Alondra Maldonado
22/07/2016 - 12:00 am
Sabores del pacífico | Vallarta de mis amores
si hay un lugar del mundo donde Montaña y Mar se funden es sin lugar a duda Puerto Vallarta y su vecina Bahía. Sí, existen muchos lugares donde mar y montaña se funden; no en todos se goza del agua cálida de su mar que te invita a adentrarse en él sin importar la época del año.
Estaba leyendo algo de poesía China, dónde bajo el mecenazgo del emperador Xuanzong, durante la Dinastía Tang (618-907), China tuvo un florecimiento importante de las artes y la poesía. Esta manifestación artística es inseparable de la cosmovisión del Tao. Siendo el Tao un término por demás abstracto que suele traducirse como el Camino, Unidad, Vacío, Origen. Retóricamente se dice que:
El Tao engendra al Uno.
El Uno engendra al Dos
El Dos engendra al Tres
El Tres engendra a las diez mil cosas.
(Wang Wei. Poemas del río Wang, Pilar González España)
El Uno es justo la unidad de donde todo proviene, de él se deriva el Dos; que es la manifestación de la dualidad que se contrapone: el yin y el yang. Pero este Dos, que es un enfrentamiento de opuestos necesita un elemento ternario para que ambos dejen de existir como conflicto. Es así como el triángulo representa a la Totalidad, al estado perfecto ideal, al triángulo del tiempo: presente, pasado y futuro; el desenlace del amor: padre, madre e hijo; lo que conforma al mundo: Cielo-Tierra- Hombre. (Wang Wei. Poemas del río Wang, Pilar González España). Durante esta Dinastía la mejor manera de representar al Tao, al Todo, era la poesía paisajística. Es curioso que la traducción literal de paisaje en chino es Montaña-Agua, y este vocablo de nuevo alude a la totalidad.
La Montaña es estabilidad. El Agua, que alude al mar, es lo que fluye y cambia; estos dos polos lejos de contradecirse forman una Unidad, y así volvemos al concepto del Tao.
Mientras leía estos conceptos frente a un mar acerado enmarcado por montañas, bajo un cielo azul claro, despejado, palmeras ondulantes por el viento que contiene estas dualidades, me supe parte de ese todo. El todo que los Beatles cantaban: “imagina que no hay países”, donde simplemente somos parte de este mundo. No obstante, si hay un lugar del mundo donde Montaña y Mar se funden es sin lugar a duda Puerto Vallarta y su vecina Bahía. Sí, existen muchos lugares donde mar y montaña se funden; no en todos se goza del agua cálida de su mar que te invita a adentrarse en él sin importar la época del año.
Cuando hablamos de sabores, no pensamos únicamente en los comestibles, sino aquellos sabores que se ven, se abrazan, nos envuelven y nuestros sabores del Pacífico, están llenos de paisajes tan distintos. Puerto Vallarta, es un lugar que nos invita constantemente a retomar una relación con el entorno natural exuberante, y más si nos adentramos por la carretera que va hacia Mismaloya para llegar al Jardín Botánico, sabremos por qué Elizabeth Taylor y Richard Burton hicieron de este pedacito de tierra su cielo.
Al leer sobre esta unidad y el concepto de paisaje me hizo evocar el escenario de la totalidad para consumar otra. Sobre un risco, plataforma que permite ver la inmensidad. La verde selva a las espaldas habla del renacimiento. Ahí, el viento suave nos acaricia. Las olas se agolpan formando una suave brisa. Son las 7 de la noche, hora en que el sol cae y vuelve un fuego encendido todo lo que ve: Mar, cielo, rostros, árboles, flores, todo toma una tonalidad de bronce. Por la hora, se encienden unas antorchas que guían hacia un pequeño altar enmarcado de flores.
El escenario Tierra-Cielo- Hombre, Montaña-Mar- Hombre, en el triángulo perfecto de la Totalidad, esto se conjuga en Puerto Vallarta y su vecina Bahía.
Alondra Maldonado Rodriguera
[email protected] / www.saboresdenayarit.com
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