Los padres pierden alrededor de 700 horas de sueño en el primer año de sus hijos, revela estudio

23/10/2019 - 12:05 am

Un estudio realizado por el pediatra Manuel Sampedro, revela que los padres pierden más de 400 horas de sueño en el primer año de vida de los hijos, pues los menores aprenden a dormir a través del paso del tiempo y en algunas ocasiones presentan dificultades para descansar a lo largo de su niñez.

Ciudad de México, 23 de octubre (EUROPA PRESS). – El pediatra Manuel Sampedro ha apuntado que los padres pierden entre 400 y 700 horas de sueño durante el primer año de vida de sus hijos. «Los niños no nacen sabiendo dormir, sino que aprenden durante su desarrollo psicomotor. De hecho, en los primeros años de vida tienen varios despertares a lo largo de la noche», añade el doctor.

Los problemas del sueño son una de las consultas más comunes en pediatría. De hecho, este experto calcula que el 30 por ciento de los niños presentan trastornos del sueño a lo largo de su infancia, «si bien en un gran número de casos las expectativas de los padres son muchas veces la causa del supuesto problema de sueño de sus hijos».

Al respecto, el experto detalla que una de las herramientas para detectar estos problemas es llevar una agenda de sueño del niño. «El pediatra puede detectar alguna anomalía y empezar por descartar otras patologías, pasando después a la reeducación del niño en el sueño. La medicación sería la última medida», argumenta.

Los Niños Pueden Padecer Trastorno Del Sueño Sin Embargo En La Adolescencia Esto Se Puede Agravar

No existen datos absolutos sobre cuántas horas diarias debe dormir un niño o un adolescente, pero sí hay unas recomendaciones para una salud óptima, realizadas por la Academia Americana de Medicina del Sueño (AAMS): un bebé entre 4 y 12 meses de edad debería dormir de 12 a 16 horas diarias; de 1 a 2 años de edad, de 11 a 14 horas; de 3 a 5 años, de 10 a 13; de 6 a 12 años, de 9 a 12 horas; y de 13 a 18 años, de 8 a 10 horas de sueño.

En cuanto a los adolescentes, indica se está detectando un problema «grave»: el déficit crónico de sueño. Una forma de comprobar este déficit es supervisar si los jóvenes duermen dos o tres horas más el fin de semana que durante la semana. En algunos casos, puede ser por una patología, pero en otros se llega a ello por malos hábitos de retrasar el sueño y muchas veces es por un uso inadecuado de la tecnología antes de ir a dormir. Algunos niños con TDAH presentan también problemas de sueño asociado.

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