Decenas de estudiantes del CCH Azcapotzalco de la UNAM suspendieron hoy las clases para recabar en una asamblea separatista demandas que llevarán a las autoridades universitarias. Las mujeres también protestaron por la agresión hacia una de sus compañeras cometida con una navaja dentro de uno de los baños del plantel y por las denuncias de acoso sexual que siguen sin ser resueltas.
Ciudad de México, 24 de febrero (SinEmbargo).– Una estudiante fue agredida por dos hombres con el rostro cubierto cuando entró a uno de los baños del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Azcapotzalco, en la Ciudad de México, donde tomaba clases la mañana del 21 de febrero. Las personas la retuvieron, usaron una navaja para lastimar su cara, en el antebrazo le escribieron la palabra «puta» y le dislocaron un hombro. Alumnas criticaron que la respuesta de las autoridades escolares en este y otros casos de violencia contra mujeres sigue siendo insuficiente, por lo que decidieron suspendieron las clases de este lunes para exigir justicia.
La agresión fue denunciada por el papá de la estudiante a integrantes de colectivas feministas del plantel de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quienes minutos después de que se enteraron acudieron a la enfermería, donde la joven estaba siendo atendida.
Las estudiantes denunciaron hoy que las autoridades escolares trataron de encubrir la agresión. «En cuanto supimos del caso fuimos al baño donde lastimaron a la compañera y ya lo habían limpiado. Luego nos acercamos con autoridades del plantel y nos aseguraron que se hicieron los peritajes necesarios. ¿Cómo pudieron investigar si luego luego limpiaron la sangre? Destruyeron las pruebas para no encontrar a los culpables», dijo una alumna del CCH durante una asamblea a la que acudieron decenas de mujeres.
A ello se suma que trabajadores del servicio de enfermería le cuestionaron a la joven violentada si acostumbraba autolesionarse. «Trataron de culparla a ella, eso hacen siempre a las que quieren denunciar», acusó una de las alumnas que esperó afuera de la enfermería.
El caso indignó a la comunidad estudiantil. «Lo que le hicieron fue por ser mujer. Es que ni al ir al baño en nuestra escuela podemos estar seguras, ¿qué sigue?, ¿nos pueden lastimar, violar y no va a pasar nada?», lamentó Nadia, una estudiante de 17 años de edad en entrevista con SinEmbargo.
En la explanada central del CCH Azcapotzalco decenas de mujeres expusieron durante casi siete horas que al ataque de la joven se suman una serie de actos violentos a los que se enfrentan diariamente en las aulas, además de tener que escuchar a personal del plantel que los minimiza. «Una maestra nos dijo en clase que para qué nos quejamos si nuestra compañera [que fue agredida] está viva, que no es tan grave como un feminicidio», expuso una de las alumnas.
Las paredes de los baños y aulas del CCH Azcapotzalco también dan cuenta de las exigencias de las estudiantes. «En la UNAM nos acosan, nos violan, nos asesinan y después encubren al responsable», se lee en una de las hojas pegadas.
Otra estudiante, abundó en el clima de violencia que se vive. «Hace un semestre que no puedo venir a la escuela sin chamarra aunque tenga calor porque me siento insegura, algunos en el salón no dejaban de verme hasta que me incomodaron», contó a este diario digital en condición de anonimato.
El día de ataque en el baño, autoridades del CCH Azcapotzalco informaron en un comunicado que la joven se encuentra fuera de peligro, aseguraron levantaron las actas correspondientes y harán las denuncias necesarias para investigar a quienes resulten responsables.
Las estudiantes organizadas defendieron que la respuesta de las autoridades escolares sigue sin ser suficiente, pues aseguararon que la escuela ya tiene antecedentes de no responder pronto a las exigencias. Cómo ejemplo recordaron que siguen en espera del resultado de las investigaciones por negligencia al personal del servicio médico que estaba en el plantel el 7 de enero pasado, cuando el estudiante Jesús Gómez Valenzuela falleció; de acuerdo con la escuela, su muerte se debió a un padecimiento respiratorio.
