Se sabe ya que habrá segunda y tercera temporada de La casa de las flores. La actriz Verónica Castro ha dicho que ya no quiere participar en la serie. Manolo Caro dice que la va a convencer, pero… ¿es esta una comedia negra fruto de Netflix?, ¿los actores y el producto no son más para Televisa? Aquí, los expertos.
Ciudad de México, 24 de octubre (SinEmbargo).- La casa de las flores, aunque ahora haya mucha gente que diga que no la vio, lo cierto es que tuvo mucho éxito. Tanto que a Verónica Castro, una de sus protagonistas, la obligó a una serie de entrevistas que la pusieron en el marco de primera actriz, esas cosas que ponemos para destacar la valía de una figura.
Dijo muchas cosas, entre ellas condenó la labor del actor argentino Jorge Martínez y puso en cuestionamiento la categoría moral de Hugo López, el fallecido manager de Luis Miguel, un hombre fundamental en la vida del cantante.
Hay gente que a esta historia de una familia que gira alrededor de un negocio de flores la hubieran puesto en Televisa más que en Netflix. Lo cierto es que la llegada de esta cadena de streaming tiene exactamente la misma influencia que tenía la cadena de televisión en sus mejores momentos.
Esas cosas que pasaban cuando iba a Rusia Verónica Castro, que era tratada como una verdadera zarina, hoy puede pasar con Netflix, cuando en Argentina, Perú, Colombia e incluso los latinoamericanos que viven en los Estados Unidos, hablan como Paulina, el personaje de Cecilia Suárez: ese decir tan pausado tuvo muchísimos memes y muchísimas imitaciones.
¿Qué cosas pasan con La casa de las flores? Además de esos dos personajes, la gran madre Verónica Castro y esa hija que se ha lucido por rasgos de la actriz, poco queda en el argumento y en el resto de los actores.
Es una comedia negra, donde una adinerada matriarca intenta mantener la imagen de familia perfecta (Los Mora) luego de que la amante de su esposo ventila los trapos sucios, dice la sinopsis. Hay algo de drama, algo de tragicomedia y mucho de exageración.
El director, Manolo Caro, es comparado con Pedro Almodóvar, tiene un poco esa estética y comenzará en el primer trimestre de 2019 la grabación de la segunda y tercera temporadas. Espera, el realizador de películas como No sé si cortarme las venas o dejármelas largas y Elvira te daría mi vida, convencer a Verónica Castro.
Vamos a ver qué piensan los especialistas de este tema, teniendo en cuenta que algunos dicen que sin Verónica no hay serie y otros que podrían prescindir totalmente de ella. De hecho, Víctor Hugo Sánchez, periodista de espectáculos y publirrelacionista, afirma que “Como actriz, Verónica Castro me parece que es la mejor conductora de programas de TV… No le creo nada; siempre en su personaje de Rosa Salvaje. Esa es la razón prejuiciosa de mi parte para no haber visto La casa de las flores. Pensé que en cualquier momento saldría a cantar «Macumba-Macumba…».
A todos ellos les hicimos las siguientes preguntas: ¿Será buena la segunda temporada? ¿Por qué crees que Netflix alargó la propuesta? ¿Este producto no es más para Televisa que para Netflix? ¿Qué piensas de Manolo Caro, su trabajo al frente de la serie? ¿Funcionará si no quiere participar Verónica Castro?
Gilberto Barrera, reportero de espectáculos desde hace 36 años. Coordinador general de información del programa HOY. Colaborador de EXA FM y El Gráfico.
Bajo la premisa de que segundas partes no son iguales, dudo que la segunda parte de La casa de las flores sea tan buena como la primera. Aunque está claro que Netflix le está apostando a una fórmula exitosa, su riesgo es menor. Reactivaron la telenovela tradicional con el aspecto de serie, es como tomar un vocho y ponerle carrocería de Jetta. No sé si sea buena la segunda y la tercera temporada, pero sí sé que Netflix está atendiendo a su audiencia.
Netflix sabe que este tipo de productos captan el mercado tradicional que no había volteado a ver los streaming, buscaron a la audiencia que tienen un ochentero por dentro y que le gustan las referencias nostálgicas. El ADN «almodovariano» mezclado con «Valentín Pimstein» satisface a quien gusta de los productos tradicionales y esa entrega del melodrama en el paquete snob del streaming logra un producto irresistible que tenían que alargar.
