Todas las letras que vemos en libros y revistas y diarios se presentan en familias tipográficas que son comunes y usamos desde hace tiempo
Ciudad de México, 25 de junio (Sin Embargo).- Todas las letras impresas son dibujos y su forma nos impacta. Nos facilita o dificulta entrar en contacto con su significado, pero también nos transmite emociones. Todas las letras que vemos en libros y revistas y diarios se presentan en familias tipográficas que son comunes y usamos desde hace tiempo. Uno de los más extraños privilegios que puede tener un editor es ser testigo del nacimiento de una familia tipográfica. Mayor aún si el editor tiene la oportunidad de encargar y colaborar paso a paso en la creación de una tipografía para su propia casa editorial. Es la oportunidad que nos ofreció el diseñador gráfico, profesor de tipografía y durante algún tiempo jefe de diseño en Artes de México, Leonardo Vázquez.
El reto que le propusimos era aparentemente sencillo: crear una tipografía que fuera ideal para leer. Partiendo de una paradoja de las letras que siempre son dibujadas para ser leídas: entre menos espacio hay entre ellas más difícil es leer. Y a la vez, entre menos cuerpo tienen las letras más difícil leer. Dos principios que se contradicen uno al otro puesto que el cuerpo y el espacio entre las letras ocupan el mismo espacio de la página, se lo disputan en el peor de los casos.
El reto era lograr lo contrario, que las letras convivieran en armonía, en composición ideal para el lector. Esa es una de las metas de un diseño de tipografía: que sea altamente legible y bello al mismo tiempo. Ocupar la superficie de la página dando a cada uno de los principios de cuerpo y espacio su proporción eficaz y estética.
La segunda parte del reto era crear una tipografía que mostrara la personalidad de nuestra publicación. Una tipografía Artes de México en estilo e historia, elegante pero osada sin gritarlo, moderna pero retomando lo mejor de formas tipográficas clásicas. Muy actual con conciencia de estar reinventando una tradición.
Leonardo avanzó en su diseño paso a paso, literalmente letra a letra, trazo a trazo algunas veces. Y después de varios ensayos y muchos meses pudimos usar una primera versión de nuestra nueva tipografía, aún sin capitulares, en un libro dedicado precisamente a reflexionar sobre el acto de leer y promoverlo: 101 aventuras de la lectura. En él, Leonardo además de utilizar la nueva tipografía diseñó tipográficamente cada página, cada texto acompañado de una ilustración de artistas notables, dándole enorme importancia a las letras, haciendo muchas veces poesía concreta con ellas pero siempre respetando la legibilidad de la cita. Era lógico que esta nueva tipografía se llamara Lectura.
Aquel libro sobre la aventura de leer tiene una aceptación enorme y es uno de los más citados sobre el tema. Tiene bellísimas y muy efectivas ilustraciones, está organizado a modo de citas que facilitan la navegación directa sobre sus páginas, tiene autores brillantes, algunos de los mejores de todos los tiempos e ideas muy importantes para pensar y vivir la lectura. Pero uno de los factores determinantes de su éxito, aunque muchos no lo detecten de inmediato, es el factor discreto pero definitivo, eficaz sin aspavientos que es una tipografía adecuada para el libro. Lectura demostró ya desde ese primer ensayo previo ser dúctil y moderna y danzante cuando era necesario y en otras ocasiones seria y sólida, convincente con su sola presencia.
Finalmente, en un volumen austero: Lectura: el diseño de una familia tipográfica, se publicó su evolución completa para poder ser vista y utilizada. Esa edición incluye una reflexión de su autor que es a la vez revisión histórica de Artes de México y de la tipografía de revistas y una crónica de todos los problemas a los que se enfrentó en su creación. Comenzando por la elección de no reinterpretar un tipo clásico sino de crear uno completamente nuevo inspirado en la geometría neoclásica de las letras impresas.
Este volumen bello y original incluye otros dos textos muy importantes para mostrar la profundidad del reto que se impone un diseñador de tipografía cuando trabaja seriamente. Primero un ensayo iluminador de Jorge de Buen sobre la legibilidad donde rechaza de raíz la pereza mental que caracteriza a la mayoría de personas que opinan y discuten el tema, prácticamente de oídas.
Y un ensayo igualmente esclarecedor de la investigadora Marina Garone sobre la historia y los orígenes del mestizaje en las letras en el siglo XVIII. Una exploración del ámbito de la invención y la reinvención del pasado en trazos tipográficos.
Así presentamos una nueva tipografía, que es ya considerada por varios expertos internacionales una pequeña gran hazaña del diseño editorial, y además, ponemos en la mesa acompañándola dos temas que le conciernen y que atañen de igual manera a todos aquellos que se interesen por el diseño editorial en general, su historia iluminada por la creación de una tipografía particular: Lectura, compuesta por Leonardo Vázquez para Artes de México. El volumen es una deleitable invitación a leer y a componer páginas, a disfrutarlas y reflexionar sobre ellas. Es un libro esencial para todo diseñador gráfico pero también para todo aquel que se interese en las letras como obras humanas irremplazables. Una invitación a reflexionar sobre los procesos biólógicos y psicológicos de la lectura y sobre la histoººria de la tipografía mexicana.
Lectura: el diseño de una familia tipográfica, de Leonardo Vázquez Conde, Jorge de Buen Unna y Marina Garone de Gravier. El libro se puede adquirir en librerías pero también en esta página. Una sección redactada por el equipo editorial de Artes de México para SinEmbargo.