Bleecker Street estrena la película del director Michel Franco, Suundown, que llegará a cines el próximo 28 de enero, con una clasificación para mayores de edad debido a su violencia, lenguaje y contenido sexual.
Por Lindsey Bahr
Estados Unidos, 26 de enero (AP).- Un hombre se sienta al borde de una piscina infinita contemplando su existencia en Sundown de Michel Franco. Es una de muchas imágenes cargadas de hastío, aunque los escenarios se vuelven menos lujosos a medida que avanzamos en este extraño viaje con Neil, un hombre que decide abandonar su propia vida de repente y sin explicación.
Tim Roth, en un papel tranquilo e intencionalmente inescrutable, interpreta a Neil, quien está de vacaciones con los miembros de su familia Alice (Charlotte Gainsbourg) y los adolescentes Colin (Samuel Bottomley) y Alexa (Albertine Kotting McMillan), en un elegante y extravagante resort cerca de Acapulco. Los fans de las hermosas familias infelices de vacaciones en The White Lotus podrán encontrar en Sundown un compañero natural a eso, al menos al principio. Los educados trabajadores del hotel entran y salen de su suite palaciega con piscina privada, vista al mar y masajes en el cuarto. Recolectan botellas de cerveza vacías y las reemplazan diligentemente. Por la mañana, saludan a los hastiados bañistas con margaritas en copas heladas de martini. Es un escenario sereno y pacífico: casi puedes sentir la brisa cálida salir por la pantalla
Pero justo cuando están tomando sus bebidas matutinas, Alice recibe una llamada. Su madre está en el hospital y deben irse de inmediato. La madre muere antes de que lleguen al aeropuerto. Alice está destrozada. Neil, mientras tanto, es la viva imagen de la calma. Luego, en el aeropuerto, mientras se apuran para hacer el check in, Neil dice que dejó su pasaporte en el hotel y que tomará el primer vuelo que pueda.
Si realmente olvidó o no el pasaporte rápidamente se vuelve irrelevante. Se pone una gorra y le dice al conductor que lo lleve a un hotel. «¿Hotel?”, pregunta el chofer. Neil simplemente asiente. Conducen a Acapulco, a un lugar llamado Hotel Camelinas, un sitio de fiesta junto a la playa que no es exactamente un motel de cucarachas pero que aún está a mundos de distancia de donde estaban hospedados.
Junto al mar también hay camareros y cervezas ilimitadas, pero vienen en cubos y las sillas son de plástico barato. A Neil no parece importarle. Todavía está metido en su propia mente y atiende la llamada ocasional de Alice, quien está en pánico por el funeral y las decisiones que deben tomarse. Neil lo siente, no encuentra el pasaporte y el consulado está cerrado hasta el lunes, le asegura a medias mientras vuelve a mirar la costa.
Lo extraordinario de Sundown es lo poco que te dice, lo poco que llegas a conocer a los personajes, lo poco que sucede en realidad y, sin embargo, lo cautivadora que es mientras tu mente da vueltas tratando de averiguar qué está haciendo Neil y qué sientes tú también al respecto: ¿confusión, frustración, rabia, celos, admiración o todo lo anterior? No le importa cuando regresa a su habitación y encontrar que le han robado todas sus posesiones. De hecho, le dice a Alice que quiere renunciar a sus acciones en la empresa familiar. Resulta que son herederos de un matadero y un imperio porcino millonario. Ah, empiezas a pensar, esto no es The White Lotus, es la octava temporada de Succession.
Con solo 83 minutos, Sundown retiene información hasta el final. Ni siquiera está del todo claro durante bastante tiempo cuál es realmente la relación de Neil y Alice, y Franco hace un excelente trabajo incrementando la incomodidad y la alienación antes de culminar con un giro realmente impactante. Sin embargo, la película no se recupera del todo después de eso.
En última instancia, Sundown es más una hermana espiritual de Melancholia con matices de Somewhere. Es un retrato de un cuerpo cuya alma se fue hace mucho tiempo.
Sundown, que Bleecker Street estrena en cines el viernes, tiene una clasificación R (que requiere que los menores de 17 años la vean acompañados de un padre o tutor) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por “violencia, lenguaje, algo de desnudez gráfica y contenido sexual”. Duración: 83 minutos. Tres estrellas y media de cuatro.