Santa Fe, Nuevo México tiene una historia única de inmigración, que se remonta a la conquista española en los siglos XVI y XVII; por lo que el mandatario Javier Gonzales está en contra de la ideología de Trump sobre los latinos en EU.
Por Morgan Lee
Santa Fe, Nuevo México, EU. 24 de noviembre (AP).- El telegénico Alcalde hispano de la capital estatal más vieja de los Estados Unidos se ha convertido en el rostro público de las ciudades santuario luego de la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales.
Javier Gonzales habló la semana pasada con presentadores de las cadenas Fox y CNN para criticar la renovada promesa de Trump de deportar a millones de inmigrantes y una de negar fondos federales a ciudades santuario que desafíen a las autoridades de inmigración. Gonzales estaba en Nueva York para una conferencia de salud mental y consiguió una plataforma en la prensa nacional para su punto de vista.
Santa Fe no es la ciudad santuario típica. Su población es de apenas 70 mil habitantes y sus comunidades de inmigrantes son pequeñas en comparación con las de otras ciudades santuario, como Los Ángeles y Chicago. Tiene además una historia única de inmigración, que se remonta a la conquista española en los siglos XVI y XVII.
«Somos únicos en el sentido de que las inmigraciones mexicana y centroamericana y sudamericana han sido parte de la historia en Santa Fe durante esos 400 años», dijo Gonzales, cuyo padre fue también alcalde de la ciudad.
Esa historia es fuente de orgullo público y celebración en Santa Fe, durante una representación anual de la reconquista española de la ciudad luego de una rebelión indígena en 1680. La procesión muestra un regreso pacífico, casi bienvenido, de los españoles, pese a protestas crecientemente intensas y recriminaciones en años recientes basadas en el sufrimiento de los nativos.
De joven, Gonzales interpretó el papel del conquistador Don Diego de Vargas. Como Alcalde, ha tenido que lidiar con objeciones públicas de indígenas y otros que dicen que la reconquista fue brutal y que el festival moderno es ofensivo e hiriente.
La adopción por Santa Fe del estatus de ciudad santuario data de la promulgación en 1999 de una ordenanza que dice que «ningún recurso municipal será usado para identificar ni aprehender a un residente no-ciudadano solamente sobre la base de su condición migratoria, a menos que sea requerido hacerlo bajo la ley».
Eso significa que la policía municipal no ejecuta órdenes de arresto no penales del servicio de Inmigración y Aduanas ni los llamados pedidos de detención para demorar la excarcelación de inmigrantes arrestados por delitos menores, dijo el Portavoz municipal Matt Ross.
El departamento de policía de la ciudad tiene una política escrita de no hacer arrestos basados exclusivamente en estatus de inmigración, aunque los agentes están autorizados a compartir información sobre otros arrestos con las agencias federales de inmigración. Ninguna otra ciudad en Nuevo México tiene cláusulas similares de santuario, y en la mayoría la policía colabora estrechamente con las autoridades de inmigración.
En una entrevista con The Associated Press, Gonzales desestimó mensajes críticos y despectivos en Twitter sobre sus presentaciones televisivas y dijo que le corresponderá a Trump resolver los problemas de inmigración del país. Santa Fe recibe unos 6 millones de dólares anuales en fondos federales — 2 por ciento de su presupuesto —, un dinero que estaría en peligro si el gobierno de Trump decide tomar represalias contra ciudades santuario.