«Hoy no te compran por lo que haces, sino por cómo haces las cosas. La gente analiza el ADN de una empresa y verifica hacia dónde se va su dinero», dijo el director ejecutivo de la marca de ropa interior Vicky Form, Pepe Zaga.
Por Juan Carlos Machorro
México, 22 de diciembre (EFE).- El cuidado al medioambiente ha llegado a productos como la lencería femenina con materiales sustentables que aportan la responsabilidad ambiental a un mercado regido por la estética.
Esta nueva tendencia amigable con el ambiente deja de lado los textiles sintéticos contaminantes en la confección de las prendas y los reemplaza por materiales de origen natural, aplicando celulosas de eucalipto, soya, pino y algodón, entre otros.
El director ejecutivo de la marca de ropa interior Vicky Form, Pepe Zaga, dijo a Efe que las empresas deben ser social y ecológicamente responsables, ya que es algo que se ha convertido en una exigencia de los clientes hacia las marcas.
En el caso de la ropa interior y prendas en general, según el experto, para permanecer en el radar de los clientes se tiene que ir más allá de solo generar productos porque la clave ahora es cómo estos se confeccionan.
«Hoy no te compran por lo que haces, sino por cómo haces las cosas. La gente analiza el ADN de una empresa y verifica hacia dónde se va su dinero», expuso el directivo.
Asimismo, añadió que el usuario busca hoy que «los productos vengan de fuentes sustentables, responsables, de fuentes de comercio justo», así como tiene en cuenta factores como que la marca ayude a empoderar a las mujeres.
También mencionó que en el caso de su empresa «un 80 por ciento de las prendas son de maquila mexicana, que reciben diversos tratamientos para ahorrar en agua y otros enseres que intervienen en la cadena de producción».
En el caso de aquellos materiales adquiridos fuera del país, siempre se verifica «que tengan una certificación internacional en comercio, justicia, empleo y sustentabilidad».
De acuerdo a la encuesta sobre hábitos de consumo en prendas de vestir del sistema Mercawise, las compras del mexicano están encabezadas por los vaqueros, seguidos de las camisas y blusas.
En tercer lugar está la ropa interior, incluyendo en este sector a la lencería.
El mercado de la lencería en México tiene un valor estimado anual de 320 millones de dólares.
Por su parte, la consultora Frost& Sullivan señala en su estudio de 2017 que este mercado tiene valor a nivel mundial de 82.100 millones de dólares.
Otro ejemplo de fomento de estas prendas íntimas con corte ecológico es el de la marca Liz del Grupo CMR, que este año presentó en México las innovaciones de sus prendas de lencería enfocadas en brindar comodidad a las mujeres sin olvidar la sustentabilidad.
Esta empresa brasileña utiliza en los procesos de maquila de sus prendas hilos biodegradables al tiempo que suma otras acciones que logren reducir el impacto ambiental de los procesos industriales.
Esto reafirma que la moda sostenible va ganando terreno y, si bien aún es complicado apreciar esto en la ropa interior de forma masiva, ser una marca «verde» ya es una realidad global en plena expansión.
Algunos ejemplos de esto suceden en países europeos, como es el caso de la marca Maripuri Tijeritas, de España, que usa algodón orgánico, y cáñamo para elaborar sus piezas.
La Organic Cotton Colors, también de España, se sirve de un sistema de comercio justo y usa algodón ecológico libre de tintes.
En Reino Unido, la marca de lencería Ayten Gasson confecciona las prendas a mano con uso de seda orgánica para prendas tanto de hombre como de mujer.
Por su parte, Francia se ve representada con la marca You Green, que en sus materiales usa fibra de pino blanco.
En último caso, A-Dam, marca de origen holandés, utiliza algodón orgánico y solo un 5 por ciento de licra.
Esta empresa está enfocada en calzoncillos ajustados para caballero y se sirve de materiales reciclados para todo el embalaje de sus piezas.
De nuevo según la encuesta de Frost&Sullivan, las prendas de lencería sexy forman parte de un mercado internacional que genera 14.000 millones de dólares mensuales.
En mercados como el mexicano, este tipo de prendas están aún por explotar, tomando como ejemplo a seguir a los países de Latinoamérica en los que más se comercializan este tipo de productos, Brasil y Colombia.