Soy hijo de una generación que nació con ruedas en lugar de piernas. Una generación que estuvo marcada por las ilusiones de la modernidad, por la confianza en la tecnología, por creer a pie juntillas que la tecnología y el progreso nos liberarían de todos nuestros problemas. Y bueno, ahora pagamos las consecuencias. Seguramente a nuestra dependencia de las nuevas tecnologías, el mundo digital hará pagar sus propias consecuencias a nuestros hijos.
Por Nicolás Alvarado