Ciudad de México, 24 de septiembre (SinEmbargo).– Ante la incertidumbre instalada en el mundo financiero, es difícil que los inversionistas ignoren datos de la Reserva Federal de Estados Unidos y sobre Brasil, el todavía líder de América Latina. Este jueves el dólar, minutos antes de abrir, alcanzó su máximo histórico de 17.60 pesos en ventanillas de Banamex, diez centavos más que ayer. Sin embargo, en ese banco, bajó a 17.50 pesos. Posteriormente Inbursa dejó atrás a todos y amaneció ofertando el billete verde en 17.70 pesos.
Al mediodía el dólar bajó a 17.50 pesos, como cerró ayer.
Los mercados iniciaron el día a la espera del primer discurso público de la presidenta de la Fed, Janet Yellen, tras anunciar la semana pasada que todavía no subirán las tasas de interés.
La Bolsa Mexicana de Valores (BMV) arrancó con una baja de 0.65 por ciento, en línea con los mercados globales. La bolsa local sigue el desempeño de los índices de Wall Street, de los cuales el promedio industrial Dow Jones perdió 1.14 por ciento, el Nasdaq descendió 0.98 por ciento y el Standard & Poor´s 500 bajó 0.96 por ciento.
El mercado se encuentra con movimientos negativos generalizados, debido a un incremento en aversión al riesgo ante las dudas del crecimiento en mercados emergentes, sobre todo de China y Brasil, así como las afectaciones en la economía de Estados Unidos.
Lo cual se suma al nerviosismo por el descubrimiento en la falsificación de datos de emisiones por parte de Volkswagen y la caída generalizada en los precios de los commodities como consecuencia del deterioro de la económica global.
Este jueves el Departamento de Comercio de Estados Unidos informó que los pedidos de bienes duraderos a las fábricas de la potencia mundial cayeron un 2 por ciento en agosto, afectados por la menor demanda de automóviles y aviones. El descenso de los pedidos ya había sido anticipado por los analistas: el fortalecimiento del dólar y la debilidad generalizada de la economía mundial han perjudicado a las exportaciones estadounidenses, pero los expertos creen que la buena marcha de la demanda interna contribuirá a impulsar los pedidos en los próximos meses.
En Sudamérica, mientras tanto, el Banco Central de Brasil revisó a la baja sus previsiones para la economía del país este año y ahora calcula que se encogerá un 2.7 por ciento y que la inflación llegará al 9.5 por ciento.
Esa revisión a la baja coincide con la que esta misma semana ha hecho el propio Gobierno brasileño, que hasta ahora esperaba una contracción del 1.49 por ciento para este año, pero ha elevado esa tasa al 2.44 por ciento.
«La actividad económica en Brasil sigue bajo la influencia del ajuste macroeconómico en curso», el cual «es necesario y esencial» para equilibrar las cuentas públicas y ejercer un mayor control sobre la tasa de inflación, dice el informe.
La cereza en el pastel fue que el desempleo en las seis mayores regiones metropolitanas de Brasil llegó en agosto al 7.6 por ciento, el peor resultado para ese mes desde 2009, cuando fue del 7.7 por ciento, informaron hoy fuentes oficiales.
