Ciudad de México, 24 de septiembre (SinEmbargo).– La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) afirmó que México es el país del organismo internacional que menos gasta en políticas activas de empleo y sigue estando entre las economías con las tasas más altas de jóvenes que ni estudian ni trabajan (NiNi).
“Este grupo representa el 22.4 por ciento de la población de 15 a 29 años, muy por sobre el promedio OCDE de 14 por ciento”, publicó.
En general, mencionó que en los países de la OCDE, las condiciones del mercado laboral están mejorando, pero la recuperación de la reciente crisis económica sigue siendo muy desigual entre ellos.
“El empleo sigue creciendo a un ritmo muy lento en el área de la OCDE como para que en el futuro próximo se cubra el déficit que en este rubro ha provocado la crisis. En muchos países, el desempleo juvenil sigue superando sus niveles anteriores a la crisis, al igual que la proporción de jóvenes que no estudian ni trabajan (los llamados ninis)”, comentó en su informe Employment Outlook 2015.
De acuerdo con la publicación, las medidas efectivas de activación ayudan a conectar a personas desempleadas e inactivas con puestos de trabajo y pueden jugar un rol fundamental en la reducción de la inactividad.
Advirtió que la baja calidad del trabajo es una preocupación importante en las políticas economías de países emergentes, la cual se puede medir mediante la calidad de los ingresos (una combinación del salario promedio y desigualdad); inseguridad laboral (que captura el riesgo de desempleo y salarios extremadamente bajos) y la calidad del ambiente de trabaja (medida como la incidencia de tensión laboral o jornadas de trabajo muy largas).
Por su parte, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) afirmó que América Latina y el Caribe padece un peligroso «círculo vicioso» en su mercado laboral que mezcla la precariedad en los empleos, la informalidad y la baja productividad de los trabajadores.
El circulo vicioso impacta seriamente en los jóvenes que padecen una «transición problemática» al mundo laboral debido a un sistema educativo de mala calidad y a la falta de experiencia. Asimismo, la «rueda» de precariedad laboral y poca productividad impide el crecimiento, sostuvo el organismo.
LAS CIFRAS EN MÉXICO Y EN AL
Al respecto, la OCDE señaló que hasta 2013, México era el segundo país de la organización con el salario mínimo más bajo, como porcentaje del sueldo mediano a jornada completa, sólo después de República Checa.
Además los niveles de calidad de trabajo en el país son mucho menores que el promedio de la OCDE: la inseguridad laboral “es particularmente alta en México” y la calidad del trabajo es la más baja para trabajadores con bajas competencias y para aquellos en el sector informal, que aún comprende más de la mitad del empleo.
También detalló que las contribuciones sociales e impuestos al empleo pagados por los empleadores por cada uno de sus trabajadores a sueldo mínimo son relativamente altas y pueden fomentar el sector informal, por lo que advirtió que “debe ser prioridad aumentar el nivel de competencias y desincentivar la informalidad”.
En ese contexto, también comentó que el desempleo en México es bajo (4.3 por ciento en el primer trimestre de este año) en comparación con el promedio de la OCDE; también este indicador en el sector juvenil se encuentra por debajo del promedio, sin embargo la tasa de empleo (60.7 por ciento) no muestra señales de converger al promedio del organismo internacional.
La jefa de la Unidad de Mercados Laborales y Seguridad Social del BID, Carmen Pagés, dijo en una entrevista con Efe que la precaridad en el mercado laboral de América Latina y el Caribe se debe a un cúmulo de factores, como una baja productividad, una tasa alta de informalidad y una elevadísima rotación, con 33 por ciento de los trabajadores manteniendo menos de un año el mismo empleo y cerca de la mitad de ellos acabando en un trabajo peor.
Una de las autoras del informe «Empleos para Crecer» del BID afirmó que las cifras hablan por sí solas: solo el 45 por ciento de los empleos son formales en la región y los costos laborales salariales y no salariales suman el 39 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) generado por trabajador.
Otro problema es que en América Latina solo 8 de cada 100 trabajadores reciben algún tipo de formación al año, contra el 50 por ciento en promedio de la OCDE.
En este aspecto, el BID propone mejorar los servicios de empleo en aras de lograr formalización y estabilidad laboral. En Latinoamérica, el promedio del gasto en políticas públicas en este rubro ronda el 0.3 por ciento del PIB, muy lejos del promedio de la OCDE, que supera el 0.6 por ciento, según el organismo.
Aunado a ello, Pagés consideró necesario, entre otros elementos, ofrecer incentivos fiscales a empresas que apoyen la formación del trabajador y, sobre todo, revisar una legislación que, en líneas generales, es «muy compleja» en toda la región y fomenta la rotación de empleados.