Pablo Riveros, su líder político, ya fue llamado como «el intendente hippie» por algunos medios locales. Usa rastas, una camisa manga corta y en sus fotos de redes sociales se lo ve tomando mate, manteniendo un perfil distinto al de los dirigentes tradicionales. El ambiente del lugar, con las sierras, el río y el lago Los Molinos, ayuda a sostener ese estilo descontracturado: «Esto es un paraíso natural», se enorgullece.
Por Leandro Lutzky
Córdova, Argentina, 23 de junio (RT).– Una pequeña localidad de la provincia de Córdoba (Argentina), llamada Villa Ciudad Parque, acaba de autorizar el cultivo del cannabis con fines terapéuticos y de investigación científica, siempre y cuando los interesados obtengan la autorización previa de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT).
Pablo Riveros, su líder político, ya fue llamado como «el intendente hippie» por algunos medios locales. Usa rastas, una camisa manga corta y en sus fotos de redes sociales se lo ve tomando mate, manteniendo un perfil distinto al de los dirigentes tradicionales. El ambiente del lugar, con las sierras, el río y el lago Los Molinos, ayuda a sostener ese estilo descontracturado: «Esto es un paraíso natural», se enorgullece.
Aquel peronista asumió el cargo a mediados de diciembre, y se encontró con un panorama adverso: «La economía de acá está muy vinculada al turismo, casi en un 100 por ciento. Después de atravesar cuatro años de neoliberalismo con el Gobierno de Macri, tuvimos que generar un sistema muy grande de contención», subraya. Además, el decadente flujo turístico tampoco estaba activo todos los días del año, por eso muchos pobladores hacían trabajos informales para sobrevivir, y la pandemia complicó la situación.
Pero, lejos de lamentarse, se ideó una posible solución: «El cultivo de cannabis podría repuntar la economía del lugar», sostiene el entrevistado. En efecto, se avala esta actividad «entre sectores privados o asociativos, generando mano de obra».
A diferencia de la Ciudad de Buenos Aires y sus alrededores, donde cada día hay más contagios de la COVID-19, en esta región se registraron tan solo dos casos confirmados, y fueron en un municipio lindero. «Estamos en zona blanca», describe el jefe del distrito. De momento, hay restricciones a la circulación y controles de la Policía y Defensa Civil municipal, pero no rige la cuarentena obligatoria.
UNA PERSPECTIVA DE SALUD PÚBLICA
Riveros, quien no consume el aceite cannábico, conoce sus beneficios por una situación familiar: su madre, que padece demencia senil, es tratada con esta medicina alternativa. En ese marco, el referente comunal aclara que la disposición se encara con «una perspectiva de salud pública». De hecho, la iniciativa cuenta con el apoyo de los médicos de la zona: «Los especialistas se pusieron a disposición, y nos felicitan por la decisión tomada», celebra el intendente.
Sin embargo, continúa habiendo fuertes estigmas y estereotipos ligados al cultivo. «Tiene que ver con la falta de información, y cómo se van construyendo los sentidos comunes de una sociedad», opina el dirigente. «Si uno informa bien, y genera construcción de ciudadanía donde se respeten y amplíen derechos, eso no tendría implicancia en la realidad», agrega. Y se explaya: «Preconceptos hay en todos los temas, pero lo preocupante es criminalizar. El cannabis medicinal tiene legitimidad científica, y nosotros le damos legitimidad política».
En esa línea, Riveros sostiene que muchos ignoran los tratamientos terapéuticos que se pueden aplicar gracias a la planta, principalmente para enfermedades de gravedad, «mejorando la vida de pacientes con afecciones crónicas o incluso terminales». Sobre ello, menciona casos de «personas con epilepsia que han bajado considerablemente la cantidad de convulsiones».
También destaca a las personas de la tercera edad, con problemas físicos por el simple paso del tiempo: «Alivia dolores y relaja la musculatura», dice el político, quien ya parece todo un experto.
Según esta autoridad local, en el pueblo hay por lo menos 30 personas consumiendo cannabis por razones médicas, «en condiciones lamentables». Sucede que, si la administración pública no toma cartas en el asunto, se exponen a la ilegalidad para conseguir el aceite. Y si no tienen los recursos económicos, su compra es inaccesible. Todo ello sumado a que la calidad del producto hoy no está certificada por el Estado. Ahora, a medida que se va conociendo la iniciativa, más vecinos se interesan por la propuesta, que plantea una regulación.
Así, para que pase de ser una promesa a un sistema operativo, solo resta firmar un convenio junto al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y el Ministerio de Salud.
Por otro lado, Riveros aclara que la medida no habilita el cultivo con fines recreativos en su jurisdicción, porque «se puede llegar a confundir el objetivo». Sin embargo, su postura para dejar de perseguir a los consumidores es bastante firme: «Debe tratarse desde el Código Civil y Penal».
Actualmente, el proyecto para reformar el sistema de penas está en el Congreso, y el mismo no prevé castigos sobre la tenencia para consumo personal. «Si me piden un consejo, diría que hay que despenalizar el consumo de marihuana y permitir el autocultivo», finaliza Pablo.