Naciones Unidas, 26 Sep (Notimex).- La paz mundial y el desarrollo sostenible no se pueden lograr sin acabar con el hambre, aseguró el director general de la FAO, José Graziano da Silva, ante participantes en una reunión de alto nivel de la ONU en Nueva York.
“Es posible que la seguridad alimentaria no sea siempre nuestra primera preocupación, pero debería serlo”, afirmó el responsable de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), al destacar los vínculos entre el hambre y los conflictos.
Las declaraciones las hizo durante el evento “Lograr el Hambre Cero: demostrar el impacto”, paralelo a la Asamblea General de la ONU, organizada conjuntamente por los gobiernos de los Países Bajos, Irlanda y México, la FAO, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
“Si bien las cifras del hambre mundial han disminuido, todavía hay 805 millones de personas que sufren subalimentación crónica”, señaló Graziano da Silva citando cifras del informe publicado recientemente por la FAO sobre el estado de la inseguridad alimentaria en el mundo (SOFI 2014).
Indicó que a nivel mundial, la proporción de personas con subalimentación crónica se ha reducido en alrededor de un 40 por ciento desde 1990.
Mientras que 63 países en desarrollo ya han alcanzado el Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM) de reducir a la mitad la proporción de personas que padecen hambre antes de que finalice 2015.
“Con menos de 500 días para lograr los ODM, hay una sensación de urgencia y por lo tanto se requiere intensificar los esfuerzos”, dijo en referencia al plazo que se acerca para lograr la meta del hambre.
Asimismo, instó a los países a ir un “paso más allá” y aceptar el Desafío Hambre Cero del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que busca erradicar el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición en todo el mundo.
Esto “no debería quedarse en un sueño. Es una visión que está a nuestro alcance”, manifestó el jefe de la FAO.
Resaltó que ganar la guerra contra el hambre requiere “voluntad política” como “punto de partida”, y debe seguirse con acciones coordinadas a nivel global, regional y nacional, que promuevan la seguridad alimentaria a través de programas de protección social y otras medidas .
Citó “la victoria de Brasil sobre el hambre” al haber bajado las tasas de subalimentación de más del 10 por ciento a menos del 5.0 por ciento entre 2002 y 2007, y cómo el éxito en ese país ha tenido un impacto positivo que ayuda a explicar los avances logrados en el conjunto de América Latina y el Caribe.
La región fue la primera en adoptar un objetivo de hambre cero en el año 2005 y hasta la fecha es la única que ha alcanzado la meta del hambre de los ODM.
Graziano da Silva elogió los esfuerzos de otros países como Timor Leste, que ha aceptado el Desafío Hambre Cero del secretario general de la ONU con el lanzamiento de iniciativas sobre seguridad alimentaria y nutrición a nivel nacional.
En otra mesa redonda en el marco de la Asamblea General de la ONU en Nueva York, el director general de la FAO dijo que una mejor gestión de los recursos oceánicos del planeta resulta crucial para garantizar la seguridad alimentaria mundial.
El evento, con el título “Nuestro océano: Próximos pasos en la pesca sostenible y las áreas marinas protegidas”, contó también con la participación del secretario de Estado norteamericano, John Kerry.
El 10 por ciento de la población mundial depende de la pesca para su sustento, y cuatro mil 300 millones de personas obtienen de la pesca el 15 por ciento de la proteína animal que consumen, y para muchos países en desarrollo, el pescado es su producto alimentario más comercializado, según explicó Graziano da Silva.
Añadió además que para los pequeños Estados Insulares en desarrollo, la contribución de los recursos del océano a la nutrición, los medios de vida, y el desarrollo tiene gran importancia.
Por su parte, Kerry subrayó: “Necesitamos hacer un trabajo mejor para proteger las poblaciones de peces de nuestros océanos, que desempeñan un papel vital en la seguridad económica de millones de familias, y en la seguridad alimentaria de millones más”.
Según la última edición del informe de la FAO sobre el estado mundial de la pesca y la acuicultura, estos dos sectores se enfrentan a grandes retos, que van desde las prácticas de pesca perjudiciales, la débil gobernanza y la mala gestión, a la lacra de la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR).