La gastronomía es también un placer, que al igual que las obras de arte de Salvador Dalí, necesita de todos los sentidos para disfrutarse. Eso lo demuestran dos nuevas exposiciones en un museo peruano, en el que las interpretaciones «gastro-estéticas’ del español, son protagonistas.
Por Mercedes Palomino
Ciudad de México, 23 de diciembre (EFE/SinEmbargo).– Entre las diversas pasiones del artista español Salvador Dalí estuvo la cocina, una faceta que también llevó a su producción artística y que ahora puede ser apreciada en Lima, Perú con la exposición de «Las cenas de Gala» y «Los extravagantes sueños de Pantagruel».
Se trata de las dos colecciones de litografías y fotomontajes con las que el artista catalán exploró el universos de los alimentos, a los que no solo presentó como tales, sino que los intervino y reinterpretó.
Estas colecciones se muestran en la galería de arte Pancho Fierro, en el centro histórico de Lima, la ciudad latinoamericana donde la gastronomía es celebrada como culto y donde las escuelas de cocina se cuentan por decenas.
La muestra reúne un total de 37 obras y ofrece «una interpretación de la gastronomía y los productos a través del imaginario daliniano», explicó a Efe su curadora Paola Vañó.
Ambas colecciones exploran la cocina, desde el arte surrealista de Dalí y «son metáforas del amor a la preparación y a los alimentos», agregó Vañó, quien es responsable de gestión y curaduría de la Fundación Universitaria Iberoamericana (Funiber).
Elaboradas en los años 70, las colecciones contienen «collages» o fotomontajes, que se hicieron con base en el más de centenar de recetas que elaboraron los cocineros del restaurante francés Maxím’s.
Vañó recordó que «en algún momento de su vida» Dalí quiso ser cocinero y que «fue el primero que creó o acuñó el término ‘gastro-estético'».
«Las cenas de Gala» está conformada por 12 grabados preparados por el artista, en los que «interviene» los alimentos con otras piezas dalinianas, como aves y autorretratos, con el fin de darle mayor ánima a los objetos.
La curadora explicó que «hay ciertos alimentos que a Dalí le provocaban sugestiones, vegetales como la alcachofa».
«Él tenía recurrencias con estos elementos y conformaba una suerte de festín visual y nos invitaba a introducirnos en el mundo de los sentidos», señaló la encargada de la muestra.
La irrupción era parte del sello del artista, y así lo expresa en «Los extravagantes sueños de Pantagruel», una colección de 25 reinterpretaciones de los grabados de Francois Desprez, rescatados del siglo XVI.
En esta colección, el artista hace «una referencia a personajes que están presentados de forma híbrida, un poco humanos, un poco animalescos, y presentados como una fauna de personajes que interactúan también con ciertos alimentos y con los placeres de la gastronomía», detallo Vañó.
De esa manera, los visitantes pueden apreciar ilustraciones que exploran espacios poco recorridos en la época, como chuletas de terneras, carne de aves y langostinos, donde aparece el mismo Dalí cercano a ese banquete imaginario.
«Cada uno de estos grabados es una explosión de sabores, sensaciones, un agradecimiento para todos los sentidos; llegamos hasta a escuchar cosas, porque Dalí fue un hombre que exploró todas las capas y todas las posibilidades de los sentidos», explicó.
La curadora destacó que la muestra, que estará abierta hasta el 8 de enero, se presente en Lima, una ciudad que toma especial importancia a su gastronomía, y donde el arte aún no termina de explorar todas las posibilidades de los insumos culinarios.
Consideró, en ese sentido, que la gastronomía es «algo que toca una fibra muy profunda» de la «sensibilidad personal y también social» de los peruanos.
Vañó dijo que «la gastronomía es también un placer, no solo visual» y agregó que, como en las obras de Dalí, «convoca todos nuestros sentidos».
«Es algo total», concluyó sobre la muestra que ha llegado a Perú gracias a la Fundación Funiber y la Municipalidad Metropolitana de Lima.