La Arquidiócesis de México dijo que los hechos terroristas de París «vuelven a provocar una reflexión seria y profunda sobre el Islam y las miles de víctimas fatales que se han registrado en los años de lucha contra el horror ‘en nombre de Dios»”.
Ciudad de México, 22 de noviembre (SinEmbargo).– La Arquidiócesis de México llamó al gobierno de Enrique Peña Nieto a no tomar una postura «pusilánime» y apoyar «la guerra contra el terrorismo» al considerar que «tarde o temprano seremos víctimas» de esta violencia.
En la editorial de este domingo del seminario Desde la fe, la Iglesia dijo que México «no puede regatear su apoyo a la guerra contra el terrorismo escudándose en la no intervención, púes de asumir esa postura pusilánime, tarde o temprano seremos víctimas de un terrorismo que por ahora sólo vemos de lejos, pero que ni siquiera imaginamos la desolación y el horror que nos puede traer».
«México no puede ser insensible ante la guerra del terrorismo. No se trata de un problema entre el occidente europeo y los países islamistas; al fondo se trata de un verdadero choque de culturas más que de religiones, y nuestro país pertenece cultural e históricamente a ese Occidente al que el Islam ha declarado la guerra», refirió la Arquidiócesis.
Indicó que los hechos terroristas de París «vuelven a provocar una reflexión seria y profunda sobre el Islam y las miles de víctimas fatales que se han registrado en los años de lucha contra el horror ‘en nombre de Dios»”.
En la editorial, la Iglesia mencionó la importancia de reflexionar «sobre el origen del odio y la violencia en nombre de Dios, que proviene de los fundamentalistas que abrazan la más joven creencia monoteísta en la historia de la humanidad, aglutinadora de más de mil millones de personas que juran sumisión a Dios, fidelidad al Profeta y obediencia a lo que, dicen, es palabra revelada: el Corán».
«El Islam basó su expansión en la conquista violenta que choca con la comprensión de una religión de paz: Jihad, sometimiento de los ‘infieles’, terrorismo contra los ‘enemigos’, el integrismo radical que pervierte la religión y que arroja miles de muertos, vulnerando la seguridad de cualquier Estado. Es el reflejo de lo que se llama antidemocracia del extremismo, que pone al mundo en una posición de catástrofe a resolverse con los mismos métodos», dice la editorial.
Y agrega:
«¿Cómo podemos explicar que el Islam no hunde sus raíces en la violencia cuando vemos que sus líderes y jefes se deslindan, a regañadientes, de esos actos de barbarie diabólica, y no se atreven a hacer una condena contundente? En Francia, país generoso y tolerante, viven más de cinco millones de musulmanes, ¿por qué no hemos visto una marcha multitudinaria condenando sin regateos el atentado que ha llenado de luto a esa noble nación, que con tanta generosidad los ha acogido, y que ha causado un dolor y una pena irreparable para las familias que perdieron a sus seres queridos?».