No creo que sea un producto para la audiencia masiva de Televisa, creo que es un producto que vive muy bien en el streaming. Su lenguaje visual, su texto, es para disfrutarlo íntimamente. Exponerlo al juicio masivo lo mataría. A pesar de contar una historia tan abierta y con tantos atractivos, el público masivo tiene muy claros los valores. Sí, es paradójico, pero saben que si este producto llega a la sala de su casa, la audiencia tradicional lo rechazaría. La doble moral los limita.
A mí no me gusta el trabajo de Manolo Caro (lo he visto en cine, en teatro y este productos), pero reconozco que tiene la virtud de generar un producto altamente atractivo para un mercado específico. Admiro su capacidad de contar historias, conjuntar un elenco importante y con La casa de las flores logró adoptar estilos visuales que me llevaron al surrealismo de Almodóvar y Buñuel, con sus debidas distancias. No sé si él lo acepte, porque su ego es muy grande, pero lo hace bien. Creo que es un buen contador de historia de nicho, es un genio tropicalizando estilos y la gente se los compra, incluyendo Netflix.
Creo que el ancla de todo el proyecto es el trabajo de Verónica Castro. Es una actriz que conoce a la perfección como conquistar a esa audiencia telenovelera. Un guiño, una sonrisa y una “palabrota” enamoran al publico que la sigue desde siempre. Verónica es el ícono de la televisión, que le dio a la serie la oportunidad de traspasar la barrera de la televisión comercial al streaming. Gracias a ella cross media fue más sencillo, le dio a Netflix la oportunidad de que las mamás pensaran en la plataforma como una alternativa más. No sé si Verónica quiera estar o no, pero sí sé por experiencia que alguien ha sabido dosificar bien su carrera es justamente Vero, su amplia visión le llevará a tomar la decisión correcta. Ella sabe darle el justo valor a su permanencia en los proyectos y creo que quizá ella podría contestarte todas las preguntas que me acabas de hacer. Me queda claro que si bien La casa de las flores es un alternativa de entretenimiento el binomio con la marca Verónica Castro fue el condimento perfecto para que funcionara, no subestimo al elenco, pero su personaje fue vital y no continuarlo -sea cual sea el rumbo de la historia- condenará al producto de Netflix a reforzar la frase de que las segundas o tercera partes nunca fueron iguales.
Diana Alarcón, Directora de Comunicación de BoConcept
LuisMi, Made in Mexico y La casa de las flores han sido muy criticadas que porque no reflejan el verdadero México, el realista. Aunque mucha gente no lo demuestre, esas series son su «placer culpable”, porque justo la televisión y el cine tiene géneros y no tienen por que reflejar una realidad, para eso se cuentan historias, aunque sean realities. En La casa de las flores también se reflejan temas que antes eran tabú, como la homosexualidad o la transexualidad, donde finalmente se premian los sentimientos. Ver a la Vero Castro de nuevo en acción y en un papel completamente distinto a todo lo que había hecho es un agasajo. Muchos la vimos solo por ella, sin duda un gran acierto del director.
Con estas series, Netflix se ha aventado muchos nuevos suscriptores a su plataforma. Las redes sociales ayudan mucho, ya que muchos de estos nuevos clientes, se suscriben solo por saber de que tratan y entender los memes. Las redes sociales son un gran empuje para el éxito de una serie, buena o mala, solo por subirnos al tren del mame, la vamos a ver.
El estilo de Manolo Caro se refleja al 100 por ciento en la serie, a mí se me hace un tanto enigmático, misterioso y con detalles elegantes que reflejan en la serie a un México que también existe y que va más allá de los nopales y el burro como siempre nos pintan. También las apariencias, las drogas en la alta élite, los engaños, son casos de todos los días y de los que casi nadie habla, es lo que se ve aquí también. Vemos en la serie a actores con los que continuamente trabaja como es el caso de Cecilia Suárez, uno de los mejores personajes de la serie e incluso de su carrera. ¿Quien no conoce ya a Paulina de la Mora? Gracias al #Paulinadelamorachallenge, muchos miles más vieron la serie, sin duda este personaje le ha dado mucho a ella y viceversa.
Sería una pena que Verónica Castro no estuviera en la serie, pero de cualquier manera se quedaron otros asuntos pendientes que tendrán que resolverse. De cualquier modo soltar del rumor de que si va a estar o no, es una buena estrategia de especulación, que hace que estemos atentos y ansiosos por ver la segunda parte a como dé lugar, así como fue el caso de Luis Miguel La Serie…¿qué pasará con Marcela?
