Según los investigadores, el trabajo proporciona evidencias de una carga genética en la mortalidad prematura, especialmente en las personas con esquizofrenia, lo que puede tener implicaciones profundas para comprender y tratar la diferencia de mortalidad asociada a este trastorno psiquiátrico.
Barcelona, 24 de agosto (EFE).- La esquizofrenia, el trastorno bipolar y la longevidad comparten arquitectura genética, según han descubierto investigadores del Hospital Universitario Instituto Pere Mata de Reus (Tarragona, este de España), que comprobaron que hay una amplia superposición entre las dos enfermedades mentales y la longitud de la vida.
Además, el estudio, que publica la revista Human Genetics, identifica nuevas variantes genéticas compartidas entre la longevidad y las dos enfermedades que incrementan el riesgo de padecer esquizofrenia o trastorno bipolar a la vez que disminuyen la esperanza de vida.
Según los investigadores, el trabajo proporciona evidencias de una carga genética en la mortalidad prematura, especialmente en las personas con esquizofrenia, lo que puede tener implicaciones profundas para comprender y tratar la diferencia de mortalidad asociada a este trastorno psiquiátrico.
El estudio ha encontrado que alrededor de una tercera parte de las señales genéticas compartidas con la longevidad protegen de la enfermedad, pero a la vez acortan la vida.
Este último hallazgo es una evidencia más de la teoría del antagonismo pleiotrópico, según la cual la selección natural favorece las variantes genéticas que tienen efectos beneficiosos en etapas tempranas de la vida a pesar de sus efectos negativos en etapas más avanzadas de la vida.
Es decir, se termina seleccionando a favor una vida más corta, pero sin enfermedad mental.
Los investigadores recordaron que los trastornos psiquiátricos, como la esquizofrenia y el trastorno bipolar, representan una paradoja evolutiva, ya que presentan fuertes efectos negativos sobre la condición física, como la disminución de la fecundidad y la mortalidad precoz, pero continúan con una prevalencia mundial de aproximadamente el 1 por ciento.