Un total de 38 edificios se cayeron en la Ciudad de México tras el sismo del 19 de septiembre que provocó la muerte de 319 personas hasta el momento en todo el país, incluidos 181 en la capital. La Marina ha dicho que ha recuperado 102 cuerpos y rescatado a 115 personas de diferentes edificios de la Ciudad de México, incluido el edificio 286 de Álvaro Obregón.
ADEMÁS
Por María Verza
CIUDAD DE MÉXICO (AP) – Los ojos de la familia de Adrián Moreno ya no están fijos en el espacio que ocupó el edificio de oficinas de siete pisos bajo el cual quedó atrapado el joven con menos de 45 personas.
Cinco días después del terremoto de 7.1 que se cobró más de 300 vidas en el centro del país, Darío Hernández, el novio de la víctima, y otros que lo acompañan tenían la vista perdida y los ojos llorosos bajo las lonas y las tiendas de campaña. Ha pasado casi una semana y el cansancio se acumula, también la tristeza, pero la ilusión no decae.
El edificio de la calle Álvaro Obregón, en la colonia Roma Norte de la Ciudad de México, se ha convertido en prácticamente la última esperanza de encontrar un sobreviviente del sueño más letal en décadas.
Adrián Moreno, de 26 años, tenía un mes de haber comenzado a trabajar en el edificio, en una empresa de contadores, cuando la estructura se vino abajo.
«Tenemos muchas esperanzas», dijo Hernández, su novio de 27 años. «Queremos ver ya a Adrián».
Por el lugar han pasado todos los expertos del mundo: de Japón, Estados Unidos, Israel y España, que trabajan junto a los mexicanos y los cientos de voluntarios.
«Si no estuviéramos convencidos de que se puede encontrar a alguien con vida no estaríamos allí», aseguró a la AP el capitán español Juan Carlos Peñas, de la Unidad Militar de Emergencias. «Sería engañarnos a nosotros mismos, a las familias y a los mexicanos».
La situación, sin embargo, es más que crítica. Y las epidemias acechan por los cadáveres que han comenzado a descomponerse.
Alrededor de 38 edificios se cayeron en la Ciudad de México tras el sismo del 19 de septiembre que mató a 319 personas en todo el país, incluidos 181 en la capital.
La Marina ha dicho que ha recuperado 102 cuerpos y rescatado a 115 personas de diferentes edificios de la Ciudad de México, incluido el edificio de Álvaro Obregón.
Las emociones de las familias reunidas son una montaña rusa. Una veintena de personas fueron rescatadas el mismo día del sismo y levantaron la moral tras el horror del desplome.
Luego los trabajos fueron más lentos y surgieron las quejas de las familias que temieron que las autoridades dejaran de buscar y metieran la maquinaria pesada. Entonces llegaron los expertos internacionales. Pero continuaban las informaciones contradictorias así como señales de vida desde el interior y el nuevo temblor el sábado que hundió aún más en la desesperación de muchos de los cuales esperaban noticias.
«El solo hecho de escuchar la alarma sísmica fue horrible», dijo David Hernández después del susto, aunque reconoce que no lo sintió.
«Se vuelve a mover algo y …», el joven no acaba de la frase pero todos temían que el edificio se viniera completamente abajo. «Hay mucho nervio, mucha desesperación porque queremos volver a ver a Adrián», dijo el sábado con los ojos rojos de haber pasado horas llorando.
Frente a él, la madre de Moreno tenía la cara totalmente descompuesta.
Que los rescatistas reanudaran su trabajo poco después de la réplica del sábado reanimó a algunos mientras observaban una enorme grúa levantar losetas del último piso, como desarmar un lego gigante con precisión milimétrica, mientras que cadenas humanas en la parte superior de las ruinas trabajan contra reloj sacando escombros.
ADEMÁS
Los primeros intentos de rescate tras el terremoto fueron casi a ras del suelo, por los huecos que consiguieron abrir y asegurar. Pero pasados los primeros días terminaron las posibilidades de sacar más vivos por ahí. Luego se intentó hacer agujeros desde arriba. De acuerdo a la información de los familiares, los atrapados estaban en una empresa de contabilidad situada en el cuarto piso y en una consultoría española ubicada en el segundo.
Después de usar perros, sofisticados tipos de escáner y equipos de alta tecnología para detectar los celulares de los atrapados, los expertos estadounidenses y los japoneses dejaron de tener esperanzas y se fueron del número 268 de la avenida Álvaro Obregón. Los israelíes se quedaron y el viernes por la noche se unió al equipo español del capitán Peñas.
La última oportunidad, señaló el militar español, estaba basada en un análisis de inteligencia de los detalles proporcionados por los supervisores. La única esperanza es que los que estaban en el segundo piso se resguardaron en algún triángulo de la vida bajo la escalera, que rodeaba el ascensor, o en los patios de la luz que se han cubierto por el material y dejar espacios libres. Por eso quitaban las tiras que tapaban esa parte del centro del edificio y esperan pronto cámaras por una especie de chimeneas.
Los nervios del campamento se multiplican cada vez que llaman a los familiares de algún atrapado.
El sábado, la familia que dormía al lado de los seres queridos de Adrián Moreno levantaron sus carpas en el llanto cuando les nombraron. Nadie sabe qué les informaron. No se atreven a preguntar.
Desde la parte baja de los escombros, la madrugada del domingo el capitán Peñas insisten en darlo todo, con el apoyo -que consideran «impresionante» – de los voluntarios que aparecieron de todos los lados para ayudar.
Mariana Castilla, psicóloga social voluntaria, dijo el domingo que aunque se mantiene la esperanza, es difícil para las familias porque no reciben suficiente información.
«Lo que quieren es que les digan qué pasó y ya se están haciendo a la idea de que pueden haber fallecido, pero dicen ‘quiero que me informen y que me muestren el cuerpo'», explicó.