La televisión abierta tiene que preguntarse por qué cada vez tiene menos audiencia, tal vez tenga que preguntarse cuál es su línea de programación y temas. Las audiencias ya no son las mismas que antes y tienen que evolucionar y enamorar ese público que ha optado por Netflix o por alguna otra plataforma. Yo creo que La casa de las flores es un buen producto para Netflix porque la televisión abierta tiene aún muchos tapujos y hay temas que trata muy por encima, estas plataformas te dan la posibilidad de explayar más las historias y darles más realismo, que es lo que la gente de hoy quiere ver…aderezado con algo de fantasía.
El internet se está comiendo a la televisión, las series reflejan ese rollo aspiracional, están mejor hechas y aunque muchas sean fantasías, reflejan algo que en el fondo queremos vivir.
Marisa Zannie, directora de Estilo de El Universal
Creo que sí debería hacer una segunda temporada y sí le veo posibilidades de ser también un hit, siempre y cuando sigan con la Vero, pero espero que no la alarguen más de dos o tres temporadas, hasta las mejores series se empiezan a morir después de eso.
Pues muy sencillo, la alargaron porque fue un exitazo, ¡hasta hubo el Paulina de la Mora challenge! Hay que subirse al tren cuando está pasando.
Creo que es justo la forma en la que las producciones de Televisa deberían de haber evolucionado. Deben estar cortándose las venas porque es exactamente hacia donde tenían que haber ido las telenovelas.
Manolo Caro tiene la grandísima ventaja de conocer muy bien a su público porque él mismo es un miembro de la misma tribu y sabe retratarla muy bien. Por otra parte, la trama está llena de agujeros y plot twists que no vienen al caso (la escapada al estilo Moonrise Kingdom de los niños), y sin embargo, hay grandes personajes. La Vero, Paulina, Bruno, María José y Carmela son un hit. Odio al personaje de Aislinn…
Sin la Vero, no sería La casa de las flores.
Gabriella Morales Casas, editora de Caras, columnista en la revista Kena, especialista en ADN40mx
Es difícil saberlo, pero con los cabos que dejó sueltos promete conflicto. La duda que me queda es qué pasará con el personaje de Verónica, que dejó sus propios cabos sueltos… Si aplicara el “deus ex macchina” y la mata, me enojaría muchísimo, honestamente. Dejó el listón alto y espero creatividad para resolver.
Porque hay una ola de series mexicanas que han funcionado; incluso el reality Made in Mexico, tan criticado, está en boca de todos. Si no se apresuran, esa ola puede bajar; Manolo Caro supo vender bien esa premura al presentar no solo una sino dos temporadas más; eso le añade morbo al asunto y me hace preguntarme: “¿Tan seguro está de su producto? Quiero ver el porqué…”.
No, en la conservadora televisión abierta no hay cabida para un tratamiento tan abierto en temas de sexo y homosexualidad, no me imagino una escena tan explícitamente gay como la del “trío” o la venta de marihuana en Las Lomas (nadie había abordado el menudeo del narcotráfico desde lo NO marginal o las altas esferas del poder) o incluso el travestismo sin ser una parodia como la hacían Derbez o Jaime Camil. Caro nunca ha sido para públicos conservadores; dentro de todo, es fresa, pero no lo veo en Televisa en prime time. Ahora… la estructura no es de telenovela, es más bien una comedia de enredos con sus conflictos muy claros y exacerbados; una farsa muy bien lograda, en mi humilde opinión.
Manolo Caro es el productor del momento, que conoce a su público y que tiene mucha gracia al abordar la comedia aspiracional mexicana (a la que todo mundo le apuesta, como la fórmula fácil); como es autocrítica (él mismo pertenece a ese círculo) le sale muy bien. Dirían los gringos, es witty. Yo diría que es el nuevo Antonio Serrano de los Millenials. Eso está bien. Atiende a un mercado que consume poco cine o tele nacional.
Bajará el rating, porque ella fue el gran gancho; si bien Cecilia Suárez se robó la serie, la realidad es que Verónica atrajo la atención por au regreso a la actuación, y porque, al final, es el personaje protagónico, el que mueve toda la acción, y está probado en series de alta manufactura de Hollywood, que cambiar protagonistas es muy peligroso y pocas series lo logran.
Sebastián Reséndiz, reportero de televisión del programa HOY.
