Con la colaboración de Raina Ng.
Los modelos de estados totalitarios encubiertos como democracias parecen replicarse en otras sociedades del mundo.
La larga conversación que tuve, por ejemplo, con la periodista y escritora malasia Raina Ng me ha dejado tan sorprendido que se impone inexcusable una breve crónica del sistema político de aquel país asiático y de sus elecciones de mayo de 2013, donde resultara ganador de las mismas el actual primer ministro Najib Razak.
Para tales elecciones los partidos en disputa fueron el Barisan Nasional (BN), con Najib Razak, y el Pakatan Rakyat (PR), con Anwar Ibrahim. Como se temía que el Barisan Nasional, que ha gobernado desde la independencia del país en 1957, indujera un fraude electoral (es común que para ello incluso hiciera votar a los muertos, como en otras ocasiones), la oposición pidió que organismos no gubernamentales siguieran de cerca las campañas, pues el BN tenía también entre sus prácticas la compra de voto a través de despensas, dinero y otras canonjías, además de que utilizaban programas sociales con fines puramente electoreros.
Los organismos no gubernamentales fueron testigos del crecimiento en popularidad del PR, partido que ya había hecho señalamientos de graves actos de corrupción por parte del BN y que se presentaba como la única esperanza de cambio para la sociedad malasia.
Sin embargo, el día de las elecciones, las expectativas de triunfo de la población y de alternancia real se vinieron abajo cuando, inesperadamente, el partido Barisan Nasional se alzó con el triunfo. Según lo comenta la propia Raina NG, que estuvo siguiendo el proceso, ese 6 de mayo de 2013 fue conocido como el Lunes Negro, pues nadie podía creer en los resultados obtenidos por el partido en el poder.
Pocos días después, el primer ministro electo Najib Razak declaraba (y traduzco las propias palabras de Raina): “aquellos que no estén contentos con el resultado de las elecciones puede irse del país. Aceptan los resultados o se van”.
Vinieron, entonces, persecusiones contra periodistas y medios de comunicación. Fueron arrestados, por ejemplo, dos figuras emblemáticas del periodismo de aquel país: Ho Kay Tat, del periódico Independent Business, y Jahabar Sadiq, del portal The Malaysian Insider. Luego de “secuestrados” los medios y puestos al servicio del gobierno, fue fácil domesticar a la población.
Las palabras finales de Raina Ng sobre la situación que vive Malasia en este momento tienen más de un lazo con los saldos que han dejado las recientes elecciones en México, donde parece que el PRI “refrendó” el sólido liderazgo del presidente Peña Nieto, aunque, al igual que en Malasia, una sospecha de fraude electoral recorra todos los estados donde triunfó el tricolor
Por eso, como dice Raina: “se siente una espefice de sofoco, una claustrofobia que viene acompañada de cortinas de humo, desconfianza y cinismo. Los efectos del mal gobierno parecen ser el robo, lento pero seguro, de toda nuestra libertad”.
@rogelioguedea