La señal Wi-Fi se ve afectada en una casa por un entorno lleno de obstáculos electromagnéticos de todo tipo y además en competencia con otras ondas electromagnéticas que viven en la zona. Dos ejemplos: los hornos microondas y los teléfonos inalámbricos antiguos.
Por Jordi Sabaté
Madrid, 25 de abril (ElDiario.es).- Bruno, lector y socio de eldiario.es, nos expone la siguiente cuestión: «Como tantos otros españoles, estoy teletrabajando desde casa debido al virus [SARS-CoV-2] y, cómo no, después de años de tener los famosos 600 Megas, resulta que no me llegan a donde tengo el despacho. Hasta ahora no me importaba porque solo usábamos internet para ver series y que los chavales jugaran a videojuegos, pero ahora que lo necesito estoy bastante desesperado, porque en el salón, con los niños, no hay tranquilidad, y en el despacho no hay señal. ¿Podéis ayudarme? Estoy desesperado».
En las principales ciudades de la nación podemos disfrutar de Internet por fibra, con velocidades de 100 a 300 e incluso 600 megabits por segundo (mbps), algo que hace quince años, cuando tener dos o tres «megas» era cosa de empresas, sonaba a ciencia ficción. No obstante, hay un problema que nos acompaña a lo largo de la revolución digital: la señal Wi-Fi no llega a ser todo lo estable que debería y en cuanto nos alejamos unos metros de la antena del router, desciende en intensidad de esos supuestos cientos de mbps a solo decenas.
¿Por qué pasa esto? ¿Qué demonios hemos hecho mal? Una parte importante del problema deriva de que, en el caso de las ondas inalámbricas, el ancho de banda que nos asegura el proveedor de acceso es teórico, cosa que no pasa cuando estamos conectados por cable Ethernet. También interviene la saturación del espacio electromagnético estos días en que todos estamos teletrabajando. De todos modos, la pérdida no es tanta como para que se reduzca la intensidad del ancho hasta diez veces o más.
Hay más elementos que intervienen, y para sortearlos, nada como hacer un mapa de la intensidad de la señal Wi-Fi en nuestro hogar. Seguramente, si medimos la señal a apenas unos metros de la antena del router, veremos que el ancho disminuye considerablemente respecto a cuando lo hacemos a unos centímetros de distancia.
Para mapear la casa podemos hacer la prueba con un móvil al que hayamos instalado una aplicación como por ejemplo Speedtest, disponible tanto para Android como para iOS. Si abrimos la aplicación desde el móvil y pulsamos en ‘Empezar el test’ junto a la antena obtendremos un resultado, pongamos 60 mbps de los 600 mbps teóricos. Después nos alejamos unos metros e incluso nos introducimos en otra habitación, y volvemos a realizar el test: el resultado puede ser de 30 mbps.
Si nos vamos a la cocina, al lado de la nevera o del extractor de humos, comprobaremos que la intensidad baja a unos 15 mbps. Si hay de por medio un fregadero metálico y ponemos el móvil en su interior para hacer el test, nos sorprenderá que el resultado se desplomará hasta unos siete «megas». Es más, si encendemos a la vez el microondas, es posible que no alcance un solo mbps a pesar de que la cocina esté a pocos metros del router.
Para tener un punto de referencia de lo que sería óptimo, haremos la prueba desde un ordenador que tenga conectado el cable de red. En el caso de la fibra, veremos que tenemos toda la potencia contratada. En el caso del ADSL puede existir un 10% de pérdida, pero no más.
La señal Wi-Fi se ve afectada en una casa por un entorno lleno de obstáculos electromagnéticos de todo tipo y además en competencia con otras ondas electromagnéticas que viven en la zona. Dos ejemplos: los hornos microondas y los teléfonos inalámbricos antiguos, que funcionan en los 2,45 Ghz, interfiriendo seguramente en la señal de nuestro wifi. De ahí las bajadas de intensidad en nuestro mapa de señal.
También determinados mandos a distancia, aparatos que funcionen con Bluetooth y estén en permanente conexión, e incluso sistemas de transmisión masiva de datos como ChromeCast o AirPlay, pueden molestar al Wi-Fi. Si para colmo de males nos encontramos en el centro urbano de una ciudad, donde podemos coincidir con cientos de señales procedentes de la calle, de los vecinos o de oficinas cercanas, deberemos aceptar que en nuestra casa las Wi-Fi no se encuentran a gusto. En consecuencia, nos resignaremos a optimizar la intensidad dentro de lo posible.
SOLUCIONES A ADOPTAR
1. Es importante el lugar de la casa donde situemos el router
Si el router está en una punta de una casa con distribución alargada y pasillo central, como seguramente le pasa a Bruno, no nos debe extrañar que en el extremo opuesto apenas llegue señal. Si además entre el router y el punto donde queremos recibir la señal media la cocina, con todos los electrodomésticos de superficie metálica, el Wi-Fi sufrirá una caída importantísima porque rebotará.
Por lo tanto, siempre que nos sea posible, debemos colocar el router en un punto central de la casa, alejado de la cocina y de los aparatos que emitan ondas. En el caso de Bruno, tal vez una buena idea sería comprar un cable Ethernet muy largo y llevar el router con él al despacho de día, y conectarlo con otro más corto en el salón por la noche.
2. Huir de ventanas, muros de carga o tabiques limítrofes
Puede que estemos regalando el 50 por ciento de nuestra señal Wi-Fi al vecino simplemente porque tenemos el router junto a una ventana o una pared exterior. La solución más simple es mover de sitio el aparato, más hacia el interior de la casa. Un remedio casero, si no podemos trasladar el aparato, es colocar detrás de la antena una película de papel de aluminio, que nos protegerá de las ondas externas y redireccionará todo el flujo que inicialmente perdíamos.
3. Cuanto más alto, mejor
Debido a la configuración esférica de las ondas, si el router está en una parte baja de nuestro hogar topará con numerosos obstáculos y cederá al piso del vecino de abajo buena parte de la señal. Toca, pues, situarlo en una zona alta, de modo que esquive los obstáculos y nos llegue mejor a todos los rincones.
4. Cambiar el router de serie por uno dual
Un router dual es aquel que trabaja en la norma 802.11n, y por lo tanto es capaz de emitir en la frecuencia de los 2,4 Ghz o bien en los 5 Ghz, que es la que utilizan los routers profesionales, que está mucho menos saturada y no se ve interferida por las emisiones de los electrodomésticos. La mayoría de nuevos clientes de los proveedores de acceso los tienen, pero los antiguos pueden seguir instalados en los 2,5 Ghz. Los routers duales se encuentran en Amazon por menos de 200 euros y son bastante fáciles de configurar.
5. Usar enchufes PLC
La mejor alternativa cuando no hay manera de mover el router del sitio en el que nos lo instalaron es comprar un sistema de enchufes PLC. Este sistema se basa en la transmisión de internet por el tendido eléctrico doméstico, de modo que hay un enchufe principal que se conecta por Ethernet al router y otro u otros que podemos enchufar en distintas partes de la casa. Al activarlos, el flujo de red irá hacia donde estén ellos, que luego lo emitirán en forma de una nueva señalWi-Fi. De nuevo se pueden comprar en Amazon por menos de 100 euros y resultan realmente efectivos, además de fáciles de instalar.