Columbus se apresta a lanzar una campaña bajo el lema «Donde el viejo México se encuentra con Nuevo México», que destaca el Parque Estatal Pancho Villa, cerca de la zona del ataque y el lugar donde el ejército planificó su intento fallido de secuestrar a Villa en México. El museo del pueblo exhibe carteles de reclutamiento del ejército y armas antiguas.
Columbus, 22 de noviembre (AP).- Un pequeño pueblo de Nuevo México cerca de la frontera, que alguna vez fue atacado por el revolucionario Pancho Villa, rechaza la construcción de un muro y la presencia de tropas. Prefiere reivindicar su pasado para atraer a los turistas.
El secretario de Defensa estadounidense Jim Mattis citó la incursión de Villa en 1916 para justificar la orden del presidente Donald Trump de apostar tropas sobre la frontera con México. Entretanto, miles de migrantes que huyen de la violencia y la pobreza en Centroamérica se dirigen a Estados Unidos.
Sin embargo, los residentes de Columbus dicen que los habitantes de ambos lados de la frontera coexisten pacíficamente desde la invasión de Villa. Sostienen que la incursión fue un hecho correspondiente a otra época y que citarla para justificar una mayor seguridad pasa por alto necesidades más apremiantes, como el desarrollo económico y mejores rutas.
«Es solo un pretexto», dijo Roberto Gutiérrez, de 63 años, dueño de una tienda de abarrotes en Columbus. «Desde entonces, la gente cruza (la frontera) sin problemas».
Lo cierto es que el pueblo aprovecha la incursión de Villa para despertar el interés por su historia y atraer visitantes.
Columbus se apresta a lanzar una campaña bajo el lema «Donde el viejo México se encuentra con Nuevo México», que destaca el Parque Estatal Pancho Villa, cerca de la zona del ataque y el lugar donde el ejército planificó su intento fallido de secuestrar a Villa en México. El museo del pueblo exhibe carteles de reclutamiento del ejército y armas antiguas.
Todos los años se conmemora el día de la incursión para recordar a los estadounidenses caídos. A veces se realiza un minuto de silencio con velas en el centro de la población. En otras ocasiones hay un desfile con gente disfrazada de Pancho Villa y el general estadounidense John J. Pershing.
La madrugada del 6 de marzo de 1916, al grito de «¡Viva Villa! ¡Viva México!», las fuerzas villistas atacaron Columbus y saquearon e incendiaron viviendas y negocios. Murieron una decena de vecinos y ocho soldados antes de que el Regimiento 13 de Caballería obligara a los villistas a replegarse al otro lado de la frontera.
El motivo de la incursión es objeto de largos debates entre los historiadores. El profesor José Ángel Hernández, de la Universidad de Houston, dijo que sucedió cuando en México se libraba una guerra civil violenta. Villa creía que el Presidente Woodrow Wilson apoyaría a su gobierno rebelde y se sintió traicionado por él cuando no lo hizo.
«La incursión se debe comprender en el contexto de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y México y la Revolución Mexicana, no la inmigración», dijo Hernández.
El ataque provocó indignación en Estados Unidos y Wilson ordenó la Expedición Punitiva al mando de Pershing con la misión de capturar a Villa vivo o muerto.
Los estadounidenses de origen mexicano que padecían violencia y discriminación en las poblaciones de frontera consideraban a Villa un héroe y festejaron la incursión. El ejército estadounidense fracasó en su misión y se retiró de México cuando se multiplicaban las presiones diplomáticas en medio de la Primera Guerra Mundial.
El alcalde de Columbus, Esequiel Salas, dijo que el pueblo se hizo cargo de su propia historia hace mucho tiempo. «La hemos aceptado», dijo. «Creo que la consideramos un episodio aleccionador».
Salas dijo que le disgusta que gente que nunca ha visitado Columbus use la incursión para justificar la presencia de los militares en la frontera o la invasión de otro país. La gente del pueblo rara vez se queja de la seguridad fronteriza o habla de un muro para reemplazar la barda existente, aseguró.
Las quejas más bien apuntan a la falta de residencias para personas mayores o de empleos con buenos sueldos, no a una incursión que se produjo hace 102 años. «Muchas cosas han cambiado desde entonces y hemos aprendido unos de otros», dijo Salas. «Todavía seguimos tratando de aprender en nuestra pequeña población».