La estrella KIC 8462852, vigilada por el telescopio Kepler, ha resultado un enigma para los científicos de la NASA por su peculiar comportamiento.
Ciudad de México, 25 de octubre (SinEmbargo/ The Huffington Post).- Una estrella distante podría albergar una civilización tan desarrollada capaz de construir una especie de huerto solar espacial de dimensiones cósmicas. Obviamente, es casi seguro que no será así. Pero en tanto, y mientras no se confirme una causa natural para el fenómeno observado, no hay por qué descartar la explicación más apetecible. Sobre todo cuando son los propios científicos quienes se han quedado impresionados ante lo nunca visto y quienes no han mostrado pudor al pronunciar una de las palabras más incómodas para un astrónomo: alienígenas.
El comienzo de la historia se remonta a 2009, cuando el telescopio espacial Kepler de la NASA comenzó a rastrear las casi 150 mil estrellas observables en un pedazo de cielo de unos 100 grados cuadrados, más o menos un 0.25 por ciento de todo el firmamento. Kepler es un cazador de planetas: su misión consiste en vigilar las estrellas durante largo tiempo con el fin de detectar si en algún momento su luz disminuye ligeramente, lo que delataría el tránsito de un planeta.
El efecto es similar al de pasar un dedo por delante de una linterna, con la diferencia de que un planeta sólo reduce la luz de la estrella, por mucho, en un 1 por ciento cada vez que circula por delante de ella, visto desde nuestra posición. Para un observador lejano, el paso de la Tierra por delante del Sol bloquearía su luz una vez al año en la centésima parte de un 1 por ciento, algo que la NASA asemeja a «la cantidad de luz bloqueada por un mosquito reptando a través del faro de un coche visto desde varios kilómetros de distancia». Kepler es lo suficientemente sensible para detectar estas minúsculas variaciones de luz.
En 2013, tras cuatro años de observación y más de mil planetas confirmados, una de las estrellas llamó la atención de los científicos y de los voluntarios del proyecto Planet Hunters, que revisan los datos de Kepler allí donde se requiere un ojo humano. Dicha estrella, a mil 500 años luz de nosotros y oficialmente designada KIC 8462852, mostraba una anomalía única entre las casi 150 mil analizadas. En lugar de un levísimo bloqueo repetido regularmente, la luz de la estrella se reducía hasta en un 22 por ciento y sin una periodicidad aparente. Tabetha Boyajian, astrónoma de la Universidad de Yale y responsable del hallazgo, sabía que era imposible atribuir este fenómeno al tránsito de un planeta.
UN FENÓMENO INEXPLICABLE
Hace algo más de un año, Boyajian dio un seminario en el Centro de Exoplanetas y Mundos Habitables de la Universidad Estatal de Pensilvania. Allí mostró sus resultados a Jason Wright, astrofísico especializado en estrellas y exoplanetas. Según cuenta Wright en su blog, las curvas de luz de la estrella le parecieron «locas».
«Uno podría pensar en un montón de maneras para que una estrella se comporte de una forma rara como esta, pero casi todas ellas requieren estrellas jóvenes», apunta Wright. Entre estas explicaciones está la posibilidad de que una estrella recién nacida y aún no consolidada estuviera rodeada por un disco de polvo que ocultara parcialmente su luz. Pero esto, señala Wright, requeriría una fuerte señal de luz infrarroja del polvo caliente, algo que no se observa en KIC 8462852. Además, agrega, «esta estrella se mueve demasiado aprisa para haberse formado recientemente». «Y no hay ninguna región de estrellas en formación en esa parte del cielo», añade.
Sin una explicación convincente, Wright se puso en contacto con Andrew Siemion, del Centro de Investigación SETI (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre) de Berkeley. Siemion se mostró inicialmente escéptico, pero al conocer los datos puso en marcha una propuesta para buscar posibles señales de radio procedentes de KIC 8462852 con el radiotelescopio de Green Bank. Poco después, coincidió que Siemion comparecía en el Congreso de EU en el marco de una sesión sobre la búsqueda de vida alienígena, y por allí andaba Ross Andersen, periodista de ciencia de la revista The Atlantic. Siemion le habló a Andersen de la estrella misteriosa, Andersen publicó un artículo sobre ello y en pocos días la red se inflamó con proclamas del hallazgo de una civilización alienígena que ha construido una infraestructura gigante alrededor de su estrella.
Mientras, Boyajian y su equipo han detallado sus resultados en un estudio enviado a la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society. El trabajo se titula Where’s The Flux?, o ¿Dónde está el flujo?, en relación a la luz desaparecida, pero las iniciales de estas palabras hacen referencia a otra expresión muy utilizada en inglés; de hecho, Wright escribe: «internamente la llamamos la estrella WTF». WTF son las siglas de «What the fuck?», algo así como «¿Qué coño es esto?».
En el estudio, Boyajian y sus colaboradores proponen como explicación más probable que la variación de luz se deba al tránsito de un enjambre de fragmentos de cometas procedente de una perturbación originada por el paso de otra estrella cercana. De hecho, existe una estrella más pequeña en las proximidades. Los investigadores esperan poder contrastar esta hipótesis determinando el movimiento de la segunda estrella y midiendo la posible emisión de gas que acompañaría a una gran profusión de cometas.
