Le Pen no especificó, sin embargo, ninguno de los «métodos desleales» a los que aludía, y se limitó a indicar que son «iguales a los que sufren los ciudadanos cotidianamente»
París, 24 abril (EFE).- La ultraderechista Marine Le Pen admitió este domingo su derrota frente al liberal Enmanuel Macron en la segunda vuelta de las Presidenciales francesas, pero denunció «métodos desleales» y consideró que sus resultados, que según las proyecciones le sitúan por encima del 40 por ciento de los votos, «son una victoria en sí mismos».
Le Pen no especificó, sin embargo, ninguno de los «métodos desleales» a los que aludía, y se limitó que indicar que son «iguales a los que sufren los ciudadanos cotidianamente»
«En esta derrota veo una forma de esperanza. Este resultado representa para nuestros dirigentes y para los dirigentes europeos un desafío que no pueden ignorar, así como la aspiración de un gran cambio», advirtió también Le Pen en una declaración pocos minutos después de conocerse las proyecciones de voto.
Sobre todo, anunció que no va a abandonar y que va a liderar la campaña de las legislativas el próximo mes de junio para tratar de unir a toda la oposición al Presidente reelegido, Emmanuel Macron.
Lo justificó porque «el riesgo de que Macron se haga con todos los resortes del poder Ejecutivo y Legislativo es elevado» a causa del sistema mayoritario que favorece al presidente para volver a conseguir una mayoría en la Asamblea Nacional que le dé manos libres.
Su intención para evitarlo es que su partido, la Agrupación Nacional (RN), trabaje «para unir a todos los que, vengan de donde vengan, quieran juntar sus fuerzas contra Emmanuel Macron».
De la campaña ahora finalizada, se felicitó de que «las ideas que representamos hayan llegado a su nivel más alto en esta segunda vuelta de las presidenciales pese a dos semanas (de campaña) de métodos desleales y violentos».
Afirmó que el resultado que le anuncian los institutos demoscópicos, «supone una victoria resplandeciente» con la que millones de franceses han manifestado su voluntad de cambio.
Aunque aseguró que no tiene «ningún resentimiento ni rencor», no se privó de anticipar que «el quinquenio que se abre no romperá con las prácticas de menosprecio del anterior y que Emmanuel Macron no hará nada para reparar las fracturas que dividen el país y que hacen sufrir a nuestros compatriotas».