Considero que la segunda temporada debe tener una trama general y que no se centre en un solo personaje, puesto que si es de esa manera, llenarían de ‘paja’ el argumento solo por cumplir.
Netflix alargó la propuesta por el impacto mediático que tuvieron algunos símbolos de la serie, como el tono de voz de «Paulina» (que ya fue adoptado por el argot popular), además de que causó gran expectativa el regreso de Verónica Castro a la pantalla.
No considero que este producto sea para una plataforma o televisora en específico, creo que refleja las necesidades actuales de los contenidos televisivos.
Manolo Caro ha sabido construir su personaje muy bien, para mi es una copia de Pedro Almodóvar, aunque sus ideas han sido bien recibidas por el público.
Nadie es indispensable en ningún proyecto, Verónica es pieza medular de la historia, sin embargo en el último capítulo su huida justificó su posible ausencia en la próxima temporada, aunque tener a Verónica es un plus siempre, su carisma levanta cualquier contenido.
Irma Gallo, reportera de Canal 22, escritora, columnista en Literal y El Gráfico.
No se cómo responder a la pregunta de si será buena la segunda temporada de esta serie porque, para empezar, creo que la primera tampoco fue completamente mala. Rescato las actuaciones de Cecilia Suárez, en primer lugar, de Arturo Ríos y de Claudette Maillé. Y alguna que otra más, que mencionaré más adelante.
La serie está muy bien producida por Manolo Caro, que por cierto ya ha logrado una buena mancuerna con Cecilia Suárez.
Creo que otro de los aciertos fue la inclusión de Verónica Castro, quien convirtió a las telenovelas mexicanas en producto de exportación con Los ricos también lloran, y que, aunque llevaba años ausente de las pantallas (o quizá por eso), causó gran expectativa desde que se supo que iba a formar parte del elenco. Y pienso que nadie se sintió decepcionado: de Verónica todos sabemos qué nivel de actuación esperar, pero fue agradable verla de nuevo ahora, con esa serenidad que le da la madurez: sin aspavientos, sin exageraciones, sin ese tono de niña mimada que tenía cuando hizo la telenovela que la volvió una estrella del “Canal de las estrellas”.
¿Qué es entonces lo que no funciona, y que creo que la convierte más en un producto para Televisa que para Netflix? (Y con ello respondo otra de tus preguntas): Aislinn Derbez, que ya ha encontrado una manera de actuar que puede que le haya funcionado en algunas ocasiones pero que ya resulta cansada por repetitiva. Siempre está instalada en ella misma. Es una suerte de comicidad light, como de “no estoy actuando, así soy yo”, que, desde mi perspectiva no tiene ningún chiste ni aporta nada.
Y esto sucede con el resto del elenco: el único hijo varón, Julián (Darío Yazbek Bernal) y el abogado de la familia que se enamora de Julián, Diego (Juan Pablo Medina). La excepción es Paco León, actor español que hace de José María, el marido de Paulina de la Mora (Cecilia Suárez) que se volvió una mujer trans y que ahora se llama María José. León escapa los clichés con que suele interpretarse un personaje con estas características y logra una actuación convincente, que provoca la empatía del espectador.
Finalmente, pienso que una segunda temporada de La casa de las flores sin Verónica Castro sí podría funcionar, pues después de revisar el comportamiento de las redes sociales durante el estreno de la primera temporada (y los días siguientes), me quedó clara una cosa: el personaje que se volvió viral no fue Virginia de la Mora (el que interpreta la Castro), sino su hija mayor, Paulina, a la que da vida Cecilia Suárez.
Tan es así que en el aeropuerto de Guadalajara encontré un stand de playeras donde las más vendidas, según me contó la empleada, eran las que tenían las leyendas de: “Se me ol-vi-dó can-ce-lar el ma-ria-chi” y “Me sa-lu-das al Ca-cas”, frases que hizo célebres la primogénita de la serie.
Emilio Morales, periodista de Espectáculos desde hace 20 años. Colabora con Shanik en fórmula.
Si está Verónica Castro funcionará.
Tiene segunda temporada por el éxito y la repercusión que tuvo en las diferentes clases sociales.
No, porque el hecho de que se haya transmitido a través de esta plataforma, le dio la calidad que la televisión abierta no hubiera logrado.
Pienso que manejó principalmente el tema de la homosexualidades, el travestismo y todo lo relacionado con esa área de una forma que, a los que no estaban familiarizados con el tema les gustó igual que a quien si.
Sin Verónica no funciona.