Marco aseguró, en una entrevista con El País, que dos días después de su primer encuentro con la policía de la Ciudad de México, de nuevo lo volvieron a golpear agentes: “Fue en una avenida poco transitada, se acercaron y me dijeron: ‘A ver, hijo de tu puta madre, ¿qué estás haciendo?, ¿qué escondes?”. Y luego vino una tercer golpiza de policías antes de que fuera hallado finalmente por su familia. “Yo no sé de esto pero en mi sangre apareció tolueno, benzodiacepinas y anfetaminas, pero yo nunca he consumido eso”.
Ciudad de México, 22 de junio (SinEmbargo).– Marco Antonio Sánchez Flores, un estudiante de la UNAM desaparecido y golpeado por policías de la Ciudad de México en 2018, contó al diario español El País que, luego de ser abandonado por los agentes, y durante su travesía en busca de llegar a su casa fue golpeado por los uniformados que se encontraba en el camino. Además dijo que cuando finalmente lo hallaron, en su sangre había drogas que él nunca ha consumido.
En enero de 2018, Marco Antonio, de entonces 17 años de edad, fue detenido en las inmediaciones de la estación del Metrobús El Rosario por agentes de la entonces Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México. Luego, el joven desapareció. Una imagen de Marco siendo sometido por los agentes era todo lo que su familia tenía. Cinco días después apareció en Tlalnepantla, Estados de México, golpeado y con severos daños en su salud.
En la primera entrevista que da a los medios más de un año después de su desaparición, Marco narró a El País que el día de su arresto se encontraba junto con sus amigos, que el plan era ir a un museo, y que en ese momento estaban tomando fotos en los alrededor de la estación. Fue entonces cuando los uniformados se acercaron a ellos y quisieron revisarlos.
Marco contó que en ese momento corrió a toda velocidad a la estación del transporte y ahí comenzó a gritar: «¡Ayuda! ¡Me quieren robar!”, y fue sometido por los policías.
«Me pegaron primero en el hombro, yo le solté una patada a uno y le bajé la visera del casco, después me dieron un cabezazo», dijo y agregó que luego lo subieron a la patrulla. Aunque, según la versión de los policías, el joven sólo estuvo diez minutos en la unidad, Marco contó ahora que no recuerda cuánto tiempo estuvo ahí pero que pareció “una eternidad”.
“Yo iba pensando que a lo mejor no debí haber salido de mi casa, no debí de haber visto a Bernardo, no debí haber venido hasta acá, debí haberme ido a mi casa”, dijo al medio español.
El joven coincidió con la versión de los policías que después de eso fue bajado de la patrulla y comenzó a caminar hacia el CCH Azcapotzalco, pero que para ese momento ya no tenía nada: ni dinero, ni llaves, ni su celular. Marco asegura que a partir de ese momento todo se volvió confuso.
«Creí que podría llegar a casa y no me detuve a pedir dinero ni ayuda, igual nadie se detuvo a ver qué pasaba», dijo.
«¿Qué me pasó? ¿Por qué tenía ropa diferente? ¿Por qué estaba con policías la mayoría de las veces? ¿Por qué tienen que ser policías los que te golpeen? ¿Por qué no puedo ser como una persona normal, en la calle?”, añadió.
Marco aseguró que dos días después de su primer encuentro con la policía, de nuevo lo volvieron a golpear agentes: “Fue en una avenida poco transitada, se acercaron y me dijeron: ‘A ver, hijo de tu puta madre, ¿qué estás haciendo? ¿qué escondes?”.
Y detalló que hubo una tercera golpiza por parte de policías cuando intentó ingresar a un edificio de oficinas en renta. Luego lo llevaron a un juzgado de Tlalnepantla. «No me dijeron nada, no me pidieron mis huellas ni mi nombre y así como entré, salí”, recordó.
«El último viaje que recuerdo [en una patrulla] fue antes de que me encontraran. […] Llegué a una tienda, llegó una unidad y después me llevaron paseando hasta llegar a un lugar frío, no sé dónde era. Después me subieron a otra patrulla. Ahí me vistieron”, dijo.
«Cuando me tomaron la foto, ya estaba disfrazado totalmente”, añadió.
El joven también aseguró: “Yo no sé de esto pero en mi sangre apareció tolueno, benzodiacepinas y anfetaminas, pero yo nunca he consumido eso”.
El pasado 21 de mayo, un juez concedió un amparo a Marco Antonio Sánchez Flores y a su familia al considerar que las autoridades policiales son responsables de la desaparición forzada del joven.
En un comunicado, la Red por los Derechos de la Infancia (Redim) difundió la sentencia judicial con la que, dijo, se reconoció que “son responsables de la desaparición forzada del adolescente autoridades policiales, ministeriales y judiciales de la Ciudad de México y el Estado de México”.
Así como los propios oficiales que lo detuvieron arbitrariamente y torturaron aquel 23 de enero.
La organización recordó que “la indignación social que se manifestó en el país permitieron que reapareciera cinco días después en Tlalnepantla, Estado de México, con severos daños de salud”.
No obstante, las autoridades policiales siempre negaron que el arresto -que aseguraron fue temporal- se llevara a cabo de manera violenta.
“La administración de Miguel Ángel Mancera (2012-2018) y otras altas autoridades capitalinas decidieron políticamente que no existió la detención arbitraria, tratando de minimizar el hecho arguyendo que se trataba de otro adolescente problemático”, denunció la Redim, quien ha acompañado a la familia del muchacho durante el caso.
El juez dictaminó que las autoridades policiales, ministeriales y judiciales eran responsables de la violación de derechos humanos, tal como “precisa la sentencia de Amparo en Revisión de Tribunal Colegiado”, por lo que “impone reparación integral del daño por violación grave de derechos humanos”, sostuvo.