Los libros que merecen ser leídos, recomienda el escritor y periodista Iván Farías. Para que no se te pasen esos títulos que quizás no tienen tanta publicidad, pero que valen mucho
Por Iván Farías
Ciudad de México, 25 de junio (SinEmbargo).- Muchas veces el ruido de las novedades editoriales allende el mar, las campañas de mercadotecnia, las propuestas políticas coyunturales y el reducido presupuesto de las editoriales independientes nos impiden acercarnos a títulos que pasan por la mesa de sugerencias sin detenernos en ellas. Este es un listado de cuatro libros que merecen la pena ser leídos porque tienen una propuesta diferente, porque se arriesgan por contar de otra manera.
Rambler, de Antonio Calera-Grobet. Colección Imaginaria
Una novela que rompe los moldes de lo que debe ser una novela. Breve, amena, ensayística, juguetona. En Rambler se cuenta la historia de un tipo que un día, luego de una desgracia, decide quedarse a vivir dentro de su auto. Un hombre del cual, cómo apunta el autor, han hablado muchas personas. Un hombre que sirve como punto de referencia para ahondar sobre el rechazo, sobre la soledad, sobre como un hecho así afecta a todos los que tocan, hayan convivido o no con él. Es la historia de los muchos personajes urbanos con los cuales convivimos a diario, pero que hacemos invisibles para poder continuar con nuestro viaje diario por la urbe.
En Rambler, Calera-Grobet da rienda suelta a sus pensamientos, es en cierta manera, cómo meterse en su cabeza y tener una larga discusión con él. Es un fluido de pensamientos, pero también la narración, a trompicones, de una historia que tiene muchos finales y vertientes. Es en suma, un texto rabioso, que busca preguntar y responderse sobre la marcha, llegando a momentos de gran lucidez.
Continuum. Una novela sobre Héctor G. Oesterheld, de Edgar Adrián Mora Editorial Paraíso perdido
¿Para qué biografiar a un semi desconocido autor sudamericano? Podría pensar el lector promedio que puede beberse las páginas biográficas de europeos desconocidos, con la seguridad de que está haciendo algo loable. Mi respuesta es porque debes conocer Héctor Germán Oesterheld ya que llevó una existencia pletórica de vida, porque imaginó decenas de mundos y porque llegó un momento en que, como alguna vez afirmó, tenía más lectores que Jorge Luis Borges.
También hay que leerla porque Mora es un muy buen escritor. No solo toma como punto de partida la vida real del guionista argentino, sino que la entremezcla con la de sus personajes imaginados. Mora nos muestra, de esta manera, la dureza del encierro durante la dictadura argentina, pero también la felicidad del éxito al crear historietas que llegaban a miles de lectores. Juega con los tiempos, con la realidad y con la ficción y nos enamora con una prosa que sin ser preciosista, sí encanta. La brevedad, su concisión, el escoger muy bien los pasajes de la vida que va a contar y no rellenar páginas y páginas con datos que solo servirían para agrandar el número de páginas. No importa si conoces o no a Héctor G. Oesterheld, igual la vas a disfrutar.
Págale al diablo, de Hilario Peña, Editorial Nitro Press
La femme fatale es uno de los personajes recurrentes del género negro clásico norteamericano. James Cain es uno de sus cultores más conocidos, por lo que el espíritu de este se hace presente en toda la historia de “Págale al diablo”. En ella, un evangelista que recorre un puerto norteño, se encuentra un día que una candorosa y perversa mujer que lo encantará al grado que planear la muerte del esposo y repartirse el dinero que deje. Como lleva haciendo desde hace años, Hilario Peña toma un cliché, lo reinventa, lo modifica, lo salpimenta y nos entrega algo que conocíamos pero que al mismo tiempo es completamente nuevo.
La prosa de Peña es ágil, juguetona y a la vez seca. Llena sus historias de muchas referencias a la cultura popular (beisbol, box, música grupera, predicadores maniacos) pero sin caer en el pastiche. La narrativa de Peña se aleja de los supuestos y deseos de la llamada “alta literatura” para congraciarse con la “baja”, con la hecha para el disfrute, lo cual lo lleva a congraciarse con el público y a la vez, permitirse seguir buscando otro cliché más que reinventar.
La tienda de los sueños, antología de Alberto Chimal, SM Ediciones
Uno de los grandes problemas de la literatura fantástica es la reducción que hace el gran público al relacionarla directamente a la fantasía heroica, es decir, al estilo El señor de los anillos o Harry Potter. Tal vez por eso mucha gente huye de ella. Alberto Chimal es conocido no solamente como un prolífico escritor, sino cómo uno de los más grandes promotores de esta literatura. Por eso no es extraño que la recopilación realizada por él para la colección Gran angular de SM Ediciones, sea un excelente panorama del género fantástico en nuestro país, que lo mismo retoma a autores clásicos como las escritoras Guadalupe Dueñas o Leonora Carrington, que a plumas recientes como Magali Velasco y el ahora infaltable, Bernardo Esquinca, además de autores ninguneados como el gran Emiliano González.
La tienda de los sueños es, además, un juego de referencias y espejos. Es un libro que te deja pistas para seguir buscando más. Al final de cada texto además de un comentario del compilador, nos hace la referencia de otros cuentos que se entroncan con el leído. Esta antología demuestra, así, cómo el cuento fantástico se ha venido cultivando desde hace, cuando menos, un siglo en nuestro país.