechos, al menos aliviados.
En esta línea, entidades de referencia como la «US Energy Information Administration» vaticinan que el barril de Brent oscilará en torno a 52 dólares el próximo año.
Otros opinan, sin embargo, que el efecto no sería ni definitivo ni inmediato, ya que, aunque la OPEP como organización parece estar de acuerdo en la necesidad de elevar el precio, cada país tiene una visión distinta del manejo de las cuotas.
Fuentes diplomáticas consultadas por Efe auguran que Arabia Saudí -principal exportador- podría avenirse a congelar su producción actual -10.69 millones de barriles- y dejarla en las cifras de principios de año -10.02 millones-, lo que en la práctica supondría una reducción de unos 700 mil barriles diarios.
Una congelación a la que Rusia, país que produjo el pasado año 12.4 por ciento del crudo mundial frente al 40 por ciento de la OPEP, se sumaría también, apuntó días atrás el propio presidente, Vladímir Putin.
El problema es que, desde el fin de las sanciones económicas que sufría Irán, Riad ha perdido parte del poder con el que antiguamente influía en el resto de los miembros y en el mercado del crudo en general.
Según diversos medios, la petromonarquía árabe ha puesto como condicionante para asumir una reducción que mina su estrategia económica actual que el resto de los miembros, incluido Irán, hagan un sacrificio igual.
Teherán sostiene, sin embargo, que le asiste el derecho a recuperar la cantidad que exportaba antes de las sanciones -4 millones de barriles- y que no aceptará recorte o congelación alguna hasta que alcance esa cifra.
«Irán está dispuesto a cooperar con la OPEP para recuperar el mercado, pero espera que otros respeten su derecho a recuperar la cuota perdida», aseguró el pasado agosto el ministro iraní de Petróleo, Bijan Namdar Zanganeh, quien representará a su país el miércoles.
Según datos de Bloomberg, la nación de los ayatolá produce en la actualidad 3.8 millones de barriles diarios.
«Tan pronto como lleguemos a los niveles previos a la revolución (de 1979), estaremos listos para discutir cuotas», insistió hace dos semanas en Singapur el director general de la Compañía Nacional de Petróleo iraní, Mohsen Ghamsari.
«No estamos muy lejos de alcanzar cuatro millones. Espero que para final de año o principios del próximo podamos lograrlo», palabras a las que se agarran los más optimistas para asegurar que el acuerdo el miércoles es posible.
Fuera de los circuitos principales, expertos como el analista y consultor David Yager afirman que los precios subirán de forma natural, sin necesidad de medidas como las que discute la OPEP, más rápido y más pronto de lo que se espera.
Yager argumenta que no es una cuestión de cuotas ya que países del cartel afectados por la violencia y la inestabilidad -como Venezuela o Iraq- pueden intentar recuperar igualmente sus antiguos niveles de exportación, como ya intentan otros en la misma situación, caso de Libia y Nigeria.
Argumenta que más bien está en manos de los especuladores, que miran hacia los nuevos descubrimientos -que han descendido- y al número de barriles almacenados.
«Los comerciantes de materias primas sólo se preocupan de que pasará con los precios en los próximos 10 minutos o 10 meses, no los próximos 10 años. Esto crea volatilidad», explica.
«El petróleo solo subirá cuando los operadores de futuros crean que ganarán más a largo que a corto. Esto no ha sucedido aún, pero existen fundamentos para garantizar que ocurrirá», concluye.