El Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha denunciado que el uno por ciento más rico del país que gobierna evade cerca de 160 mil millones de dólares de impuestos al año.
–Con información de Associated Press
Copenhague/Ciudad de México, 22 de septiembre (SinEmbargo).– El lunes 13 de septiembre, Noruega amaneció cargado a la izquierda. “Ahora daremos un nuevo Gobierno y un nuevo rumbo”, dijo Jonas Gahr Stoere, de 61 años. Es el nuevo líder noruego. Los conservadores se van en masa a su casa.
No sólo es Noruega. Dinamarca, Finlandia, Islandia y Suecia también han dado un brinco a la izquierda. La pandemia exhibió la profunda desigualdad allí y en todo el mundo, pero también mostró las grietas del sistema económico dominante de las últimas décadas: el neoliberalismo.
Los gritos de campaña son casi unánimes: “Tax the rich” o impuestos a los ricos; no más privatizaciones. Y no permitir más desigualdad. Lo de no permitir más a los ricos enriquecerse más por los beneficios de los gobiernos parece un movimiento global.
En Estados Unidos, el 15 de septiembre pasado la Secretaria del Tesoro, Janet L.Yellen, demandó mayores poderes para atrapar a los evasores de impuestos, “que son cruciales para reducir la brecha fiscal”. Quiere ir por los grandes contribuyentes que aprovechan sus vínculos con el poder para no pagar al fisco.
Por eso es tan relevante lo que sucede en los países nórdicos. “Por décadas han registrado altos niveles de riqueza per cápita, baja desigualdad y hoy son los cinco países (junto a Suiza, Alemania y Países Bajos) en donde la gente es más feliz, según el índice global de felicidad de Naciones Unidas publicado este año”, dice BBC Mundo. Pero, además, ahora los une su amor a la izquierda.
“Los tecnócratas vestidos de gris del centro-izquierda son una vez más una fuerza seria, a expensas tanto del conservadurismo establecido que prevaleció entre las democracias occidentales durante gran parte del siglo XXI, como del populismo de derecha que surgió como reacción al estatus quo”, dice The New York Times.
“Sólo este mes, los partidos de centro izquierda han tomado el poder en Noruega y parecen estar a punto de hacer lo mismo en Alemania. Tienen la Casa Blanca [en Estados Unidos], comparten el poder en Italia y lideran un movimiento de oposición recientemente creíble en Hungría de tendencia autoritaria”, agrega el diario de Nueva York.
“La gente ha estado escribiendo durante varios años sobre cómo los socialdemócratas van a morir para siempre, y ahora aquí están, son el partido líder», dijo Brett Meyer en referencia al repentino ascenso de la izquierda en Alemania.
BBC Mundo cita a Haldor Byrkjeflot, profesor de sociología de la Universidad de Oslo y experto en los países nórdicos. Esta “nueva hegemonía de izquierda” es consecuencia del resurgimiento de la popularidad del llamado “modelo nórdico” en la región, dice.
“Casi todos los partidos lo apoyan, pero no se puede negar que los socialdemócratas han sido clave (para el desarrollo) del modelo nórdico”. Afirma que con la crisis de la COVID-19 hay mucho más énfasis en reducir la desigualdad que ha ido creciendo desde que comenzó la pandemia y esa es una de las razones que ha impulsado el regreso de la izquierda.
“El modelo nórdico surgió como respuesta a la crisis de principios de la década de 1930, bajo el liderazgo de gobiernos socialdemócratas, pero comenzó a ganar fuerza durante la gran depresión económica y social que dejó la Segunda Guerra Mundial. Gira en torno a un gran estado de bienestar que promueve la movilidad social y un sistema de negociación colectiva multinivel. Se puede decir que su característica clave es la colaboración social”, explica.
Johan Strang, profesor del Centro de Estudios Nórdicos de la Universidad de Helsinki, dice a BBC Mundo que por décadas, Europa y el mundo Occidental han estado “disfrutando y sufriendo los pros y contras” del neoliberalismo.
Strang: “Pero los beneficios sociales se han reducido, algunos servicios de bienestar social han sido privatizados, la propiedad pública se ha ido vendiendo. El giro a la izquierda es probablemente una reacción a todo esto y una forma de crítica a las políticas que han implementado los gobiernos de derecha”.
En Finlandia, reporta BBC Mundo, se critican las privatizaciones y se piden reformas en el sistema de salud mixto, privado y público, mientras que en la vecina Suecia persiste un descontento por la escasez y el alto precio de las viviendas, así como por la segregación en las escuelas, donde los más pudientes suelen poder elegir los centros a los que van sus hijos.
“Y en Noruega la gente en la periferia de las ciudades se queja de que han sido abandonada por los gobiernos de derecha”, dijo Strang a BBC Mundo.