Malova: cambiar la imagen de Sinaloa, el reto

23/08/2011 - 12:00 am

En una pregunta, ¿qué relación le sugiere el término Sinaloa? Seguramente responderá: “narco”, “cártel”, “violencia”, “muertos”, “inseguridad”… O quizá utilice conceptos como: “infiltración”, “corrupción”, “impunidad”, “guerra perdida”. Si su asociación de ideas tiene que ver con “música de banda”, “mujeres norteñas”, “paraíso”, “agroindustria”, “turismo” o “tranquilidad”, usted forma parte de la minoría, en la que los hechos delictivos no han causado impacto. Lo cierto es que la percepción de peligro es palpable.

Desafortunadamente este juego de palabras podría aplicarse a Chihuahua, Tamaulipas, Durango, Michoacán y Morelos, por citar algunas entidades, sin que se consigan por igual resultados alentadores. Frente a este escenario, mercadólogos y asesores de imagen pública han bromeado en que sería preferible que, por decreto presidencial, se cambiara el nombre de estos estados, en lugar de derrochar en costosas campañas de propaganda y publicidad que intentan recuperar su prestigio.

Entre los implicados en esta tarea de revertir la imagen negativa se encuentra Mario López Valdez, conocido como Malova, quien desde el pasado 1 de enero encabeza el gobierno de Sinaloa. En su toma de posesión se comprometió a diseñar acciones coordinadas con la federación para combatir la delincuencia, en total apego a las exigencias sociales de restablecer la paz. Habló de reestructurar las corporaciones policiacas, pues las recibía “maltrechas y con agentes temerosos”. En estos meses de gobierno ha impulsado exámenes de confianza y la formación de policías élite. Sin embargo, los enfrentamientos, las muertes y la “nota roja” continúan.

A finales de abril, en una más de las escaladas de violencia, el mandatario reconoció la gravedad de la situación. “Antes en México había luchas por las rutas: la ruta del Golfo, la ruta del Centro, la ruta del Pacífico; hoy hay una disputa en todo el país por las plazas. Hay grupos que se posesionan de una plaza y que sienten cuando llega un grupo contrario, que se la quieren arrebatar. Y ese es el pleito que hay”, expuso. Todo hace suponer que el nivel de conocimiento de lo que ocurre es alto, pero el margen de maniobra es oficialmente limitado.

En su afán de frenar la inseguridad, López Valdez ha debido enfrentar la problemática sin distracción, a diferencia de otros mandatarios que han optado por minimizar o incluso evitar el tema. Malova, de acuerdo con la revisión de sus actividades de gobierno, trabaja en tres campos para contrarrestar los impactos de la violencia: mediante la transformación policiaca, la promoción del deporte y el turismo, y el impulso a la economía (agroindustria). El innegable cuestionamiento a unos meses de gestión es si le será suficiente para que los sinaloenses y el resto de los mexicanos palpen resultados en Sinaloa.

Del primer y tercer rubros, las acciones son medibles con elementos cuantitativos, apoyados en el número de delitos y víctimas, la cantidad de aprehensiones y procesados… o bien por el incremento en la producción, el nivel de inversiones o la generación de empleos, además de un sinfín de datos que permiten evaluar los avances. Del segundo aspecto, promoción del deporte y el turismo, aunque también existen criterios de medición, como el registro de nuevos deportistas, campeonatos y la apertura de espacios para su práctica, o mediante el flujo en terminales aéreas, marítimas o terrestres, además del reporte de hoteleros y restauranteros, los logros recaen más en el nivel de percepción. Ahí el factor a transformar.

El turismo como uno de los ejes de contrapeso no es exclusivo de Sinaloa. A inicios de año, la Presidencia de la República decretó a 2011 como Año del Turismo en México; también propició que el Tianguis Turístico fuera itinerante, para impulsar otras regiones del país y no sólo Acapulco, y fijó como meta para 2018 pertenecer al top cinco mundial en destinos turísticos, al margen de que la federación prepara una serie de spots y campañas para alentar el flujo de visitantes. De manera particular, Sinaloa será sede del Día Mundial de Turismo, a celebrarse en septiembre próximo en Mazatlán, y acelera el desarrollo del Centro Integralmente Planeado (CIP) de Teacapan, ahora llamado “Playa Espíritu”, entre otras acciones.

Hace unos días, López Valdez fue cuestionado sobre la oferta de “narco corridos” turísticos por la entidad, en donde taxistas, principalmente, brindaban servicios de guía para que paseantes con deseos de conocer rutas de trasiego y “zonas calientes” lo hicieran sin peligro. Al respecto, el mandatario contestó: “A lo mejor existen en la ciencia ficción o en alguna telenovela”. La pregunta y la respuesta habrían quedado como anécdota, de no ser porque ocurrieron durante una conferencia en la que el gobernador anunciaba que el centro integralmente planeado de Sinaloa, que tendrá el doble de extensión territorial que Cancún, será Playa Espíritu, con la voluntad de atraer turismo y modificar la imagen del estado.

Malova, de amplia carrera en el PRI, encabeza actualmente uno de los tres gobiernos de alianza PAN-PRD. Captó la atención de medios y ciudadanos por su combate a la “narcocultura” y la apología del delito con la prohibición de los “narcocorridos”, estilo musical característico de la región. También ha destacado por promocionar el deporte, como alternativa de desarrollo de los jóvenes, para evitar de fondo su reclutamiento en las filas criminales. El box y el beisbol han contado con considerable respaldo.

Una vez consumado su empeño de llegar al poder, al grado de romper con su historia partidista y con el PRI, ahora es dueño de una agenda plural, que lo mismo lo lleva a acercarse al PAN que coquetear con las izquierdas. Malova vive su momento: hacer política como nunca antes; mientras que Sinaloa requiere de atención y cuidados urgentes. Sinaloa necesita dejar de ser sinónimo de narcotráfico.

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José Carlos Gutiérrez-Niño
en Sinembargo al Aire

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