El deshielo, que fue recibido de forma muy positiva entre la población cubana, no ha supuesto una mejora de la economía. Ante este horizonte de desconfianza y el temor a que, en un breve plazo, las autoridades estadounidenses puedan efectuar un cambio en la política migratoria hacia Cuba, muchos cubanos, jóvenes sobre todo, abandonan la isla. Su ruta incluye México.
Por Emilio J. López
Miami/México, 25 de diciembre (EFE).– La oleada de inmigrantes cubanos hacia Estados Unidos creció casi en un 80 por ciento en 2015, ante el temor a que el deshielo entre Washington y La Habana ponga fin, en cualquier momento, a las ventajas migratorias de los cubanos en cuanto tocan territorio estadounidense.
Desde que el 17 de diciembre de 2014 Barack Obama y Raúl Castro anunciaran al mundo su deseo de restablecer relaciones diplomáticas, no ha parado de aumentar una diáspora caótica, continua y a gran escala de refugiados cubanos rumbo a Estados Unidos.
De hecho, este año fiscal, entre el 1 de octubre de 2014 y el pasado 30 de septiembre, se contabilizaron más de 43.000 cubanos que llegaron a territorio estadounidense, lo que supuso un alza de más del 77 por ciento con respecto al periodo anterior.
Ya sea por mar, con la llegada de nutridos grupos de balseros cubanos a la costa de Florida, a través de la frontera estadounidense con México o en vuelos comerciales, este éxodo de cubanos atiende a razones muy concretas.
El deshielo, que fue recibido de forma muy positiva entre la población cubana, no ha supuesto una mejora de la economía de la isla, en un sistema férreamente centralizado como el cubano.
Ante este horizonte de desconfianza y el temor a que, en un breve plazo, las autoridades estadounidenses puedan efectuar un cambio en la política migratoria hacia Cuba, muchos cubanos, jóvenes sobre todo, abandonan la isla.
La Ley de Ajuste Cubana, promulgada en 1996, acoge a los cubanos que tocan territorio estadounidense mediante la política de «pies secos/pies mojados», mientras que los interceptados en el mar son deportados a la isla.
Si bien este flujo incesante de inmigrantes cubanos no es contemplado todavía como «éxodo masivo» por las autoridades de EE.UU., lo cierto es que guarda semejanza con esa realidad.
Así, un promedio de 200 cubanos llegan cada día a Puerto Obaldía, un pequeño pueblo en el Caribe de Panamá, en su ruta hacia territorio estadounidense.
Especial alarma ha desatado el aumento en meses pasados de los refugiados cubanos que atraviesan la región centroamericana, tema de diálogo entre los países pertenecientes al Sistema de Integración Centroamericana (SICA) desde que Nicaragua impidió a los cubanos atravesar su territorio a mediados de noviembre pasado.
Debido a la barrera nicaragüense, unos 4.600 refugiados esperan en estos momentos en Costa Rica, país que negocia una salida diplomática con Belice para que los viajeros puedan esquivar Nicaragua y continuar hacia Estados Unidos.
La mayoría de los cubanos lleva pasaporte y llegaron vía aérea a Ecuador, único país del continente que no les exigía visa, y desde allí comenzaron su tránsito irregular por tierra y mar a través de Colombia y Panamá, hasta llegar a Costa Rica.
En opinión de Silvia Pedraza, profesora de Sociología de la Universidad de Michigan, la realidad es que «los jóvenes (cubanos), que son la mayoría de los que quieren abandonar la isla, no tienen fe en un futuro mejor» allí.
Razones económicas y políticas se entrelazan a la hora de tomar la decisión de salir de la isla caribeña. «Los inmigrantes sufren problemas económicos» derivados del sistema político imperante, «están descontentos con el Gobierno y no tienen fe en su causa», apostilló Pedraza.
Además, agregó, dado que la «candidatura de los republicanos Donald Trump, Marco Rubio o Ted Cruz ha puesto de relieve» su intención de terminar con la Ley de Ajuste Cubano, estos «temen no ser capaces de llegar a Estados Unidos y reunirse con sus familias», lo que incentiva la salida de la isla.
