Marichuy, quien se define como «vocera» del Concejo Nacional Indígena, organización vinculada al rebelde Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), está recorriendo el país en busca de firmas para poder contender por la vía independiente en los comicios del 1 de julio como la primera candidata presidencial indígena.
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México, 24 ene (EFE).- Dos centenares de personas se concentraron hoy a pesar de la inclemente lluvia en Ciudad de México para escuchar a la aspirante presidencial indígena María de Jesús Patricio, conocida como Marichuy, quien hizo un llamamiento a «no perdonar» el dolor sufrido por las minorías étnicas mexicanas.
En un acto celebrado en el Hemiciclo a Juárez, en el céntrico parque de La Alameda, Marichuy condenó el asalto del pasado lunes a tres periodistas y dos activistas que viajaban en la caravana de la candidata en el suroccidental estado de Michoacán.
«El culpable está en todos los niveles del mal gobierno», dijo la aspirante presidencial, cuyo equipo señaló como responsables del ataque a los gobiernos federal, estatal y municipal.
Marichuy, quien se define como «vocera» del Concejo Nacional Indígena, organización vinculada al rebelde Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), está recorriendo el país en busca de firmas para poder contender por la vía independiente en los comicios del 1 de julio como la primera candidata presidencial indígena.
Su campaña se centra en la discriminación sufrida por las comunidades indígenas, así como en la violencia y en los derechos de las mujeres y de la clase trabajadora frente al machismo y el capitalismo.
«No podemos perdonar el dolor por nuestros muertos, el hambre de nuestros hijos, la destrucción de la Madre Tierra, ni podemos perdonar su cínica sonrisa en los promocionales (anuncios) electorales», dijo Marichuy en alusión al resto de candidatos y a la clase dominante mexicana.
Advirtió que, en caso de olvidar todos estos agravios, las comunidades indígenas mexicanas y las minorías sociales estarían condenadas a desaparecer. «La guerra será peor contra los trabajadores, los indígenas, las mujeres y los niños», dijo.
«No llevamos la prisa del mal gobierno sino la urgencia de la lucha por la vida y en contra de la muerte», declaró.
Marichuy dijo que durante su recorrido a lo largo del país ha detectado «el dolor de las comunidades originarias», aunque también la «dignidad y esperanza ante el capitalismo», por lo que auguró que «ha llegado la hora de los de abajo».
«¡Es nuestra hora!», exclamó tras alertar a los candidatos de los grandes partidos que se equivocan si creen que la candidatura indígena solo depende de las firmas y votos, ya que «miles de familias» le apoyan.
Desde el Concejo Indígena de Gobierno son conscientes de las pocas posibilidades de poder concurrir a los comicios, puesto que han recabado poco más de 140 mil firmas de las 800 mil que necesitan antes del 19 de febrero.
Su candidatura ha criticado de manera recurrente las trabas establecidas por la autoridad electoral, como el hecho de tener que usar una aplicación móvil para recabar los apoyos necesarios, tecnología inalcanzable para muchas comunidades indígenas.
La intervención de Marichuy fue precedida por miembros de la sociedad civil que denunciaron el elevado número de mujeres asesinadas en México, la ineficacia de las autoridades ante la crisis humanitaria generada por los terremotos del pasado septiembre o los casos de muertes en manos de policías y el crimen organizado.
Ante todas estas problemáticas, elogiaron la respuesta de la sociedad civil que se organiza para ayudar de manera solidaria a las víctimas ante la ausencia de autoridades.
Marichuy (Tuxpan, estado de Jalisco, 1963) es una médica tradicional de etnia nahua, implicada en política desde el levantamiento zapatista de 1994 en favor de los derechos indígenas.