La convención, que se prolongará hasta el jueves en el pabellón deportivo Wells Fargo de Filadelfia,convirtió a Clinton en la primera mujer que aspira a la Presidencia del país por uno de los dos grandes partidos del país. Clinton aceptará formalmente la candidatura para medirse al republicano Donald Trump en las elecciones de noviembre.
FILADELFIA, 26 de julio (AP) — El techo de cristal se resquebrajaba en la Convención Nacional Demócrata ante el ascenso de Hillary Clinton a la candidatura a la presidencia de Estados Unidos. La votación de las delegaciones estatales el martes la convertirá en la primera mujer que lidera la campaña a la Casa Blanca de un gran partido.
Pero mientras se hacía historia, había también un eco de hostilidad. Al menos en la retórica, los fieles de Bernie Sanders también rompen cosas, protestan de forma sonora el trato que recibió del partido y siguen mirando con frialdad a Clinton pese a las peticiones de Sanders de que los demócratas se unan y derroten a Donald Trump, «un abusón y un demagogo».
Lo que se esperaba fuera una convención cuidadosamente orquestada, gestionada con toda la profesionalidad y experiencia que le faltó al a menudo al congreso de Trump en Ohio, mostró en cambio sus fallos en sus primeros compases, empezando por los coros de «Bernie» durante la inauguración y los abucheos a numerosas menciones a Clinton.
La primera dama, Michelle Obama, ofreció un sentido apoyo a la aspirante que luchó contra su esposo en una feroz lucha por la candidatura en 2008. «Confío en Hillary para liderar a este país», dijo en un discurso que dio el punto de vista de una madre sobre la Casa Blanca y su poder.
También la Senadora de Massachusetts Elizabeth Warren, favorita de los progresistas, y el propio Sanders dieron motivo para vítores el lunes.
Aunque Michelle Obama ha evitado a menudo las declaraciones abiertamente políticas, su frustración con el auge de Trump se hizo evidente. Sin mencionarlo por su nombre, advirtió que la presidencia no puede quedar en manos de alguien «susceptible o que tenga una tendencia a lanzarse a la carga», ni alguien que diga a los votantes el país puede volver a ser grande. «Ahora mismo, éste es el país más grande del mundo».
Sanders subió al escenario en medio de un clamor y gritos de «Te amamos, Bernie». Algunos de sus partidarios lloraron.
Aunque afirmó que «nuestra revolución continúa», el Senador de Vermont imploró a sus descontentos seguidores que apoyen a Clinton. En cuestiones como pobreza, inmigración, protección medioambiental y más, dijo, optar por Clinton cuenta. «Si no creen que estas elecciones son importantes», señaló, «tómense un momento para pensar en los jueces del Supremo que nominaría Donald Trump».
Los demócratas hicieron un esfuerzo pronunciado por demostrar su diversidad, llenando el escenario con oradores negros, hispanos, homosexuales y discapacitados en una obvia respuesta a Trump y los diferentes grupos a los que ha ofendido con sus declaraciones.
La convención abrió en medio del revuelo por unos correos electrónicos filtrados que revelaban el favoritismo del partido por Clinton y contra Sanders durante las primarias, cuando se suponía que debía ser neutral. EN el escándalo, la Presidenta del partido, Debbie Wasserman Schultz, de Florida, se vio rápidamente exiliada primero renunciando a su cargo y después en la sesión de apertura de la convención, cuando fue sonoramente abucheada por seguidores de Sanders en un encuentro con la delegación de su estado.
El delegado de Sanders Gian Carlo Espinosa, de 29 años y de Key West, Florida, dijo que no dejaría de protestar como había pedido Sanders. «¿Para qué otra cosa estamos aquí?», preguntó. «La gente a la que representamos está descontenta con el partido. De algún modo tenemos que transmitir ese mensaje». Esto a pesar de que Sanders dijo a sus partidarios, en un correo electrónico y mensaje de celular, que «Nuestra credibilidad como movimiento se verá perjudicada al abuchear, dar la espalda, boicotear y otras demostraciones similares».
Sin embargo, Clinton estaba bien encarrilada para escribir el siguiente capítulo de una historia congelada en 2008, cuando admitió la victoria de Barack Obama en las primarias con un discurso en el que lamentó que «esta vez no pudimos romper el techo de cristal más alto, más duro», si bien añadió que tenía «unos 18 millones de grietas» un recuento de sus votos en las primarias.
La votación, en la que cada estado anuncia el total de sus delegados de las primarias, confirmará una nominación que Clinton se aseguró hace semanas. Una de las preguntas del día era si Sanders presionaría para hacer un recuento por todos los estados, como quieren sus delegados, o si interrumpirá el proceso para pedir su nominación por aclamación. Eso hizo Clinton con Obama en 2008 para indicar que su rivalidad había terminado de verdad.