Los principales restaurantes y cafeterías del centro de la capital también permanecieron cerrados al público y los que abrieron se vieron vacíos.
Por Zacarías Cervantes
Chilpancingo, Guerrero, 23 de marzo (ElSur).- Chilpancingo es, desde el viernes, una ciudad semi paralizada; sus calles, plazas y plazoletas están casi vacías, los centros de recreación y espacios para el ejercicio físico cerraron desde el sábado, los empleados de oficinas públicas y de instituciones educativas salieron a receso desde el 20 de marzo para cumplir con el “distanciamiento social” impuesto por las autoridades para evitar la propagación del coronavirus. El COVID-19 ha, prácticamente, inmovilizado a Gobierno y a ciudadanos.
En un ambiente así, los tenderos del comercio local e informal, así como los de las cadenas nacionales y transnacionales son los únicos que se niegan a irse a sus casas.
Las tiendas de las colonias de la periferia, los mercados de zona y el central Baltazar R. Leyva Mancilla mantuvieron abiertas sus puertas este fin de semana, incluso este último, ayer, se vio abarrotado de clientes, como cualquier domingo normal.
Uno de los pocos atractivos que tiene Chilpancingo los fines de semana es el zoológico Zoochilpan. Sin embargo, este centro de recreación infantil cerró sus puertas desde el sábado.
Ayer en la reja se vio un aviso escrito en una lona, dice: “En concordancia con las medidas sanitarias, implementadas por el Estado para evitar la propagación del COVID-19 en Guerrero, las instalaciones del zoológico Zoochilpan permanecerán cerradas al público a partir del 20 de marzo del año en curso”.
El aviso, agrega: “Los invitamos a permanecer en sus hogares y seguir las recomendaciones de las instancias correspondientes”. Debido a la medida, las instalaciones estuvieron vacías este domingo.
Allí junto al Zoochilpan, están las canchas de la Universidad Autónoma de Guerrero. En sus instalaciones los fines de semana cientos de jóvenes van a hacer deporte en su cancha de futbol o de basquetbol. Decenas de chilpancinguenses acuden, también, a correr en su pista o a ejercitarse en su gimnasio.
Desde el sábado las instalaciones universitarias fueron cerradas al público. Ayer, al lado de una de las puertas, se leyó un aviso para los usuarios del gimnasio: “se suspende el servicio del gym UAGro hasta nuevo aviso”.
Las calles retiradas del centro de la ciudad se vieron solitarias y desoladas. Solamente en las cercanas al primer cuadro se vieron algunas familias.
Ayer también dieron vida al Zócalo de la ciudad las misas dominicales que permanecieron al aire libre afuera de la parroquia la Asunción de María en donde los feligreses colocaron un amplio toldo para las celebraciones dominicales, como parte de las medidas por la contingencia.
Los principales restaurantes y cafeterías del centro de la capital también permanecieron cerrados al público y los que abrieron se vieron vacíos.
Solamente abrieron las franquicias de cadenas comerciales como Oxxo, Comercial Mexicana, Soriana Wal-Mart, Liverpool, Chedraui, Elektra.
También abrieron las tiendas de las colonias de la periferia de la ciudad y todos los mercados.
Los tenderos son los que se dice que serán los más afectados con esta contingencia, e invitaron a los consumidores a apoyarlos comprando al comercio local.
En la avenida Insurgentes, frente al mercado central Baltasar R. Leyva Mancilla, se vio una lona con la petición: “Amigo consumidor, te invitamos a que en esta etapa difícil que vivimos por el COVID-19 nos favorezcas comprando al comercio local. Somos tu gente. Por tu preferencia. Gracias”.
El sábado, unos dos mil comerciantes establecidos y ambulantes de este centro de abastos acordaron mantener abiertos sus establecimientos y se comprometieron a tomar medidas de higiene para evitar algún contagio de coronavirus, como la aplicación del gel antibacterial a los que visiten la central de abasto.
El Ayuntamiento dio un ultimátum para que el sábado, los bares y centros nocturnos se apeguen a la cuarentena para evitar contagios del coronavirus. Estos negocios de giro rojo tuvieron que cerrar a partir del sábado y en caso de que sus dueños no lo hagan en los días posteriores serán sancionados por parte de la gobernación municipal.
Sin embargo en el aviso no se incluyen los establecimientos comerciales y mercados.
Los dirigentes del mercado central tuvieron una reunión con el edil quien les aclaró que la advertencia de cierre de negocios no era para ellos sino para los bares y centros nocturnos que operan en distintos puntos de esta capital.
Igual las unidades del transporte público estuvieron vacías y sólo por la mañana hubo quienes utilizaron el servicio en las rutas que cubren el mercado central Baltazar R. Leyva Mancilla.
La situación es contrastante en el resto de la ciudad. Incluso en la plaza Primer Congreso de Anáhuac donde en días normales es común la concentración de familias. Este sábado y domingo no fue así.
Una vendedora de esquites que se instala todos los domingos en la esquina de Hidalgo y Abasolo, en la contra esquina de la parroquia la Asunción de María se quejó de que a las 6 de la tarde no había vendido ni la mitad de lo que vendía en domingo anteriores, “y la situación se ve que va a seguir así, si no se componen las ventas de aquí a las 8 de la noche ya me quedé con mi mercancía, mañana lunes será peor”, se quejó.
En la plaza Primer Congreso Anáhuac son por lo menos cien personas que se dedican a vender esquites, gorditas, quesadillas, tacos, frutas, dulces, chácharas, además de lustradores de calzado. Todos prevén una temporada difícil.
Por eso mismo se niegan irse a sus casas, “aquí aunque sea un poquito va a ir cayendo, y si me voy a esconder a mi casa a lo mejor me salvo del coronavirus, pero me voy a morir de hambre, y está cabrón”, mejor me muero pero trabajando”, dijo don Andrés, aseador de calzado de 50 años de edad quien, asegura, en fin de semana se gana de 200 a 250 pesos diarios, pero ayer a las 5 y media de la tarde, a punto de cerrar apenas llevaba 85 pesos, y argumenta: “pero si me hubiera quedado en mi casa, ¿quien me los hubiera dado?”.
En Chilpancingo, a diferencia de ciudades como Acapulco, ayer abrió la sala de Cinépolis y los administradores argumentaron que hasta que no les den una orden por parte del Gobierno seguirán abriendo. Sin embargo la asistencia se vio reducida a la mitad a diferencia de los domingos anteriores, de acuerdo con una de las vendedoras de boletos.