¿TECNOLOGÍA ALIENÍGENA?
Sin embargo, en opinión de Wright, esta explicación es «plausible, pero forzada». Incluso aunque una oleada de cometas pudiera reducir en tal grado la luz de la estrella, el hecho de que un fenómeno semejante se haya producido precisamente en el breve instante cósmico en que los humanos estamos aquí para observarlo es, a juicio de los expertos, una coincidencia muy improbable. El astrofísico se decanta más bien por la hipótesis de que se trate de una estrella joven, a pesar de las pruebas en contra. Y aunque deja bien claro que la teoría de Boyajian es «mucho más probable que la de los alienígenas», la conducta aberrante de WTF ha servido a Wright para desarrollar una de las líneas de su trabajo que se refiere precisamente a la posible detección de civilizaciones alienígenas avanzadas.
El concepto básico es algo conocido como esfera de Dyson. En 1960 el físico Freeman Dyson propuso formalmente una idea que la ciencia ficción había explorado desde tres décadas antes: una civilización tecnológica extremadamente avanzada podría construir grandes infraestructuras en el espacio para explotar los recursos energéticos de su propia estrella o incluso de toda su galaxia, como una especie de gigantesca red de paneles solares que cosecharía la luz, bloqueando su paso pero dejando escapar el calor en forma de ondas infrarrojas.
Bajo esta premisa, Wright impulsó el proyecto G-HAT, siglas en inglés de Vislumbrando Calor de Tecnologías Alienígenas. Utilizando los datos del telescopio espacial de infrarrojos WISE de la NASA, Wright y su equipo estudiaron unas 100 mil galaxias en busca de «calor residual», señales que delataran algo parecido a una esfera de Dyson. Los resultados fueron negativos, pero no del todo: en su estudio, publicado el pasado abril, Wright y sus colaboradores no descartaban que 50 galaxias de la muestra total, y sobre todo cinco casos especialmente prometedores, pudieran revelar signos de tecnología alienígena.
En el caso de WTF, y según explica Wright a Huffington Post, el problema de aplicar esta interpretación reside en que «se requiere mucho más material para generar una señal infrarroja detectable que para bloquear la luz de la estrella». La estrella no muestra una señal infrarroja potente, y esta ausencia «nos da un límite de la cantidad de material que está bloqueando la luz alrededor de la estrella, sea lo que sea». Por lo tanto, esta metodología no es útil en el caso de la estrella.
BALIZA CÓSMICA
Salvando esta dificultad, Wright ha trabajado en la posibilidad de detectar este tipo de hipotéticas infraestructuras estelares mediante la luz visible, observando su tránsito frente a las estrellas a través de telescopios como Kepler. El astrofísico compara la situación a la de contemplar en una persiana las sombras de las personas que pasan por la calle junto a la ventana. «Si una persona rodea el bloque en bicicleta, su sombra aparecerá regularmente en tiempo y forma (como un planeta transitando regularmente). Pero si pasa una muchedumbre —en ambas direcciones, rápido y lento, grandes y pequeños— no tendría ninguna regularidad. La luz total que llegaría a través de la persiana variaría, como en la estrella de Tabby [Boyajian]».
Otra cosa sería determinar si esa muchedumbre corresponde a objetos artificiales.Wright revisa una idea desarrollada por el astrónomo francés Luc Arnold, consistente en la posibilidad de que una civilización avanzada, capaz de construir infraestructuras estelares, bloqueara parcialmente su estrella con un diseño de patrón regular para transmitir un mensaje con su luz; por ejemplo, números primos. De este modo, la estrella actuaría como baliza cósmica. Y a este respecto, la observación de WTF no es concluyente. A la pregunta de si podría existir un patrón regular en las variaciones de luz de esta estrella, Wright responde: «Es difícil decirlo. Yo no veo ningún patrón obvio, pero algunos han apuntado que existe una variación débil recurrente de 10-20 días, y que las tres disminuciones más profundas están uniformemente separadas por unos dos años».
Por el momento, Wright y sus colaboradores ya han elaborado un estudio, aún sin publicar, en el que valoran la posibilidad de poner en práctica esta técnica, y en el que a propósito de WTF, escriben:
«Tenemos en KIC 8462 un sistema con todas las trazas de un enjambre de Dyson». «Pensamos que es el objetivo estelar SETI más prometedor descubierto hasta la fecha». Por si acaso, la matriz de radiotelescopios Allen del Instituto SETI ya mira hacia WTF buscando posibles señales de radio.
Mientras, la comunidad de astrónomos se debate entre el interés y el escepticismo, una mezcla cuyo producto a veces es la sorna: el astrofísico de Caltech Mike Brown, codescubridor de planetas enanos transneptunianos como Eris y Sedna, escribía esta semana en Twitter: «Reunión de discusión de grupo: los cometas rotos parecen una explicación plausible para KIC 8462852, pero no hay explicación de por qué los alienígenas estarían rompiendo los cometas».