Estados Unidos ha afrontado ya varios éxodos de inmigrantes, de los cuales el más significativo fue el registrado en 1980 durante la «crisis del Mariel», que supuso la llegada a Florida de más de 125.000 cubanos en unas 2.000 embarcaciones.
UNA VIDA TRISTE
La llegada de inmigrantes cubanos a Estados Unidos está marcada por la soledad, la incertidumbre y muchas veces por el desamparo de encontrarse en un país ajeno.
José Lázaro, inmigrante cubano de 27 años y que lleva 5 meses en Estados Unidos, explicó a Efe que las causas de su partida «fueron las mismas» que las de todos los que vienen aquí: «por una mejora».
«El sistema no es el que más nos conviene a todos, no tenemos un gran futuro allí», matizó.
La mayoría de los cubanos llegan solos y sin familia, como es el caso de Lázaro, que dejó a toda su familia cuando partió desde Cuba, atravesando Centroamérica hasta alcanzar México, donde cruzó la frontera con Texas y se dirigió a Miami en Florida.
A lo largo de su historia, Estados Unidos ha afrontado ya varios éxodos de inmigrantes como el de 1980, durante la «crisis del Mariel», que supuso la llegada a Florida de más de 125.000 cubanos en unas 2.000 embarcaciones, o el éxodo de 1994.
Debido a esos movimientos migratorios, en ciudades como Miami surgieron organizaciones como Éxodo 94 que no quieren que estas situaciones queden en el olvido, «no tanto por las personas que llegaron, sino por los que no lo hicieron», según declaró a Efe una de sus fundadoras, Alicia García.
En la llegada de los inmigrantes cubanos a Estados Unidos las familias cuentan con un papel muy importante, ya que los acogen y ayudan.
Pero los que llegan sin vínculos parentales, «se encuentran en la calle, con unas esperas de hasta 3 meses para ser procesados, sin tener un lugar donde estar, y ahí es donde entramos nosotros», declaró la cofundadora de la organización.
Además, si las familias normalmente sirven de apoyo, cuando se acercan las fechas navideñas el sentimiento de estar solos y sin apoyo se incrementa. Es por ello que en Éxodo 94 están trabajando para que esas personas que se encuentran solas «pasen una navidad como en familia», y se sientan bienvenidos y acogidos.
«Es una fecha bastante dura, pero aquí hemos hecho una familia», declaró Lázaro.
Gran parte de los inmigrantes cubanos que buscan refugio en tierra estadounidense lo encuentran gracias a fundaciones como la de García, que les facilita los trámites y los ayuda a ubicarse en su nuevo mundo.
García añadió que «ninguno de los que han pasado por nuestras manos se ha quedado en la calle», puesto que se les ofrece un hogar transitorio hasta encontrar un lugar a donde enviarlos.
El cubano Lázaro explicó a Efe que la fundación «fue la única luz que realmente vi en el camino, porque aquí no tengo familia. Y gracias a ellos he podido encaminarme».
Los exiliados cubanos llegan la mayor parte de la veces en situaciones de extremas, sin un lugar donde quedarse, sin dinero y sin comida.
«En Miami estuve de aquí para allí hasta que logré chocar con esta agencia (Éxodo 94). (…) Yo me quedaba en la calle, muchas veces me quedaba durmiendo en el carro de un amigo, bastante trabajoso, no se lo deseo a nadie», afirmó Lázaro.
Toda esta situación tiene su origen en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, naciones que llevan declaradas enemigas durante más de 50 años.
Este cambio fue recibido de manera positiva por la sociedad cubana, aunque en la práctica no ha supuesto una mejora tangible en la economía de la isla debido a su sistema férreamente centralizado.
Ante este horizonte de incertidumbre y con temor a que las autoridades estadounidenses puedan efectuar un cambio en la política migratoria hacia Cuba, muchos cubanos, sobre todo jóvenes, decidieron abandonar el país.