La mexicana busca dar visibilidad a este tipo de situaciones con la intención de que acabar con este tipo de odio y que ninguna otra persona se vea en esta misma situación.
Por Débora Paz
Ciudad de México, 23 de noviembre (AS México).- Salma Hayek ya tiene su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. La popular actriz ha recibido este importante reconocimiento a toda una trayectoria repleta de éxitos convirtiéndose así en la estrella número 2 mil 709 junto a otros célebres del mundo de la cultura como Pierce Brosnan, Penélope Cruz, Drew Barrymore, Antonio Banderas o Alejandro Sanz, entre otros. Durante el acto, la mexicana ha estado acompañada de compañeros de la profesión como Adam Sandler o Chloé Zhao, directora de Eternals.
Con motivo de este galardón, Salma Hayek ha querido recordar los duros episodios que ha tenido que vivir a lo largo de estos años de exposición mediática donde los insultos racistas o machistas, así como los intentos de agresión han estado a la orden del día. La mexicana busca dar visibilidad a este tipo de situaciones con la intención de que acabar con este tipo de odio y que ninguna otra persona se vea en esta misma situación. La actriz ha comenzado su discurso reivindicativo recordando uno de las situaciones más aterradoras, cuando un hombre la persiguió con un cuchillo.
SU RELATO MÁS DURO
“Unas amigas había venido desde México y me pidieron que las llevara a dar un paseo por Hollywood Boulevard. Andábamos por la calle cuando un hombre pobre tirado en el suelo, muy hecho polvo, me dijo algo que no me atrevo a repetir. Le ignoré y seguí caminando”, comienza relatando. El individuo se molestó al ser ignorado por Hayek y comenzó a perseguirla por la calle. “Sacó un cuchillo y empezó a seguirnos. Mejor dicho: a seguirme, tratando de apuñalarme”, añade. La mexicana y sus amigas se vieron en la obligación de salir corriendo para terminar refugiándose en una tienda. “Saltamos detrás del mostrador, yo cogí un bastón y tuve que usarlo para mantener al agresor a raya”, dice.
Salma Hayek lamenta la poca ayuda ciudadana de aquel momento ya que, a pesar de los gritos de auxilio, ninguna persona se dignó a ayudarla. Y es que los únicos que intentaron desarmar al agresor fueron dos miembros del club de moteros «Ángeles del infierno».