Materialidades e inmaterialidades presentará Rocío Cerón en Enclave, uno de sus tantos proyectos que ya va por el octavo año y que en 2018 se plantea “el espacio como práctica de contemplación de objetos precisos que van de lo físico a lo recordado. Memoria entre acciones e imágenes, que se expande gradualmente y vuelve a crearse en otras lecturas, en otro punto espacio/tiempo como formas de ver en lo mismo, desde el mismo punto nuevas formas del suceso”.
Ciudad de México, 24 de febrero (SinEmbargo).- Hacer una cita con Rocío Cerón es entrar en su propio vértigo, con la constancia propia de un poeta y con la curiosidad exquisita de un niño.
Un paisaje puede decir algo, dice Cerón y pone como ejemplo el texto Miiundasïkantani, “un poema sobre los flujos de un paisaje y que es básicamente oír. Ya lo había hecho yo en Diorama. En este caso es una pieza comisionada por la Sala Pública Siqueiros, acerca de una muestra de Ricardo Nicolayevsky: Dentro y fuera del cuadro”, cuenta.
“Me gustan los desvíos. La idea es dejar perderse la mirada, el oído, mantener una larga conversación que se puede dar con el paisaje, con una habitación. Lo que me he ido buscando a través de los años son estos viajes escriturales que no necesariamente se traducen en otros libros o en poemas”, explica.
“Mi viaje es salir de mi casa, atravesar el bosque de Chapultepec y llegar a la Sala Pública Siqueiros y el espacio. Qué miro, cuáles son los retratos sónicos y cuáles son las palabras, cómo trabajar con el paisaje como el punto de salida para la escritura. Me parece bien interesante y cuando te hacen una encomienda, me encanta la idea de trabajar los poemas cuando te encargan una pieza, qué significa escuchar el paisaje, escuchar las voces, los ruidos del barrio y la propia sonoridad de la Sala de Arte Público, ¿no?”.
–Pienso en el paisaje y pienso en la gente
–En el paso de la gente y en su silueta.
–Tal vez el paisaje no diga nada
–Ahí disiento. Hice un trabajo sobre las fotografías de Vanessa García Lembo que se llama Materialidades subversivas. Ella trabaja con capa entre la foto que hace en blanco y negro y la pintura, ¿cómo miras ese paisaje y cómo se vuelven paisajes interiores? Yo creo que el paisaje se vuelve subjetivo y con las múltiples subjetividades que uno tiene. En la escritura se ve cuando le preguntan al endemoniado en la Biblia ¿cómo te llamas? Y él contesta: “Somos legión”. Es de múltiple capacidad de los muchos otros que somos en una misma persona.
–Pensaba en la serie Fargo, con esa inmensidad del paisaje en la nieve
–Es una literatura profundamente cotidiana y al mismo tiempo abstracta. Me pasa lo mismo con el proyecto que estoy desarrollando a tres años, Materialidades e inmaterialidades. El lenguaje, por ejemplo, es hondamente inmaterial y al mismo tiempo es material.
–Sin palabras la vida es suicidio
–A eso me refiero. La materialidad que tiene el lenguaje es profunda. Estos poemas son sobre los objetos, sobre el sonido, sobre los fantasmas…¿qué quiere en realidad el fantasma? Quiere un cuerpo en el cual materializar lo que él quiere, venganza, amor o sencillamente hacerse presente. Lo que lo nombra es esa sonoridad, la gente va dejando esos pulsos, esos sonidos, lo que quiero hacer es que el poema se nutra de mi capacidad para ver y escuchar. Caminaba en el bosque, me sentaba y me interesa que esa necesidad sea objectual, no sólo se traduzca en un poema, en un libro como Tiento, como Borealis, como Nudo Vortex, como Diorama, pero también tienen muchos procesos, como cuando hice una octafónica para Diorama. Es importante que la gente vea los procesos del poema a través de la trandisciplina. Y a eso me dedico.
–¿Esos procesos siempre te enmarcan y te recargan como poeta?
–Totalmente. Ahora estoy por empezar un seminario con Antonio Isaac sobre “Arte neuronal” y darme cuenta de que como veía yo las cosas o como las veo ahora expresan nuevas formas de neuroplasticidad. Tanto así que el año pasado hice una pieza en el Museo de Arte Moderno un poema que se llamó “Médium”. Está grabado y sólo debe expresarse así. Es un poema profundamente sonoro.
–¿Qué es Enclave?
–Un editor es un lector generoso. Así que pienso siempre en las relaciones que va a tener la poesía con otras áreas. Hace ocho años propuse encuentros de poesía y transdisciplina y así nació Enclave. Han venido poetas importantísimos y este año lo decidimos dedicar a la poesía en relación con la imagen. Invitamos a Silvana Franzetti, una poeta argentina que hace unos poemas maravillosos con videos, a Marcelo Diez, también argentino que trabaja con la fotografía, a Christian Gómez de Chile, a Mar Zamora, de Panamá y de mexicanos a Horacio Warpola, que trabaja con los giffs, Lucía Hinojosa, que es de la última generación de SOMA, Ana Franco Ortuño, Jessica Rodarte y Nury Melgarejo. Son tres días, 1, 2 y 3 de marzo. En la Feria del Palacio de Minería y en el Centro Cultural España. También está Bandini, una noche de experimentación sonora en el Talismán de Motolinia.