Hoy recibe el premio el gran escritor francés. Hablamos del Premio FIL de Literatura –antes llamado Juan Rulfo- para el escritor, periodista, guionista, crítico y cineasta, “autor de una obra versátil, amplia y transversal que ha obtenido un vasto y entusiasta reconocimiento internacional”, destacó el jurado.
Ciudad de México, 25 de noviembre (SinEmbargo).- Por ser un autor que atraviesa “distintos territorios creativos, con una aparente naturalidad que le ha llevado a erigirse en uno de los autores más leídos e influyentes entre las nuevas generaciones”, un jurado internacional integrado por Mercedes Monmany, Jerónimo Pizarro, Valerie Miles, Efraín Kristal, Héctor Abad Faciolince, Carmen Muşat y Gustavo Guerrero, designó al escritor francés Emmanuel Carrère ganador del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2017, que recibirá hoy al inaugurarse la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
“Heredero de Montaigne y de Rousseau, lo autobiográfico adquiere en su escritura una dimensión crítica que le permite pintarse sin concesiones y explorar arriesgadamente zonas de sombra de la condición contemporánea”, abundó el jurado.
Cuando descubrió la “tercera vía”, esa mezcla de documental con ficción, el autor conoció el éxito y a partir de ahí, con la literatura por delante, ningún tema se le hizo esquivo.
Dice Inmaculada Durán, de Culturamas, que Emmanuel Carrère “es uno de los narradores más relevantes de Francia. Entre la biografía, el reporterismo, la autoficción, ha desarrollado un estilo propio que lo hace uno de los autores más leídos e influyentes de las nuevas generaciones”.
Amante del cine, muchas de sus obras conocen la pantalla grande y en 2005, dirigió la adaptación cinematográfica de su novela La moustache (1986).
“Basta leer cualquiera de los últimos tres libros de Emmanuel Carrère para darse cuenta de que asistimos a la edad de oro de uno de los mejores escritores franceses de las últimas décadas: desde el fascinante retrato de Limónov a los emotivos relatos del drama en De vidas ajenas o la inolvidable relación con la Sophie de Una novela rusa, Carrère ha conseguido llevar la anquilosada novela de no-ficción a un nuevo lugar, inédito y fascinante”, dice Andrés y Teresa Barba.
David Morán, del ABC, dice que el autor cambió de deporte cuando escribió El adversario, la vida del impostor y criminal, que para que su familia no lo “cazase” se cargó a sus hijos, su esposa, sus padres.
La novela, al final, cuando uno ya sabe todo lo que pasa, otorga una sensación de vacío, sin que el lector pueda tomar un camino u otro. Como si Emmanuel hubiera sido sólo el testigo de un crimen que no alcanza a explicar.
“Un menú rico y variado con el que el autor de Vidas ajenas sigue abonando la idea de que toda literatura, independientemente del formato en el que llegue servida, comparte “un principio de incertidumbre ante la complejidad de la vida. En toda literatura hay puntos comunes entre ficción y no ficción. Lo que a mí me gusta es decir que hago narraciones”, relativiza Carrère, para quien las cualidades literarias de los textos no vienen dadas por el formato sino por el contenido. “Estoy convencido de que el periodismo es una forma de literatura, pero no todo el periodismo es necesariamente literatura, igual que tampoco todas las novelas lo son”, dice David Morán.
A lo largo de su carrera, Carrère ha recibido diversos galardones, como el Renaudot, el Femina, el Duménil o el otorgado por el diario Le Monde. Entre sus numerosas obras destacan Una semana en la nieve (1995), El adversario (2000), Una novela rusa (2007), De vidas ajenas (2009), Limónov (2011), El reino (2015) y El bigote (1986).
Disfrutaremos a un escritor al que el periodismo lo salvó, puesto que como ha dicho la semana pasada al presentar Conviene tener un sitio donde ir, “el periodismo puede ser tan literario como un poema o una novela”.
“Afronto el trabajo de la misma manera; para mí un libro y un reportaje son la misma cosa. Si yo fuera un escritor de ficción, el equivalente a estos artículos serían mis narraciones cortas: diría lo mismo, pero en menos páginas. Lo que es el reportaje, a veces, es la antesala del libro: de una pieza breve a veces ha salido un trabajo largo”, ha contado al periódico El Mundo.
“Hay dos familias principales:están los analistas, los columnistas, los editorialistas, y luego los reporteros, los que estamos del lado de la narración. Ninguna de estas dos familias está por encima de la otra, pero yo no podría estar en la primera, sé que no soy capaz. No soy una persona que pueda expresar opiniones muy firmes, pero me atrae la complejidad de los personajes”, agregó.