Todavía se desconoce si este accidente, que ya constituye el peor desastre ecológico en la historia de Mauricio, se debió a un fallo mecánico o a un error humano, dada la cercanía a la costa con que navegaba esta embarcación de unos 300 metros de eslora.
Nairobi, 26 de agosto (EFE).- Al menos 18 delfines y marsopas han sido hallados este miércoles sin vida o agonizando en las playas de la costa sudeste de Mauricio, la más afectada por el desastre ecológico que causó el derrame de combustible del buque MV Wakashio.
Los vecinos de la región de Grand-Sable vislumbraron los cadáveres de seis delfines a primera hora de la mañana en la playa, pero vieron más cuerpos flotando en el mar. A mediodía, las autoridades aseguraron que suman 13 los mamíferos marinos sin vida.
Sin embargo, los medios locales informaron de que se han recogido 18 cadáveres de delfines y marsopas, que han sido enviados al Instituto Oceanográfico de Mauricio en Albion para determinar las causas de la muerte.
«No hemos visto nunca esto; nadie ha presenciado la muerte de tantos delfines a la vez, así que toda la isla está en shock, nadie habla de otra cosa», explicó a Efe Mokshanand Sunil Dowarkasing, asesor ambiental en Mauricio, quien lo relaciona con la contaminación del agua debido al vertido.
«Se debe, sin duda, a la toxicidad del agua», coincidió el oceanógrafo Vassen Kauppaymuthoo, en declaraciones al diario local Le Mauricien.
Kauppaymuthoo señaló que los hallazgos son «solo el comienzo» de las consecuencias que va a dejar el vertido de petróleo del granelero japonés MV Wakashio, de bandera panameña, que embarrancó el pasado 25 de julio en los arrecifes de Pointe-d’Esny, en el sureste de la isla.
«Los productos tóxicos que han contaminado el mar son un veneno muy poderoso. Es probable que haya varios efectos a largo plazo para toda la biodiversidad marina», alegó el experto marino.
Sin embargo, las autoridades mauricianas alegan que «no hay traza hidrocarburos en ellos o en su sistema respiratorio por el momento», según los resultados iniciales.
Greenpeace África corroboró que cuatro delfines murieron y otros cuatro están heridos, aunque la organización aseveró a Efe que están siendo cautos y sospechan que la cifra es mayor e incluso podría incluir a cachalotes y marsopas que ingirieron el hidrocarburo.
«Este es un día profundamente triste y alarmante para el pueblo de Mauricio y para su singular biodiversidad, conocida y apreciada por la comunidad internacional», alegó el director de campañas de clima y energía para Greenpeace África, Happy Khambule.
A pesar de la posición de las autoridades, la mayoría de ecologistas y activistas no les cabe duda de que es por el vertido.
Todavía se desconoce si este accidente, que ya constituye el peor desastre ecológico en la historia de Mauricio, se debió a un fallo mecánico o a un error humano, dada la cercanía a la costa con que navegaba esta embarcación de unos 300 metros de eslora.
En el momento del accidente, el MV Wakashio, que viajaba de China rumbo a Brasil, no transportaba carga, pero se estima que aún llevaba más de 200 toneladas de diésel y 3.800 de fuel para consumo propio.
El barco se partió en dos, lo que aumentó el miedo a que provocara una catástrofe todavía mayor. En un dispositivo que empezó el pasado día 19, dos barcos arrastraron la proa del granelero unos 15 kilómetros mar adentro, para ser completamente hundida este mismo lunes a unos tres mil 180 metros de profundidad en el océano Índico.
La popa del MV Wakashio, por contra, continúa varada en los arrecifes de Pointe-d’Esny.
La semana pasada, la Policía de Mauricio detuvo al ciudadano indio Sunil Kumar Nandeshwar, capitán del barco, y a su segundo, el esrilanqués Tilakara Ratna Suboda, acusados de «poner en peligro una navegación segura» y quienes se personaron ayer ante un tribunal.
Ambos efectuaron una comparecencia de trámite ante el Tribunal de Port-Louis, capital mauriciana, que los mantuvo en prisión preventiva hasta el próximo 1 de septiembre, cuando deberán acudir de nuevo a la corte.
La zona del derrame es una región de arrecifes de coral -que llevaban unos quince años rehabilitándose-, así como un área rica en diversidad marina y terrestre, con importantes reservas naturales a pocos kilómetros.
Este desastre medioambiental representa un duro golpe para la economía de Mauricio, isla de poco más de un millón de habitantes situada en el océano Índico al este de Madagascar y muy dependiente del turismo.