El diario The Washington Post hace un recuento de documentos del Instituto Judío de Investigaciones, dados a conocer en 2007, que dan cuenta de la lucha de Otto Frank, padre de Ana, para conseguir el visado para sus hijos y esposa, que les permitiría sobrevivir al holocausto judío durante el nazismo, y que sin embargo le fueron negados.
Ciudad de México, 24 de noviembre (SinEmbargo).– El Gobierno de Estados Unidos también negó visas de refugiados a Ana Frank y su familia bajo el argumento de que espías alemanes pudieran poner en riesgo la seguridad nacional, un drama similar al que ocurre hoy en día con miles de familias sirias que huyen de la violencia en su país.
El diario The Washington Post hace un recuento de documentos del Instituto Judío de Investigaciones, dados a conocer en 2007, que dan cuenta de la lucha de Otto Frank, padre de Ana, para conseguir el visado para sus hijos y esposa, que les permitiría sobrevivir al holocausto judío durante en nazismo.
En palabras del historiados Richard Breimen, citado por el rotativo, «Los esfuerzos de Otto Frank de conseguir el ingreso de su familia a los Estados Unidos entró en conflicto con las políticas de inmigración estadounidenses restrictivas destinadas a proteger la seguridad nacional y la guardia contra una afluencia de extranjeros en tiempos de guerra».
Para el investigador, Ana Frank podría ser hoy una escritora de 77 años radicada en Boston; en cambio murió a los 15 años en un campo de concentración en Alemania.
Según el articulo publicado por el influyente diario, varios hechos provocaron que la familia Frank no pudiera sobrevivir: la política migratoria restrictiva estadounidense y el tiempo que tardó el padre en decidir huir de Alemania.
El rotativo dice que en 1941 la familia Frank, ya instalados en los países Bajos, solicitó visados para Estados Unidos y le fueron negados.
El 30 de abril de 1941, Otto escribió a su amigo Nathan Straus Jr, un hombre con influencia y -según el New York Times- cercano a Eleanor Roosevelt, una carta en la que le solicitaba dinero y realiza gestiones para conseguir el permiso para que su familia se refugiara en ese país.
Sumado a ello, la familia de Edith Frank, madre de Ana, trabajadores ordinarios y sin influencias, consiguieron que su empleador presentará actas juradas de apoyo sobre la familia.
Sin embargo, conforme pasó el tiempo las medidas para recibir refugiados en EU se endurecían:
A principos de 1939, más de 300 mil nombres estaban en lista, los consulados no otorgaban las visas a menos de que los solicitantes ya tuvieran reservado el transporte hacia Norteamérica. Dos dos años después los consulados de ese país ya habían cerrado en los territorios ocupados por los alemanes y meses después el Departamento de EU se hizo cargo de otorgar los permisos y solicitó de nueva cuenta actas juradas de residentes de su país.
Por si fuera poco, las visas eran negadas a personas con familiares residentes en Alemania bajo el argumento de que los solicitantes podrían ser usados para actividades de espionaje por parte del régimen nazi.
«Entre los llamados refugiados en nuestro país hay un buen número que en que se podrían actuar como agentes de su gobierno y que violarán en algún modo la hospitalidad que están disfrutando entre nosotros.», cita el rotativo las palabras del embajador estadounidense en Cuba George S. Messersmith, dichas en 1940.
Otra opción explorada por Otto Frank fue conseguir asilo en cuba y de ahí ingresar a EU, misma que él consigió para el 1 de diciembre de 1941, sin embargo, Alemania e Italia declararon la guerra y el documento fue cancelado.