La idea de poner en marcha la iniciativa surgió meses después de que el suicidio de una joven japonesa, que no podía soportar sus largas jornadas laborales, reabriera el debate en torno al karoshi o muerte por exceso de trabajo en Japón. La legislación laboral nipona establece que las jornadas de trabajo no deben superar las 40 horas semanales, aunque permite que se trabajen horas extra siempre que haya un acuerdo previo entre empleador y trabajador.
Por Marta O. Craviotto
Tokio, 23 de febrero (EFE).- Descuentos en grandes almacenes, viajes organizados y «hora feliz» en bares son algunas de las ofertas que pretenden sacar de sus oficinas a los japoneses los viernes a las 3 de tarde, y ayudar así a frenar la cultura del exceso de trabajo que prevalece en el país.
El «Premium Friday» («súper viernes» en español), que empieza este viernes, es un proyecto diseñado por el Gobierno nipón y los principales grupos empresariales del país que insta a los empleados japoneses a abandonar sus puestos de trabajo a las 3 de la tarde el último viernes de cada mes.
Esta campaña se pone en marcha meses después de que el suicidio de una joven japonesa, que no podía soportar sus largas jornadas laborales, reabriera el debate en torno al karoshi o muerte por exceso de trabajo en Japón.
En 2015, más de 2 mil 159 personas se suicidaron en Japón por causas relacionadas con el trabajo -675 de ellas por cansancio-, según el Ministerio nipón de Trabajo.
La legislación laboral japonesa establece que las jornadas de trabajo no deben superar las 40 horas semanales, aunque permite que se trabajen horas extra siempre que haya un acuerdo previo entre empleador y trabajador.
El pasado octubre el Gobierno nipón publicó un informe que mostraba que casi una cuarta parte de las corporaciones niponas reconoce que sus empleados pueden llegar a trabajar más de 80 horas extras al mes.
Jenny, diseñadora web en Tokio, explica a EFE que trabaja unas 11 horas diarias, aunque reconoce que en alguna ocasión su jornada laboral ha llegado a alcanzar las 15 horas.
«Aunque no me gusta hacer horas extra, debido a que (los jefes) piensan que la jornada laboral es de 12 horas por defecto, me asignan trabajo que tarda ese tiempo en terminarse», añade.
Además, esta joven de 24 años denuncia que «la sociedad pone mucha presión y estrés en el empleado, y eso no es saludable».
Campañas como el «Premium Friday» buscan hacer más llevadera la altísima carga de trabajo que sufren los japoneses, al tiempo que pretenden dar un impulso al consumo privado y terminar con la deflación crónica que afecta a la tercera economía mundial.
Por ello, algunas tabernas japonesas, conocidas como izakaya, planean abrir antes de lo que es habitual; la cadena Sapporo Lion Beer Hall ofrecerá cerveza a mitad de precio desde las 3 de la tarde.
Varios centros comerciales también han programado eventos para el primero de estos «Premium Fridays»: Takashimaya Shinjuku, en Tokio, ofrecerá un servicio de alquiler de kimonos, seminarios sobre maquillaje o la tradicional ceremonia del té, así como descuentos en algunas marcas de ropa.
La compañía ferroviaria Odakyu Electric Railway propone un paquete turístico para el fin de semana, con salida desde Tokio el viernes por la tarde, para visitar la región montañosa de Hakone, conocida por sus balnearios.
Si todos los trabajadores nipones participan, el consumo privado podría alcanzar unos 123 mil 600 millones de yenes (1 mil 033 millones de euros) durante el «Premium Friday», estima Toshihiro Nagahama, economista jefe del Instituto de Investigación Dai-ichi Life.
Sin embargo, Nagahama reconoce que «no todas las empresas participarán» en la iniciativa -ya que es voluntaria-, y que, si el impacto económico llega a los 10 mil 000 millones de yenes (83.6 millones de euros), «será más que suficiente».
El gigante automovilístico Toyota (con 70 mil empleados en Japón) ya ha anunciado que no está interesado en el «Premium Friday»; Nagahama añade que la compañía para la que trabaja, Dai-ichi Life, ha dejado a cada departamento la decisión de adherirse o no a la campaña.
«No sé si (el ‘Premium Friday’) va a funcionar conmigo», reconoce Kota, empleado en la sede japonesa de una empresa británica.
«Como trabajo en ventas, necesito ver cómo reaccionan mis clientes. Si todo el mundo espera a que los otros comiencen el cambio, este nunca sucederá», concluye.
En un país donde trabajar hasta bien entrada la noche es la norma, habrá que esperar para comprobar el impacto social y económico que tendrá finalmente el «Premium Friday».