Las mujeres reiteraron la intención de sumar sus demandas a las de los planteles de la UNAM que mantienen protestas feministas desde noviembre pasado. Incluso afuera de uno de los salones se leen pancartas donde recuerdan que, al igual que las mujeres de la Facultad de Filosofía y Letras -en paro de labores desde hace casi 4 meses-, exigen que el Tribunal Universitario modifique los artículos 95, 98 y 99 del Estatuto General para que la violencia de género no sólo se considere una falta grave, sino también que las denunciantes tengan la garantía de que sus agresores serán sancionados.
Mientras se organizaban, las estudiantes, muchas de ellas menores de edad, exigieron a los hombres de la comunidad estudiantil el respeto a su movimiento, por lo que formaron grupos que se acercaban a ellos para pedirles que se alejaran cada que intentaban escuchar algo.
Cada hora que pasó sumó nuevas denuncias de acoso y actitudes machistas de profesores. Molestas, varias estudiantes formaron un grupo para exigir al director del plantel, Benjamín Barajas Sánchez, que saliera de su oficina para hablar con ellas y exigirle «que deje de encubrir agresores».
Al no recibir respuesta, un grupo de ellas se manifestó frente a las oficinas escolares y tomaron palos y piedras para romper los vidrios y abrir las puerta. «¿Sabes por qué hacen esto? Porque cuando estamos tranquilas nos dicen ‘sí, lo vamos a atender’, pero pasa el tiempo y todo sigue igual. Estamos aquí porque una compañera fue lastimada y otro compañero está muerto, ya no queremos que algo así se repita», explicó una joven que protestaba.
«¡Con violencia no van a lograr nada!», y «esas no son las formas», fueron algunas de las frases que trabajadoras administrativas gritaron a las estudiantes, quienes les respondieron con la petición de que respetaran sus formas de protestar.
Conforme los minutos pasaron, un grupo de las manifestantes decidió sumar a más mujeres. Cubrieron sus rostros y caminaron por los pasillos gritando consignas con las que les pedían acercarse a debatir. Poco a poco más se unieron. Algunas de ellas pidieron a los profesores y hombres estudiantes que dejaran el plantel. «Hoy necesitamos un espacio separatista para discutir estos temas de violencia que nos afectan a todas, por eso tenemos que parar las actividades y dedicarnos a esto», explicó una de las organizadoras de la asamblea.
Una vez que los hombres y personal académico y administrativo fueron expulsados del plantel, las estudiantes se organizaron para cerrar con bancas y escritorios los accesos. «Por acuerdo de la asamblea separatista las clases de la tarde se suspenden», anunció en redes sociales la Colectiva Ácrata Feminista.
Mientras que la dirección del CCH anunció en un comunicado que respetaría el paro de 28 horas propuesto por las alumnas para redactar un pliego petitorio y agregó que las clases se reanudarán a las 7:00 horas del miércoles 26.
Hasta las 19:00 horas, las jóvenes discutían los puntos que incluirían y coincidieron en la necesidad de organizarse para lograr frenar la violencia dentro de la escuela.
«Pasamos más de la mitad del día aquí, tenemos que organizarnos, cambiar algo y sumar fuerzas para animarnos porque afuera la violencia es mucho peor», dijo a este diario una de las asistentes a la protesta.
Como ella otras jóvenes denunciaron las agresiones que viven a metros de las aulas. «He visto cómo carros se estacionan enfrente [del CCH Azcapotzalco] y nos toman fotos», denunció una
«A mi compañera hoy la querían subir afuera del metro a un carro, la querían tocar, llegó llorando conmigo. Debemos exigir a la escuela pero también al Gobierno de la ciudad seguridad», expuso una alumna.
Con la toma del plantel, el CCH se suma a las facultades y preparatorias que desde finales del semestre pasado exigen a las autoridades universitarias garantías para estudiar en espacios libres de violencia de género.