De acuerdo con la nueva investigación publicada por el diario estadounidense, la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos sí ayudó en la captura de Caro Quintero y no como la versión que ha dado el Gobierno de México de que no hubo colaboración. Incluso reclutó a miembros de la familia del narcotraficante como informantes.
Ciudad de México, 23 de julio (SinEmbargo).– Un grupo de trabajo de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) denominado “The RCQ Task Force” se dedicó durante años a buscar al narcotraficante mexicano Rafael Caro Quintero. Rastrearon su paradero en las selvas del noroeste de México. Una y otra vez planearon incursiones aéreas para sacarlo de la tienda donde dormía. Incluso reclutaron a miembros de su familia como informantes, aseguraron funcionarios y exfuncionarios de la agencia al diario The Washington Post.
De acuerdo con la investigación de los periodistas Kevin Sieffy y María Beth Sheridan, el equipo de la DEA tomó las iniciales del propio objetivo: “The RCQ Task Force”, por Rafael Caro Quintero.
El Presidente y el Embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, han dicho que la DEA no jugó un rol en el arresto del llamado “Capo de capos”. Andrés Manuel López Obrador expresó incluso que aunque hay cooperación binacional, en ese caso particular no la hubo. Ahora la DEA parece desmentir a ambos con información detallada de su operación en México.
La captura del capo fue descrita por las autoridades estadounidenses como un ejemplo de la cooperación con México en la lucha contra el narcotráfico. Caro Quintero, sin embargo, había sido fuente de tensiones entre los dos países por 37 años.
Caro Quintero fue uno de los principales proveedores de heroína, cocaína y mariguana a Estados Unidos a fines de la década de 1970 y principios de los 80. Soldados mexicanos lo capturaron el viernes 15 de julio en las montañas del noroeste de México.
México tardó en capturar al exlíder del Cártel de Guadalajara por el asesinato del agente de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena, en 1985 y por los de otros ciudadanos estadounidenses en la misma época.
Estados Unidos casi cierra la frontera para presionar a México a que lo capturara en los años 80, pero incluso por entonces el sistema penal mexicano no pudo retenerlo en la cárcel: En el 2013 salió caminando de la prisión por una decisión equivocada de un tribunal de apelaciones mexicano y volvió a las andanzas.
Según el Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, la detención del narcotraficante fue sólo trabajo de México, pero hoy el diario The Washington Post, que entrevista a funcionarios y exfuncionarios de la DEA, relata la operación de la agencia en su captura.
“Entre 2013 y 2022, cuando la recompensa por su captura pasó de cinco millones a 20 millones de dólares, Estados Unidos y México realizaron 12 operaciones fallidas para atrapar a Caro Quintero, según funcionarios estadounidenses anteriores y actuales.
Muchas de esas operaciones no han sido reportadas previamente. Funcionarios estadounidenses dijeron que creen que fueron frustrados por filtraciones mexicanas de alto nivel, una señal de que el gobierno mexicano lo estaba protegiendo”, destaca el medio.
El diario detalla que las autoridades estadounidenses desde hace mucho tiempo identificaron dónde vivía Caro Quintero en la zona rural de Sinaloa, a solo unas pocas millas de una base militar mexicana en un pueblo que dirigía como un feudo.
“Se movía en motocicleta y cuatrimoto, custodiado por equipos de seguridad que rotaban cada semana. La DEA había convertido a algunos de los familiares de Caro Quintero en informantes”, dijo un exalto funcionario estadounidense al Washington Post. “Incluso sabía qué caminos de terracería tomaba para visitar a sus novias”.
Por eso cuando Caro Quintero fue capturado, el 15 de julio, y escucharon a López Obrador afirmando que la operación fue planeada y ejecutada en su totalidad por México, los miembros actuales y anteriores de la “RCQ Task Force” lo consideraron “absurdo”, diciendo que habían estado proporcionando información de inteligencia a la Marina y al Ejército mexicano durante nueve años la sensibilidad de la misión.
“Algunos de los ex agentes de la DEA intercambiaron mensajes. No les sorprendió que López Obrador no les iba a ofrecer crédito. Pero aún así fue una conclusión exitosa para su búsqueda de nueve años”, resalta el diario Washington Post.