Fabiola Alanís, titular de la Conavim, indicó que la sociedad ha fallado debido a que ha normalizado la violencia hacia la mujer e indicó que en la mayoría de los casos de ataques a adolescentes y niñas el agresor forma parte del entorno más cercano de la víctima. En la violencia a mujeres adultas, dijo, el agresor suele pertenecer también a su contexto contiguo.
Ciudad de México, 26 de abril (SinEmbargo).- El caso de Debanhi Escobar es un reflejo de cómo las autoridades del país proceden ante las desapariciones, abusos y asesinatos de cientos de mujeres, aseguró Fabiola Alanís, titular de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (Conavim).
«Es la expresión del tratamiento que se le da a otros casos, no es un caso aislado lo que sucedió con Debanhi. Es la serie de omisiones, irregularidades, la falta de sensibilidad de las fiscalías […] Sí hubo, desde mi perspectiva y sin estar metida en la investigación, una serie de omisiones, para empezar en la búsqueda que no fue inmediata», dijo la Comisionada Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en entrevista con Álvaro Delgado y Alejandro Páez en el programa Los Periodistas que se transmite por YouTube a través del canal de SinEmbargo Al Aire.
El pasado 22 de abril la Fiscalía estatal dio a conocer que Debanhi Susana murió a causa de una contusión profunda de cráneo. Su caso ha despertado conmoción nacional e internacional por la imagen que se viralizó de ella abandonada en una carretera el 9 de abril en el norteño municipio de Escobedo, Nuevo León, después de dejar una fiesta y tomar un taxi, cuyo conductor presuntamente intentó abusar de ella.
También causó indignación por las presuntas fallas en la investigación de la Fiscalía de Nuevo León, que primero manejó el caso como un accidente y después declaró a los medios que la causa principal de la desaparición de las mujeres es por “rebeldía” y “falta de comunicación de la familia”.
Fabiola Alanís indicó que la sociedad ha fallado debido a que en la mayoría de los ataques a adolescentes y niñas el agresor forma parte del entorno más cercano de la víctima. En cuanto a la violencia contra mujeres adultas, dijo, el agresor suele pertenecer también a su contexto contiguo.
«Como sociedad hemos fallado. En nueve de 10 casos de agresiones a mujeres adolescentes y niñas, el agresor es parte del entorno más cercano de la víctima, el padrastro, el tío, el vecino, la persona de más confianza a la familia, respecto a agresiones que viven menores de 17 años. En el caso de las mujeres adultas, el agresor en 8 de 10 casos forma parte también de su entorno más cercano, la pareja sentimental, la expareja sentimental».
La Comisionada Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres aseguró que en México existe un elementos cultural que ve normal el discriminar y violentar a las mujeres y mencionó que en muchos casos los hogares, espacios donde ellas deberían sentirse seguras, se convierten en semilleros de agresiones.
«Hay un elemento cultural muy fuerte que discrimina a la mujer, que ha normalizado la violencia y entonces estamos frente a un fenómeno de gran complejidad, porque los hogares, lo espacios que deberían ser más seguros para las mujeres, resulta que se convierten en espacios de agresión de todo tipo».
CONTRARRESTAR LA IMPUNIADAD
La titular del Conavim dijo que actualmente existe una mayor visibilización de los abusos de los que son víctimas a diario miles de mujeres en todo el país, lo que ha provocado que alcen la voz para denunciar y atender estas problemáticas.
«Hace rato que no había habido tantas acciones y lo que sucede es que ahora hay una mayor visibilización, un mayor conocimiento de que existe este fenómeno, a diferencia del pasado nosotras no maquillamos las cifras, ni ocultamos las cifras, reconocemos que hay un tema que atender, que nos duele como sociedad, que nos afecta a todas y todos y reconocer las causas que generan estas violencias es un imperativo ético que nos obliga a actuar en consecuencia».
Pese a las movilizaciones y exigencias que han hecho las mujeres en los últimos años, Fabiola Alanís reconoció que aún queda un largo camino por recorrer e indicó que uno de los grandes pendientes que tienen las autoridades es resolver el problema de la impunidad.
«El Presidente Andrés Manuel López Obrador ha invitado a que se desarrolle esa estrategia de cero impunidad, porque puedo violar a una mujer, puedo matar a una mujer y no pasa nada, entonces lo que hay que decir ahora es que sí pasa, que sí empieza a suceder, queremos que sucedan más».
La Comisionada Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres aseguró que existen rezagos importantes en las fiscalías de justicia estatales pues en la mayoría de los casos suelen revictimizar a las denunciantes, juzgan a la víctima y no cumplen con los protocolos de búsqueda.
«Hay que reconocer que hay todavía rezagos importantes en las instituciones que son las encargadas de impartir justicia, me refiero a las fiscalías, porque cuando sucede un feminicidio, uno es que una institución del Gobierno federal sea el responsable de que no haya impunidad, que se procese al agresor, eso recae en las fiscalías de las entidades donde ocurrió el hecho, de tal suerte que los feminicidios y otros delitos en contra de las mujeres son responsabilidad de las fiscalías».
Finalmente, la titular del Conavim dijo que en otro tipo de agresiones aún es muy bajo el índice de mujeres que se atreven a denunciar a sus agresores, pues apenas el 12 por ciento presenta una queja ante las autoridades.
«Hay que decir que seguimos batallando en la confianza de las mujeres, apenas el 12 por ciento de las mujeres que viven alguna agresión se atreven a denunciar y no ha aumentando ese personaje porque todavía falta confianza en las instituciones, porque llegan y las revictimizan, porque las cuestionan».
De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) en México más de 10 mujeres son asesinadas cada día y en 2021 sumaron más de mil feminicidios, crímenes por razón de género.
