Voraz: el placer de la carne. Con el antecedente de provocar desmayos y ataques de ansiedad en los Festivales de Cine de Toronto y Cannes, Voraz (Raw, 2016) la ópera prima de la joven francesa Julia Ducournau es acogida por las pantallas mexicanas, primero como parte de la sexagésima segunda Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional y después con formal estreno. Es oportunidad para los espectadores mexicanos de corroborar si el filme genera síncopes o lo que ocurre es que el público de Toronto y Cannes es mucho más sensible y aguanta menos.
Voraz descubre los apetitos secretos de Justine, una adolescente que ingresa a la escuela veterinaria como parte de la tradición familiar. Dentro de los retorcidos rituales de iniciación estudiantil, los alumnos novatos reciben un baño de sangre y son obligados a comer riñones y otros órganos animales. Justine, criada en una familia de vegetarianos, encontrará que su resistencia a probar carne se va debilitando a la par que se revela su verdadera y desconocida naturaleza carnívora.
Al ansia que estimula el sabor de la carne se revelan placeres y agonías corporales inherentes a la adolescencia, a la condición femenina, al despertar sexual, a las presiones sociales, al tortuoso costumbrismo escolar y a los enigmas de familia. El arriesgado debut de Ducournau no resulta un ejercicio de fútil provocación con inquietantes secuencias, permean en ella el desasosiego juvenil, la conmoción de la adolescencia y los inherentes cambios físicos, trastornos como la anorexia y la necesidad de inclusión a un grupo.
Los miedos e ímpetus más primitivos desfilan bajo la piel de Justine, interpretada por la frágil actriz Garance Marillier, cuya delicada apariencia contrasta con ese monstruo hambriento que subyace en su interior. Al singular perfil de Justine se suma la turbia complicidad de su hermana Alexia (Elle Rumpf), estudiante en la misma facultad de veterinaria y quien la acompaña en algunas de las secuencias más perturbadoras del filme.
Ese horror que alimenta la pantalla está resuelto con elegancia y la cuidada fotografía del belga Ruben Impens, el mismo de El círculo roto (2012), que nos entrega imágenes para recordar: el infierno bajo la sábana que vive Justine durante el síndrome de abstinencia; o bien, los cuerpos de los estudiantes cubiertos de pintura como frescos vivientes de una locura desatada.
Graduada de la Escuela Superior de Cine La Fémis de París, guionista y autora del cortometraje Junior (2011) centrado también en el ámbito escolar, Julia Ducournau ha fascinado con su propuesta al público juvenil, a los afectos al género y a la crítica especializada. Obtuvo el Premio FIPRESCI en el Festival de Cannes 2016 y tres galardones en el Festival de Sitges: Mejor Directora Revelación, Mejor Película europea y Mejor película en idioma extranjero. Con el delirio que se respira en filmes como Carrie (De Palma, 1976) y los vasos comunicantes con los comportamientos enrarecidos de obras como Feroz Fawcett, 2000) y atípicas como Dentro de la piel (De Van,2012), esta coproducción franco-belga nos ha dejado con hambre de ver futuros trabajos de su autora.
En otros horrores de factura humana: Bajo la arena (2015) coproducción danesa-alemana dirigida y escrita por el danés Martin Zanvliet quien desentierra un capítulo poco difundido de la Segunda Guerra Mundial. Cuando concluye el conflicto, el ejército alemán es expulsado de Dinamarca, excepto por varios pelotones de prisioneros que han sido asignados a una misión letal: desmantelar la costa danesa de las bombas personales sembradas por las fuerzas arias como ofensiva para el ejército aliado.
Los soldados alemanes, que apenas han dejado atrás la infancia, están bajo las órdenes del sargento danés Rasmussen (el cautivador Roland Mølle) dominado por el odio profundo hacia la presencia alemana, un sentimiento que no ha concluido con la firma de la paz. Con la tensión inseparable de la anécdota en sí, asistimos a un relato de supervivencia y rescate del sentido de humanidad. Bajo la arena estuvo nominada este año al Óscar a la Mejor Película de habla no inglesa.
En esta edición, la Muestra engloba 14 producciones de países como Japón, Italia, Suiza, Rumania y Bélgica con obras de autores veteranos como el británico Ken Loach, el italiano Marco Bellocio y el japonés Horkazu Kore-eda. La exhibición continúa su recorrido en la Cineteca Nacional en donde concluirá funciones el 24 de abril; y se encuentra disponible en el circuito comercial y el de cultura hasta el 13 de mayo. Consulte funciones en las respectivas carteleras.