La lucha de la gente que presenta alguna discapacidad física supone un impedimento más allá del motriz, pues muchas veces estas personas se enfrentan a situaciones de marginación o de rechazo social, además de los problemas psicológicos que ello pueda conllevar.
Tal es el caso de Abraham Plaza, un joven que depende de una silla de ruedas y que se ha superado de maneras inimaginables.
Ciudad de México, 25 de junio (SinEmbargo).- El periódico The Guardian hizo el seguimiento de la historia de algunas personas que sufren de discapacidad, que viven en la capital del país, y que a diario deben de enfrentar barreras físicas, mentales y sociales para salir adelante.
Ese es el caso de Abraham Plaza, joven de 24 años de edad quien se propuso la misión de romper con los innumerables obstáculos que una persona en silla de ruedas puede encontrar viviendo en una ciudad como la de México.
Sin embargo su caso es excepcional, ya que según el diario, la independencia de una persona que sufre de alguna discapacidad física en México no es tan común, pues según asegura, a la mayoría de estas personas les dicen que no serán capaces de sostenerse por sí mismas, por lo que terminan dependiendo de sus familias como resultado.
Además, la decadente infraestructura de la Ciudad de México (CdMx) no ayuda, pues es el primer obstáculo para estas personas: desde banquetas sin rampa, o estaciones del Sistema de Transporte Colectivo Metro que no cuentan con accesos o elevadores para sillas de ruedas, hasta el pavimento irregular que presenta tantos cráteres como la misma luna, transitar por la megalópolis es un deporte extremo.
Plaza, quien naciera con espina bífida, es uno de los 72 usuarios de sillas de ruedas que trabajan en el Aeropuerto Internacional capitalino, comprobando boletos y girando instrucciones.
Su trabajo no sólo lo provee de independencia sino que le proporciona acceso a los seguros privados, lo que es crucial para personas como él, en un país en que el seguro popular «universal» es ampliamente visto como insuficiente, menciona el medio.
Para obtener el trabajo tuvo que completar un curso riguroso dirigido por tres organizaciones no lucrativas en México: Grupo Altia, FHADI y Vida Independiente, instituciones dedicadas a ayudar a los usuarios de sillas de ruedas a superar los desafíos físicos y psicológicos que su condición les presenta.
Asimismo, Plaza explica que tuvo la suerte de crecer con personas en silla de ruedas, situación que le permitió tener una suerte de ventaja. Una de esas personas es Saúl Mendoza, medallista de oro paralímpico en las carreras de silla de ruedas.
«Si me caía en mi silla de ruedas, me incendiaban a levantarme por cuenta propia”, recuerda mientras refiere a que sus amigos le decían “porque no siempre vamos a estar aquí para ayudarte”.
Plaza es un alumno modelo, pues a pesar de haberse lesionado y de no haber podido
clasificar para competir en los Juegos Paralímpicos de 2016, se mantiene entrenando en la calle, haciendo su rutina de gimnasia con barras.
De hecho, en donde entrena él, es el único atleta callejero que utiliza silla de ruedas. E inclusive ha llegado a ser tan bueno que, el año pasado, ganó un torneo callejero de entrenamiento.
Plaza dice que su objetivo es romper con los límites de «lo que una persona con discapacidad es; hacer cosas que la gente no puede imaginar», ya que, de acuerdo con él, esa es la mejor manera de cambiar la forma en que la gente ve a alguien en una silla de ruedas.
LA CULTURA DEL «POBRECITO»
Además de Plaza, The Guardian detalla que las personas con discapacidad en México, que dieron su testimonio, describen la existencia de una cultura del «pobrecito» ( «pobre de ti»), el hábito de la gente al compadecerse de los usuarios de sillas de ruedas, tendencia que mina la confianza de las personas con capacidades diferentes y que no los ayuda con su situación.
El diario refiere a que personas como Plaza a menudo son rechazadas o que inclusive son minimizadas por ser consideradas no como personas comunes y corrientes, sino como discapacitadas. Sin embargo, también menciona que existe la otra cara de la ciudad, una que es consciente del problema, en donde incluso existen anuncios que rezan: «La discapacidad no es contagiosa, pero la discriminación sí».
«Las cosas están empezando a cambiar en la Ciudad de México también. Antes, cuando íbamos al centro, no habría ningún usuario en silla de ruedas», contaba Plaza. «Ahora vas y ves personas que las utilizan. Hace que te des cuenta de lo mucho que esta alianza ha ayudado», continua explicando haciendo referencia al apoyo, que como él, muchas otras personas han recibido por parte de la «alianza» entre Grupo Altia, FHADI y Vida Independiente.
La alianza ha ayudado a que al menos 355 usuarios de sillas de ruedas puedan desempeñarse en empleos formales, incluyendo a más de 150 individuos que actualmente laboran en el aeropuerto de la Ciudad de México.
Dichas organizaciones sin fin lucrativo realizan amplias labores para ayudar a las personas con discapacidad física.
Vida Independiente nació de la mano de su fundador, Santiago Velázquez Duarte, quien quedó paralítico a los 22 años de edad, cuando una ambulancia se estrelló mientras lo llevaban a la sala de emergencias. Desde el año 2000, su misión es compartir las lecciones de vida que aprendió a raíz de su propia discapacidad. Su organización apoya alrededor de mil 200 familias al año.
Grupo Altia se centran en enseñar a los participantes a transitar por la ciudad minimizando la mayor cantidad de riesgos y peligros posibles. En 2013, 491 peatones murieron en la Ciudad de México, en comparación con 180 en Nueva York y 65 en Londres, detalla The Guardian.
FHADI se define como una institución de Asistencia Privada sin fines de lucro, fundada en 1997, que atiende a personas adultas con discapacidad motriz a través de un Modelo de Atención Psicológica e Integración Social y Laboral. De ese modo, asegura ser la única organización de México, que de acuerdo al Directorio Nacional de y para Personas con Discapacidad del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), ofrece un servicio psicológico especializado y de abordaje vanguardista.