México

Rubén Moreira y su Procurador querían tajada del “Mono Muñoz”, revelan grabaciones en España

25/08/2016 - 8:29 am

La agencia noticiosa EFE publicó que el presunto narcotraficante Juan Manuel Muñoz Luévano, “El Mono”, afirmó en una conversación telefónica mantenida desde España, que el Gobernador de Coahuila, Rubén Moreira Valdez, se interesó por sus negocios para que le entregara una cantidad de dinero. En la transcripción literal de la conversación, “El Mono” dice que Moreira le había mandado saludos y que “se ofrecía y que estaba preocupado” por sus negocios porque “quería una lana”. Múñoz fue detenido el pasado marzo en España y está a la espera de una petición de extradición de EU, cuyas autoridades le califican de «gran narcotraficante» y colaborador de varios cárteles.

Por Marina Ulecia

Madrid, 25 ago (EFE).- Las transcripciones de las escuchas telefónicas que la Policía española hizo durante años al narcotraficante mexicano «Mono Muñoz» trasladan a un escenario de palizas, amenazas de secuestro, homicidios y corrupción dignos de la más tibia de las películas de narcos.

«Déme una oportunidad», le suplicaba por teléfono a Juan Manuel Muñoz Luévano un hombre que le debía 24 millones de pesos, a lo que el narcotraficante contestaba: «No, no, no. ¿Cuál última oportunidad? ¿Qué vas a hacer, vender su alma?».

El «Mono Muñoz» le decía entonces que le iban «a llevar» y no le iban a devolver hasta que pagara: «Es una lástima porque yo te quería a ti y a tu familia, a todos cabrón, y te dije que iba a ser tu tumba». Con estas palabras acababa una conversación que había comenzado con un «si te tuviera enfrente, te mataba».

Esta llamada, de junio de 2014, es una de las decenas que la policía transcribe en un extenso informe, al que ha tenido acceso Efe, sobre las actividades delictivas del «Mono».

El presunto narcotraficante afirmó en una conversación telefónica mantenida desde España, que el Gobernador de Coahuila, Rubén Moreira Valdez, se interesó por sus negocios para que le entregara una cantidad de dinero.

Según un informe policiaco al que tuvo acceso EFE, “El Mono Muñoz” intentó en algún momento amedrentar a Rubén Moreira “con informaciones reservadas que tiene en su poder”.

En una conversación de junio de 2014, el detenido habla con un interlocutor sin identificar y explica que Moreira se había puesto en contacto con él, e interesado por sus negocios con el objetivo, dice la Policía, “de que le haga entrega de una cantidad de dinero”.

En la transcripción literal de la conversación, “El Mono” dice que Moreira le había mandado saludos y que “se ofrecía y que estaba preocupado” por sus negocios porque “quería una lana”.

En noviembre de 2014 dijo: “El procu, Homero, que quiere hablar y ponerse a la orden”, dice el narcotraficante, de quien EU ha pedido su extradición.

Múñoz fue detenido el pasado marzo en España y está a la espera de una petición de extradición de EU, cuyas autoridades le califican de «gran narcotraficante» y colaborador de varios cárteles.

Muñoz Luévano amenazaba, extorsionaba, ordenaba dar palizas e incluso asesinar desde su casa de un barrio residencial de la periferia de Madrid, donde intentaba pasar desapercibido junto a su familia, a pesar de que al gozar de un alto nivel de vida llamó la atención de los investigadores.

Aunque no todas las conversaciones han podido ser intervenidas (usaba un sistema de cifrado), en las pinchadas Muñoz Luévano habla con sus «empleados» mexicanos del día a día del «negocio».

Así, en una ocasión le informan de que habían hecho desaparecer a un pandillero que les robaba («ahí está y de ahí dentro no sale»), en otra ordena dar una «chinga» a un hombre y en una tercera le reportan que han metido «una calambrada» al tío de un moroso.

«Que caiga también su familia», le dice a uno de los suyos hablando de un deudor que habían ido a buscar sin éxito. A otro que le robaba seis litros diarios de gasoil, el «Bebe» y el «Chido» le dieron unos «tablazos».

A través del móvil, el «Mono» también mandó quemar la tienda de un «viejito» con el que mantenía un litigio: «Si ustedes no pueden, consígame un puto ahí que vaya y me queme esa pinche vinoteca». Días más tarde, recibió las fotos del incendio.

De los políticos del estado de Coahuila, donde se circunscribía su influencia, se valía para todo tipo de favores, incluyendo poner a su nombre fincas (es el caso del Jesús Duran Flores, alcalde de Arteaga) o que le quitaran de en medio a empresas que le podían hacer la competencia en su negocio de gasolineras (para conseguirlo hablaron con un político y con un fiscal).

La acusación más grave que recae sobre él se refiere precisamente a una mujer de la Fiscalía mexicana que «colaboraba» con su grupo pasándoles información pero que había fallado en un asunto: no les había avisado de la orden de detención de su sobrino por secuestro.

«Para que vaya usted y la mata ahí», le dice al sobrino al enterarse de la traición, tras cuestionarle su lealtad: «Si es su amiga, ¿por qué no le han avisado?».

El «trabajo» del «Mono Muñoz» durante su residencia en Madrid no se limitaban a ordenar asesinatos y palizas, colaborar con cárteles como Los Zetas o Sinaloa blanqueando su dinero o introducir droga en España, sino que también se mantenía bien informado de otra de las actividades de la banda: el robo de gasolina.

En una llamada, le cuentan que habían detenido a dos de sus hombres robando 40 mil litros de un oleoducto, ante lo que da instrucciones para presionar a la Policía para que no investigue el asunto: «Que no trascienda y lo menos que salga en la prensa».

Este cazador cazado, también conocido con el apodo de «Ingeniero», se enfrenta ahora en la Audiencia Nacional española a los delitos de blanqueo y narcotráfico, pero cabe la posibilidad de que acabe siendo juzgado en EU, que le busca por delitos parecidos y ha pedido su entrega.

 

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