El encuentro de Catalina Narcisa y su hijo Elisandro tuvo lugar el pasado 7 de diciembre en la casa de Las Patronas, un comedor de migrantes en la ciudad de Veracruz.
Por Christian Estrada Castillo
México, 22 diciembre, (EFE).- La catedral metropolitana de la ciudad de México fue el santuario sagrado que Catalina Narcisa eligió para dar gracias a dios por haber encontrado a su hijo desaparecido, a quien no veía desde hace 22 años.
«Doy gracias a dios que ya apareció mi hijo. Estaba desaparecido, no se comunicaba y ahora por la gracia de dios ya apareció, estoy feliz y contenta», dijo esta madre de familia guatemalteca.
El encuentro de madre e hijo fue posible gracias a las gestiones del Movimiento de Migrante Mesoamericano que desde hace trece años organiza una Caravana de Madres Centroamericanas para hacer posible que personas desaparecidas se reencuentren con sus familiares.
Desde la primera edición de la Caravana de Madres Centroamericanas hasta la fecha se ha localizado un total de 277 migrantes desaparecidos.
En julio pasado, representantes del Movimiento de Migrante Mesoamericano acudieron a la casa de Catalina en Guatemala para anunciar que su hijo Elisandro Reginaldo Roblero se encontraba viviendo en la Ciudad de México.
«Nos mostraron la foto y nos dio tristeza por el tiempo que estuvo perdido», recuerda esta madre, quien junto con su hija Antolina Roblero y su nieto de un año de edad, recorrieron diferentes ciudades del país hasta encontrarse con el único varón de la familia.
Elisandro Reginaldo contó a Efe que durante un partido de fútbol conoció a uno de los trabajadores del Movimiento Migrante y le compartió su historia, de cómo llegó a México y el número de años que no tenia contacto con su familia.
«No sabíamos nada» durante 22 años, comenta Narcisa quien se unió a la Caravana de Madres Centroamericanas para encontrarse con su hijo en la edición de este año en la que se ha logrado hallar a siete migrantes desaparecidos.
A los 16 años Elisandro Regilando salió de su natal Guatemala para vivir durante una temporada en el estado de Chiapas. De ahí prosiguió su travesía hacia la Ciudad de México, donde perdió el contacto con su madre.
«Entonces no había teléfonos allí (Guatemala) y no sabía cómo comunicarme», señala Elisandro quien recuerda que después de llegar a México envió un par de cartas a su madre que ella nunca recibió.
El encuentro de Catalina Narcisa y su hijo Elisandro tuvo lugar el pasado 7 de diciembre en la casa de Las Patronas, un comedor de migrantes en la ciudad de Veracruz.
Actualmente Elisandro Reginaldo trabaja como cocinero en un puesto de tacos en la Ciudad de México y planea viajar a Guatemala en septiembre de 2018 para visitar a su padre a quien tampoco ha visto en 22 años.
Según el Movimiento Migrante Mesoamericano en la zona de Sabinal en Guatemala, de donde es originaria la familia de Elisandro, existen mas casos de personas que al igual que él, migraron probablemente a México, cuando tenían entre once y dieciséis años y continúan sin tener contacto con sus familiares