Sanjuana Martínez
23/11/2015 - 12:01 am
La omertá Don Beltrone
Los cacicazgos terminan por convertirse en una mafia; los caciques en mafiosos. Y los mafiosos en políticos. Tal vez por eso, entre la clase política hay gobernadores, alcaldes, diputados o senadores que son auténticos mafiosos. Se les conoce precisamente por su poder desmedido para operar y controlar todo. ¿Cuántos hampones de este tipo conoce usted? […]
Los cacicazgos terminan por convertirse en una mafia; los caciques en mafiosos. Y los mafiosos en políticos.
Tal vez por eso, entre la clase política hay gobernadores, alcaldes, diputados o senadores que son auténticos mafiosos. Se les conoce precisamente por su poder desmedido para operar y controlar todo. ¿Cuántos hampones de este tipo conoce usted?
Los hay en todos los partidos. Incluso, hay partidos que funcionan bajo los esquemas de la camorra; organizaciones políticas marcadas por actos delictivos cubiertos por la omertá o ley del silencio. En esta ocasión me voy a referir exclusivamente al PRI considerada por algunos estudiosos como la Cosa Nostra.
La famosa omertá de Manlio Fabio Beltrones Rivera, conocido mejor como “Don Beltrone” (no hay necesidad de explicarles la razón de su seudónimo) cumple a raja tabla con el sagrado pacto de silencio que ha garantizado la impunidad a políticos de su grupo, incluido a él mismo.
¿Cuántos gobernadores corruptos del PRI han pisado la cárcel en México? ¿Cuántos ladrones de cuello blanco han sido procesados y sentenciados durante sus gobiernos? ¿Cuántos políticos delincuentes del tricolor están tras las rejas?
A lo largo de la historia, políticos como “Don Beltrone” se han encargado de asegurar la impunidad de todos sus compañeros dentro y fuera del PRI. En este momento el dominio le corresponde. No se mueve una hoja en el PRI sin que Don Beltrone lo autorice.
A veces, esa confederación dedicada a la protección y el ejercicio autónomo de la ley en el PRI tiene fisuras, filtraciones, errores. Como en el caso de los llamados “moches” donde se ha descubierto que Manlio Fabio Beltrones Rivera, coordinador del PRI en la Cámara de Diputados, fue denunciado por el diario AM de León, Guanajuato, como uno de los legisladores que pide comisiones para brindar partidas y apoyos a entidades.
Identificar a “Don Beltrone” como el mero mero de los “moches” es una obviedad. ¿Existe alguien que se sorprenda por esta noticia? Ni tampoco con la información que identifica como “jefazo” de los “moches” a Luis Alberto Villarreal, coordinador de los diputados panistas.
El testimonio del Alcalde de Celaya, Ismael Pérez Ordaz, no tiene desperdicio. Es contundente. En diciembre de 2012, tanto Villarreal como Beltrones, le ofrecían 160 millones de pesos para pavimentación del municipio, siempre y cuando le diera una jugosa comisión del 35 por ciento a los “capos de los moches” y asignara las obras a las empresas elegidas por estos políticos mafiosos. Los encargados de cobrar el “moche” fueron los empresarios sonorenses Heriberto Velásquez Campa, Ángel Adán Quintero Abril y José Arcadio Cabrera Luque: «Hay que repartir mucho dinero entre los jefes Villarreal y Manlio», decía el señor Quintero Abril cuando le solicitaban dar la comisión del 20 por ciento.
No es la primera vez que la omertá de “Don Beltrone” se rompe. Ese código estilo siciliano que prohíbe informar sobre los delitos considerados “necesarios” y “obligados” cometidos por el clan mafioso, cuando se rompe, el castigo puede llegar hasta la muerte.
Y es que “Don Beltrone” y su omertá ya han sido denunciados en otras ocasiones. Allí están los reportajes de los periodistas Craig Pyes y Sam Dillon, publicados en The New York Times, sobre los efectos de la narcopolítica en México, galardonados con el Premio Pulitzer en la categoría de reportaje internacional.
Este párrafo de uno de los reportajes lo dice todo: “El gobernador Manlio Fabio Beltrones Rivera asistió a reuniones donde capos de la droga pagaron a políticos de alto nivel por protección de sus operaciones”.
Después de ser electo Gobernador de Sonora en agosto de 1991, Beltrones, era ya una “estrella” del PRI y se le identificaba como uno de los “bebesaurios” más importantes del tricolor. Su historia está ligada a su maestro, Fernando Gutiérrez Barrios, jefe de la policía secreta durante los años de la guerra sucia en México. Y para conocer al papá “dinosaurio” de “Don Beltrone”, hay que leer la novela del cronista y escritor Fabrizio Mejía Madrid, Un hombre de confianza, recientemente publicada por Grijalbo.
¿Si “Don Beltrone” fue pupilo de Gutiérrez Barrios qué podemos esperar? Desde sus años de Gobernador, agentes de los Estados Unidos lo han investigado y han emitido informes clasificados donde describen sus presuntos vínculos con Carrillo Fuentes.
Pero “Don Beltrone” es mucho más que la omertá. Es también, el candidato perenne a presidente de la nación. Siempre suena su nombre, pero casualmente nunca sale premiado por el dedazo. El conserva las esperanzas de colocarse la banda presidencial. Claro, después de Peña Nieto cualquiera puede ser Presidente. El listón ha quedado por los suelos.
El problema es que Don Beltrone ya empieza a sentir pasos en la azotea y quiere elegir a sus contrincantes en la carrera del 2018. Para empezar, nos ha dejado claro que le tiene mucho miedo a Andrés Manuel López Obrador. Obvio. Según él, es tramposa, inmoral y poco ética la conducta del líder de Morena, porque se promociona en tiempos oficiales de televisión destinados a difundir la ideología de los partidos políticos.
Dice “Don Beltrone” que López Obrador aprovecha un vacío legal para impulsar su imagen con miras a una candidatura futura y eso según él, significa que puede haber una contienda electoral inequitativa.
Por supuesto que la habrá, pero inequitativamente a favor del PRI, el partido en el poder que tiene a su disposición todos los tiempos en Televisa y TV Azteca, más allá de los oficiales. Y si no, que le pregunten al INE de Lorenzo Cordova, tan parcial que hasta parece institución de Los Pinos.
“Don Beltrone”, no mencionó el tiempo utilizado por gobernadores priístas en el duopolio televisivo para su promoción personal, ni mucho menos, los miles de millones de pesos que pagan a las televisiones para tales efectos, simplemente se concretó a anunciar que promoverá una ley que prohíba esto. Se le olvida que el tiempo utilizado es gracias a la reforma política que él mismo aprobó.
La guerra hacia el 2018 está abierta. “Don Beltrone”, el capo di capi, está listo para intentar llegar a la Silla del Águila. ¿Quién ganará? ¿El bando de los candidatos mafiosos o los candidatos ciudadanos?
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