Sidney no es una ciudad cualquiera. Capital oficiosa de Australia, presume de su calidad de vida, su dinamismo y un entorno privilegiado. A continuación, una guía con los lugares que es casi obligatorio visitar.
Por Viajar Ahora
Ciudad de México, 25 de agosto (SinEmbargo/ElDiario.es).– Dicen que es la bahía más bonita del mundo. Nadie podría imaginar que lo que nació como colonia penitenciaria a finales del siglo XVIII se iba a convertir en una de las ciudades más prósperas, dinámicas y atractivas del mundo; una especie de torre de babel dónde la edad media apenas supera los 35 años y que es considerada como uno de los lugares con mayor calidad de vida del mundo. Aquí el urbanismo de calidad y la planificación se combinan con el entorno formando un conjunto en el que sobresalen las playas, las grandes zonas arboladas y grandes hitos arquitectónicos. Una combinación de factores que la convierten en una de las urbes con mayor reputación del mundo: sólo 200 años después de que llegaran, en un estado muy próximo a la esclavitud, los primeros presos deportados desde Inglaterra.
Los australianos se llaman a sí mismos ozzies, en referencia al mágico país de Oz. Un lugar “más allá del arcoíris” lleno de maravillas. Esta denominación es a la vez irónica y sentimental y alude a los terribles orígenes de la nación. Pero hoy, Australia es uno de los países más desarrollados del mundo y Sidney una ciudad fantástica. No hay baldosas amarillas. Aquí es el azul del mar y el verde de sus jardines y parques nacionales los que marcan el camino de una ciudad fascinante que vive en la calle. ‘Out of house’ (fuera de casa) es el lema ciudadano; un estilo de vida extrovertido, dinámico y hedonista que contrasta con la arraigada cultura del trabajo y de los negocios.
EL CENTRO HISTÓRICO, LA BAHÍA
La pequeña cala de Sidney (Circular Quay) articuló el nacimiento y crecimiento de la ciudad allá por 1788. Fue una fundación fruto de la necesidad. La independencia de los Estados Unidos obligó a los ingleses a buscar otro lugar dónde deportar a sus criminales y la solución llegó desde el otro lado del mundo. Las huellas de ese pasado se encuentran en el barrio de The Rocks, un pequeño laberinto de calles adoquinadas y pequeños edificios de sobrio estilo inglés en la que abunda el ladrillo rojo que nos recordó de inmediato al casco histórico de Boston (acceso parada de Circular Quay). La antigua colonia de condenados a trabajos forzosos es hoy un lugar plagado de tiendas de diseño, talleres de artistas, artesanos y restaurantes a la última. La historia de la ciudad aún resiste en lugares como la Cabaña Cadman, el edificio más antiguo de la ciudad y el único de la primera Sidney que aún sigue en pie, o el Susanna Place Museum, una vieja tienda de 1844 que permite ver cómo eran las viviendas de esta primera época.
Las antiguas habitaciones que albergaban a los presos se construyeron a las afueras de la ciudad aunque hoy se sitúan a las puertas del céntrico Hyde Park (como el de Londres) y a dos pasos de la neogótica Catedral de Santa María se encuentran los Barracones de Hyde Park, otra de las escasas inmersiones en la breve historia de Sidney. Inmersos entre los rascacielos del City Centre la cárcel es, sin duda alguna, el mejor museo para comprender el origen y los primeros años de historia local (se calcula que entre 1786 y 1850 fueron enviados a Australia unas 165 mil personas) y un imprescindible de cualquier visita. Aunque no te gusten los museos (hay unos 200 en toda la ciudad). Otros lugar de interés del City Centre es la Sydney Tower el edificio más alto de la ciudad. En lo más alto hay un espectacular mirador 360 grados que domina toda la ciudad. La entrada es bastante cara, pero merece la pena.
Desde aquí se impone el vagabundeo con la vista puesta en la bahía para terminar la jornada junto al mar buscando la foto paradigmática que une, desde Mrs Macquaires Point, a la Sidney Opera House y al Harbour Bridge ( merece la pena subir). Una de las mejores vistas de la bahía, incluyendo la Ópera y el Puente se obtienen desde Fort Deninson (acceso en ferry desde Circular Quay, Darling Harbour y Manly & Watsons Bay) una pequeña batería de artillería de mediados del XIX situada a medio camino de las dos orillas. Los atardeceres junto al Opera House y el Royal Botanic Gardens son impresionantes (el edificio está abierto hasta las 20.30).
PLAYAS, PLAYAS Y MÁS PLAYAS
Al norte y al sur. La Bahía de Sidney se encuentra con el mar a través de una sucesión de increíbles playas. Bondi Beach, en la desembocadura sur, y Manly Beach, en el norte, son las más frecuentadas por los turistas y también apreciadas por los locales. Algo que recomendamos es tomar el ferry desde los muelles de Circular Quay y recorrer toda la bahía hasta Manley Wharf para visitar Manly, que no es sino la primera de una cadena de enormes playas que se extienden hacia el norte y que culminan en el Faro de Barrenjoey (impresionante Palm Beach, en el extremo norte). Manly inicia el recorrido hacia el sur. Es la zona preferida por los surfistas y también punto de arranque del Coastal Walk, un animado paseo marítimo que conecta Manly con Bronte Beach. Para los surferos más intrépidos quedan lugares como la mítica Curl Curl, Whale Beach o Long Reef. Para los expertos queda Shark Island bastante más al sur (frente a la exclusiva Playa de Cronulla).
MÁS ALLÁ DE LOS CIRCUITOS TURÍSTICOS
Un paseo por Glebe: Este pequeño barrio situado al suroeste del City Centre (acceso líneas 431 y 433 del sistema de buses públicos) es una clase magistral sobre el modo de vida australiano (el famoso out of house que tanto se parece a nuestro propio modelo de ocio) y una buena muestra de porqué estamos en una de las ciudades más amables y con mayor calidad de vida del mundo. Casitas de una o dos plantas rodeadas de jardines e impresionantes espacios verdes, como Victoria Park –integrado en el Campus de la Universidad de Sidney-, forman una auténtica ciudad jardín plagada de cafés, tiendas de diseño, pubs con encanto y mercadillos callejeros; el Glebe Market se celebra los sábados y es de los más concurridos de la ciudad. Bien merece una visita.
Al norte de Harbour Bridge: Conviene cruzar el puente al menos una vez. Una incursión por Milson’s Point y Blues Point además de brindar muy buenas panorámicas sobre el centro y la bahía también nos permite ver dónde viven la mayor parte de los habitantes de Sidney. Los barrios de McMahons y Kirribilli alternan casitas encantadoras, más de una mansión, jardincillos, vistas increíbles sobre la bahía y sorpresas como el Wendy’s Secret Garden (Dirección: Lavender Bay, sn), un precioso jardín que alterna paisajismo y una muy buena colección de arte contemporáneo.
Las compras más exclusivas: En Oxford Street se encuentran algunas de las firmas más famosas de Sidney y también el Mercado de Paddington(Dirección: Oxford Street, 395), dónde puedes encontrar prácticamente de todo. La tienda central de las famosas botas Ugg se encuentra en pleno City Centre (Queen Victoria Building, 33; George Street, 455) a dos pasos de la Sydney Tower. Otro clásico de las compras en pleno centro es Myer, uno de los centros comerciales más famosos de la ciudad.