Allan Lichtman, profesor de la American University en Washington D.C., ha creado un sistema con el que asegura que ha vaticinado quién vencería en las presidenciales desde la reelección de Ronald Reagan. Un método que publicó en el libro The thirteen keys to the Presidency (1990). Trece claves que ahora auguran que Donald Trump llegará a la Casa Blanca.
Por Javier Collado
Ciudad de México, 24 de septiembre (SinEmbargo/Economíahoy).– Las encuestas en Estados Unidos dan, una tras otra, la victoria a Hillary Clinton en las elecciones presidenciales de noviembre. El candidato republicano, Donald Trump, sufre la publicidad en contra de la mayoría de los grandes medios de comunicación del país. Todo juega en su contra. Y, sin embargo, un experto augura su victoria con el mismo método con el que lleva adivinando el ganador desde 1984.
Allan Lichtman, profesor de la American University en Washington D.C., ha creado un sistema con el que asegura que ha vaticinado quién vencería en las presidenciales desde la reelección de Ronald Reagan. Un método que publicó en el libro The thirteen keys to the Presidency (1990). Trece claves que ahora auguran que Donald Trump llegará a la Casa Blanca.
Si de las 13 cuestiones de sí o no, seis se responden negativamente, gana el candidato de la oposición. Estos son los parámetros que maneja el historiador político:
1) Tras las últimas elecciones de mitad de legislatura, el partido en el Gobierno obtiene mejor resultado en la Cámara de Representantes que en las anteriores.
2) No hay competición seria sobre la nominación del candidato del partido en el Gobierno.
3) El candidato del partido en el Gobierno es el actual presidente.
4) No hay campaña significativa de ningún tercer partido que pudiera restar protagonismo sustancial a los dos partidos mayoritarios.
5) La economía no está en recesión durante la campaña.
6) El crecimiento real per capita durante el mandato es igual o mayor al crecimiento medio durante los dos mandatos anteriores.
7) La administración en el Gobierno ha hecho cambios notables en la política nacional.
8) No hay revueltas mantenidas a lo largo del mandato.
9) La administración en el Gobierno no está involucrada en ningún gran escándalo.
10) La administración en el Gobierno no sufre grandes derrotas en política exterior.
11) La administración en el Gobierno logra algún éxito notable en asuntos exteriores.
12) El candidato del partido en el Gobierno es un líder carismático o un héroe nacional.
13) El candidato del partido opositor no es un líder carismático o un héroe nacional.
En una artículo publicado por el Washington Post, Lichtman considera que los puntos 1, 3, 7, 11 y 12 perjudican a los demócratas: mal resultado en las elecciones de 2014, el candidato no es Obama, no ha habido grandes cambios de política ni grandes éxitos en política exterior y la candidata no es especialmente carismática.
EL FACTOR JOHSON
El punto en el que Lichtman duda en mayor medida es el número 2, puesto que el papel del candidato del Partido Libertario, Gary Johnson, resulta incierto. Las previsiones de la web FiveThirtyEight le conceden casi un 8 por ciento del voto popular que, aunque no tiene relevancia en votos electorales, puede decantar la elección hacia un lado u otro en función de a qué partido «robe» más votantes.
El historiador cree que el votante joven, especialmente el que se decantaba por Sanders en las primarias demócratas, puede ver a Clinton como un miembro del stablishment y decantarse por el libertario, permitiendo sin quererlo más votos electorales para Trump. Con una situación similar gracias al candidato del tercer partido, Nixon alcanzó la Presidencia en 1968.
POSIBLES ERRORES
Este método puede tener algunas fallas. Lichtman afirma que ha adivinado al ganador desde 1984. Pero, desde entonces, la única elección reñida por la Casa Blanca fue la del año 2000, en la que ganó George W. Bush por una diferencia tan mínima que se tuvo que decidir en la Corte Suprema.
Por otra parte, algunas de las variables pueden interpretarse. Por ejemplo, el hecho de que Trump sea un personaje carismático. Sus programas televisivos a lo largo de los últimos años y su imperio multimillonario quizá no le aporte carisma, pero sí un gran nivel de conocimiento entre el gran público. Posiblemente más que el que tuvieron algunos de sus antecesores, como Bob Dole en 1996. La misma subjetividad tienen conceptos como el «éxito» de determinadas políticas nacionales o exteriores.
Pese a todo, es cierto que tampoco las encuestas aciertan siempre, especialmente en situaciones tan especiales como la de estas elecciones entre dos candidatos ampliamente denostados por buena parte del electorado. Habrá que esperar al 8 de noviembre para poder ver si el profesor Lichtman vuelve a acertar o es hora de revisar su método.