El cannabis es la droga ilegal más popular del mundo con unos 192 millones de consumidores y su uso está limitado por la legislación internacional a actividades médicas y científicas.
Viena, 25 de junio (EFE).- La ONU relaciona en su último Informe Mundial sobre Drogas -presentado este jueves en Viena- la legalización del cannabis en Canadá, Uruguay y 11 estados de EU con un aumento de su consumo.
«Si bien el impacto de las leyes que han legalizado el cannabis en algunos lugares aún es difícil de evaluar, resulta destacable que el uso frecuente de cannabis haya aumentado en todas estas jurisdicciones después de la legalización», señala la ONU en un comunicado sobre el informe.
En el propio documento, la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) matiza que si bien se ha detectado esa tendencia, también en otros lugares donde no se ha legalizado el cannabis aumentó el consumo, sin entrar en más detalles.
El reporte señala que en Colorado y Washington, dos de los primeros estados de EU en regular la venta de cannabis, el incremento del consumo de marihuana ha superado la media nacional.
También se señala que «todos los indicadores muestran que el uso de cannabis ha aumentado en Uruguay», de la misma forma que los primeros datos de Canadá apuntan a una subida del consumo entre 2018 y 2019, coincidente con la legalización de esa droga en el país.
La ONU también apunta que la caída de las incautaciones de marihuana en Estados Unidos está relacionada con su legalización en algunos de sus estados.
«Las incautaciones mundiales de hierba de cannabis cayeron a su nivel más bajo en dos décadas en 2018, una reducción impulsada por la disminución en América del Norte, donde las incautaciones han disminuido en un 84 por ciento en los últimos 10 años», indica la ONU.
Ese dato contrasta con el resto del mundo, donde se duplicó la cantidad de hierba de cannabis intervenida por las autoridades, lo que «sugiere» que la legalización ha jugado «un papel clave en el declive».
El cannabis es la droga ilegal más popular del mundo con unos 192 millones de consumidores y su uso está limitado por la legislación internacional a actividades médicas y científicas.
Los países que apuestan por la legalización argumentan que de esa forma se restan fondos y poder a las organizaciones criminales y se combate mejor la delincuencia.