El Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir presentó el estudio “Lo público es nuestro: Juventudes evalúan políticas de prevención de embarazo en adolescentes», en el que destacó que los embarazos de las mujeres de 9 a 19 años van al alza. Datos de la Secretaría de Salud indican que en 2016 se registraron 395 mil 597 alumbramientos de mujeres de este rango de edad, 10 por ciento más que en 2014.
En 2016, 11 mil 219 embarazos se presentaron en mujeres de entre 9 y 14 años de edad, de ellos 4 casos fueron en niñas de 9 años, 25 casos en niñas de 10 años y 55 en niñas de 11 años.
En lo que respecta a la incidencia por estado, los primeros lugares los ocupan Chihuahua, Coahuila, Durango, Guerrero y Chiapas.
Ciudad de México, 24 de octubre (SinEmbargo).– El número de embarazos en adolescentes en México ha aumentado 10 por ciento en los últimos dos años, informó el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir.
Durante la presentación de la investigación “Lo público es nuestro: Juventudes evalúan políticas de prevención de embarazo en adolescentes», Ximena Anguión, directora del Instituto de Liderazgo, expuso que las cifras de nacimientos en menores de edad son “escalofriantes».
Sólo en 2016 se registraron 395 mil 597 alumbramientos de mujeres cuyas edades se ubican entre los 9 y 19 años, de acuerdo a datos del Subsistema de Información sobre Nacimientos de la Secretaría de Salud (SINAC), y retomados por el Simone de Beauvoir.
Los 395 mil 597 casos superan en 31 mil a los casos registrados en el 2014. Es decir, hubo un repunte del 10 por ciento, “contrario a lo que dijo Enrique Peña Nieto, Presidente de México, en su Quinto informe de Gobierno, pues señaló que diferentes acciones provocaron que se frenara el número», apuntó Anguión.
La Estrategia Nacional para la Prevención de Embarazo en Adolescentes (ENAPEA), implementada en 2015, fue promovida por el Gobierno Federal para reducir en 50 por ciento la tasa de fecundidad de adolescentes para el 2030.
Durante el periodo 2014-2016 ocurrieron 11 mil 219 nacimientos en niñas y adolescentes entre los 9 y los 14 años de edad. Cuatros casos fueron niñas de 9 años, 25 casos de niñas de 10, y 55 casos en niñas de 11.
“Una adolescente o niña que se embaraza tiene menos oportunidades de desarrollo», lamentó Anguión.
En lo que respecta a la incidencia por estado, los primeros lugares los ocupan Chihuahua, Coahuila, Durango, Guerrero y Chiapas.
Municipios de Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Nayarit, Nuevo León, Sonora y Oaxaca presentan los mayores índices de adolescentes con hijos. Entre estos se encuentran Santa María del Rosario en Oaxaca (25.9 por ciento), Santa Cruz en Sonora (22.8 por ciento), y Maguarichi en Chihuahua (21.2 por ciento).
La Ciudad de México y el estado de Querétaro, en contraste, tiene porcentajes menores. En la capital, por ejemplo, la delegación Benito Juárez alcanza el 2.26 por ciento.
En cuanto a la ocupación, 85 por ciento de las niñas y adolescentes entre 9 y 19 años que tuvieron un hijo o hija durante 2016, dijeron dedicarse a cuestiones del hogar.
Mientras que en las estadísticas de escolaridad, 60.8 por ciento de las mujeres entre 9 y 14 años contaba con un año cursado de secundaria y 34 por ciento por lo menos un año cursado de primaria.
A partir de la investigación, realizada por jóvenes indígenas con el monitoreo de programas de derechos sexuales y reproductivos, los expositores realizaron demandas a la Secretaría de Salud, al Grupo Interinstitucional para la Prevención del Embarazo Adolescente (GIPEA), a la Secretaría de Educación Pública, al Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI), a la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), al Instituto Mexicano de la Juventud (IMJUVE), al Instituto Nacional de las Mujeres (NMUJERES), al Colegio Nacional de Población (CONAPO) y al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), a la Comisión de Hacienda y Crédito Público y al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI).
Entre los puntos se destacan:
-La capacitación y sensibilización de parte de los proveedores de servicios de salud.
-El ampliamiento de la gama de métodos de anticoncepción, la cual “incluya espermicidas y condones femeninos, así como anticoncepción de emergencia. Los anticonceptivos reversibles de acción prolongada no contemplan las necesidades de la población adolescente ni indígena».
-Los prestadores de servicios de salud deben estar capacitados con enfoque de cultura, género y derechos humanos, sin estigmas, prejuicios, ni racismo en contra los indígenas.
-Mantener actualizadas las estadísticas de embarazos adolescentes. Además de “publicar y publicitar anualmente y en formato de datos abiertos la información con las instituciones, programas, líneas de acción y presupuestos asignados para tener un diagnóstico de las acciones implementadas».
-Necesidad de campañas de comunicación sobre los derechos sexuales y reproductivos, y los servicios amigables, adaptadas a los contextos socioculturales y a las etapas de la adolescencia y juventud.
-Incremento anual de 5 por ciento del presupuesto destinado a la coordinación general de la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo (ENAPEA), con mecanismos claros.
-Implementación de protocolos de acceso a métodos anticonceptivos, así como el abasto de los mismos en las unidades de salud.
-Atención humana, libre de estigmas y prejuicios.
Andión Ibáñez señaló que el embarazo en adolescentes es una problemática que incide en el derecho a la libertad reproductiva de las adolescentes y restringe su capacidad para elegir, con base a sus convicciones y sobre su sexualidad; además de limitarles el acceso a oportunidades educativas, laborales y de desarrollo. Así mismo el embarazo en la adolescencia acentúa las condiciones de pobreza multidimensional y pobreza extrema.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) informó este año que México ocupa el primer sitio en embarazos adolescentes.
América Latina tiene el segundo lugar en embarazos de jóvenes que no han alcanzado la mayoría de edad, sólo detrás de África. Entre las causas se encuentra la ausencia de educación sexual y la falta de programas que den asesoría.
La plataforma “Lo público es nuestro», la cual es “un esfuerzo multidisciplinario que apoyado de herramientas de análisis y visualización de datos, busca aportar a la discusión pública sobre la situación del embarazo y la maternidad», ya puede ser consultada por mujeres y hombres.